El peligro de los mares
La pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (pesca INDNR) es uno de los grandes males que padecen los mares del mundo. Por esta razón, tanto las potencias pesqueras como la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) alcanzaron la semana pasada un acuerdo para poner fin a esta situación.
El Examen Mundial de Pesca y Acuicultura de 2008 apunta que la producción mundial de la pesca de captura y la acuicultura proporcionó unos 110 millones de toneladas de pescado para consumo humano en 2006. Sin embargo, FAO advierte que es probable que ya se haya alcanzado el potencial máximo de pesca de captura de los océanos del mundo, por lo que es necesario aplicar un control más estricto de la ordenación pesquera.
En 2007, ''en torno a un 28 % de las poblaciones estaban sobreexplotadas (19 %), agotadas (8 %) o en recuperación tras haber estado consumidas (1 %) y por lo tanto no aprovechaban su máximo potencial debido a una excesiva presión pesquera. Un 52 % adicional de las poblaciones se hallaban plenamente explotadas y, por ello, producían capturas próximas a sus límites máximos sostenibles, sin posibilidad de aumentar. Tan sólo un 20 % de las poblaciones eran objeto de una explotación moderada o estaban infraexplotadas, quizá con posibilidades de producir más'', asegura el documento elaborado por FAO.
Según la organización conservacionista OCEANA, el valor total de las pérdidas causadas por la pesca INDNR asciende a cantidades comprendidas entre los 10 mil millones de dólares y 23,5 mil millones de dólares anuales, lo que supone entre 11 y 26 millones de toneladas de pescado.
Próximo encuentro entre las potencias pesqueras internacionales y la FAO
En la Conferencia de FAO, que se celebra el próximo mes de noviembre, se espera que los 170 miembros de la organización ratifiquen una nueva legislación que elimine la pesca ilegal. En la nueva normativa los estados rectores del puerto negarán el acceso de barcos que hayan tomado parte en pesca INDNR y prohibirá a dichos navíos atracar, realizar transbordos o procesar pescado. Los países que firmen el acuerdo tampoco podrán proporcionar servicios a estos buques. También será necesario realizar inspecciones a los barcos de pesca, especialmente a aquellos que sean sospechosos de haber realizado actividades de pesca ilegal anteriormente.
La nueva legislación es fruto de más de una década de trabajo por la conservación de los mares. En 1995 la FAO aprobó un Código de Conducta para la Pesca Responsable que dicta: “El derecho a pescar lleva consigo la obligación de hacerlo de forma responsable a fin de asegurar la conservación y la gestión efectiva de los recursos acuáticos vivos.”
A este pacto le han seguido otras muchas medidas que, aunque han atajado en gran parte el problema, no han puesto fin a la pesca ilegal.
Las zonas más desprotegidas y que más sufren este problema son los países pobres o en vías de desarrollo, por este motivo una de las principales funciones de Naciones Unidas y de los estados miembros de la organización es prestar apoyo técnico y económico para que zonas como África Occidental, Oriental y Austral, así como en el Pacífico tengan instrumentos suficientes para combatir la pesca ilegal.
La pesca -incluye la ordenación, captura, elaboración y comercialización de poblaciones ícticas- y la acuicultura -cría de peces- constituyen una fuente importante de alimentos, genera empleo y es una parte fundamental de la economía del mundo, por eso, si se quiere que haya pescado suficiente para las generaciones futuras, todos los que intervienen en la actividad pesquera deberán contribuir a la conservación y ordenación de las pesquerías mundiales, asegura FAO.
El objetivo es que los estados incluyan en su legislación políticas que favorezcan la pesca ordenada y beneficien a todos las partes -la industria y los trabajadores pesqueros, los grupos ambientales y otras organizaciones interesadas-, pero también es obligatorio que la industria pesquera respete la legislación y siga las reglas establecidas.
La Unión Europea se declara comprometida con la causa
''La UE apoya las actividades destinadas a determinar mejor la relación real entre los Estados del pabellón [países que han concedido un pabellón a un barco pesquero] y sus flotas de pesca. De ese modo, participa activamente en los trabajos realizados bajo los auspicios de la FAO para establecer un nuevo régimen de control por el Estado del puerto, a partir de un modelo voluntario adoptado en 2005'', afirma la Comisión Europea en su página Web.
Dentro de las medidas que patrocina la UE están: generalizar la utilización de sistemas de vigilancia de los buques por satélite y reforzar la cooperación con sus socios en materia de seguimiento, de control y de aplicación de las normas sobre conservación y gestión de los recursos pesqueros, también promueve la consolidación y la ampliación de las normas internacionales relativas a la protección de los recursos, a las condiciones de trabajo de los pescadores y a la seguridad en el mar.
Por ello, además de adoptar la normativa internacional en materia de pesca, la Comisión también ha aprobado un plan de actuación comunitario destinado a erradicar la pesca INDNR en 2002.
Desde el momento de la aplicación del plan, la UE ha incrementado el control de las actividades de pesca, ha reforzado la legislación comunitaria y ha endurecido las sanciones contra los infractores.
Por último, ha creado una Agencia Comunitaria de Control de la Pesca, encargada de coordinar las medidas adoptadas para luchar contra la pesca ilegal en el ámbito comunitario e internacional.
La pesca es un recurso renovable siempre que se explote de manera adecuada, se respeten las tallas mínimas y se permita que las especies marinas se recuperen.
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