El viento molesta a los 'Picaos'

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El viento ha molestado hoy “mucho” a los ocho disciplinantes que han participado en el Vía Crucis del municipio riojano de San Vicente de la Sonsierra, que, una vez más, ha revivido la tradición de los “picaos”, ha indicado a EFE el prior de la Cofradía de la Santa Vera Cruz, josé Ramón Eguíluz.

Estos ocho “picaos” se han sumado a los doce que participaron ayer en la procesión de la Santa Cena y a los seis que lo hicieron por la noche en la Hora Santa, dentro de la iglesia del municipio, donde se prohibieron realizar fotografías a los asistentes, al entender que es “una falta de respeto hacia los disciplinantes”.

Eguíluz ha precisado que el viento con el que ha amanecido hoy San Vicente “ha molestado mucho” a los “picaos”, dado que el Vía Cruces discurre por una meseta alta y ello “dificulta” la autoflagelación.

En el Vía Crucis de hoy han procesionado los pasos del Cirineo, San Juan y la Magdalena, La Piedad y la Virgen Dolorosa y los propios disciplinantes han elegido ante cuál de ellos revivir esta ancestral tradición, que “se mantiene sin cambios”, ha dicho.

Cada 'picao' se arrodilla ante el paso al que ha hecho la ofrenda, reza una oración y, al ponerse de pie, su acompañante o “padrino” le retira la capa marrón que porta y destapa la abertura posterior del hábito blando de lino, que deja al descubierto la espalda.

A partir de este momento, los disciplinantes, cuya identidad ocultan con una capucha que cubre su rostro, menos los ojos, usan una madeja de algodón, de unos ochenta centímetros de longitud y, aproximadamente, un kilo de peso, para darse entre ochocientos y mil golpes en la espalda, durante unos veinte minutos.

El práctico utiliza para 'picar' la espalda del disciplinante y permitir que brote la sangre una “esponja”, que es una bola de cera virgen con seis cristales incrustados de dos en dos, tras lo que, ya en la sede de la Cofradía, es curado con agua de romero y con un bálsamo cuya receta se transmite de generación en generación.

El número de disciplinantes que participa en cada procesión no se conoce hasta el mismo inicio, ha afirmado Eguíluz, quien ha recordado que los 'picaos' tienen que ser mayores de edad, varones y contar con un certificado de su párroco que acredite su sentido cristiano y su buena fe.

Los motivos por los que los disciplinantes, de forma voluntaria, deciden participar en esta manifestación religiosa son variados y la mayoría de ellos son vecinos de San Vicente, municipio con unos 1.160 habitantes, cifra que, durante Semana Santa, se incrementa notablemente ante las numerosas personas que acuden a ver de cerca los “picaos”

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