Haití, partir de cero
El 12 de enero de 2010 un seísmo derrumbo un país entero: Haití. El caos, la muerte, el desconcierto y la desesperación asolaban el frágil Estado haitiano, que durante años ha estado bajo el amparo de la Misión de Estabilización de Naciones Unidas (MINUSTAH). El país más pobre de América Latina perdía todo: vidas humanas, instituciones, edificios, hospitales... Ni siquiera la sede de Naciones Unidas en el país consiguió aguantar el temblor.
La comunidad internacional reaccionó rápidamente y el envío de ayuda ha intentado ser una constante: primero por parte del continente latinoamericano, después Francia (quien fuera la potencia colonizadora del país), Estados Unidos, y por organizaciones internacionales como Naciones Unidas y la Unión Europea.
Sin embargo, toda ayuda es poca cuando se trata de reconstruir un país entero. El terremoto ha dejado por el momento unos 70.000 muertos, que han tenido que ser enterrados en fosas comunes por la falta de medios y por miedo a posibles epidemias. Pero eso no es todo, las infraestructuras, el personal y los medios sanitarios para atender a los supervivientes escasean, por lo que las secuelas de quienes logren sobrevivir serán posiblemente de por vida.
“Buena parte de unas infraestructuras ya muy precarias antes del seísmo se encuentran inutilizables. El comercio está completamente desabastecido y las fuentes regulares de aprovisionamiento no pueden operar debido al colapso de las estructuras que permiten regularmente el circuito logístico”, afirmaba Luca Beltrame, coordinador de Emergencias de Médicos del Mundo.
Además, unas 300.000 personas se han quedado sin hogar, la mayoría de las edificaciones de la capital, Puerto Principe, han quedado en ruinas, y los campamentos se multiplican por las calles.
Ante esta situación, Naciones Unidas ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional en el que pide 562 millones de dólares para ayudar a la población haitiana damnificada por el reciente terremoto durante los próximos cuatro meses.
El Coordinador de Asuntos Humanitarios, John Holmes, presidió una reunión en la que los países hicieron promesas de contribuciones. Holmes calculó que el dinero requerido permitirá asistir a unos 3 millones de haitianos que se encontraban en la zona más golpeada por la tragedia.
“Estamos asignando 240 millones de dólares para ayuda alimentaria en los próximos seis meses, para dar de comer a unos dos millones de personas. El agua, saneamiento e higiene son cruciales, y buscamos 59 millones de dólares, y para nutrición 48 millones”, dijo Holmes.
El resto sería para comenzar la recuperación, albergues, salud, logística, protección y educación. Holmes aclaró que estas cifras van a ser revisadas en cuanto se tengan más datos sobre las necesidades, datos que obviamente no pueden más que aumentar.
El representante de Naciones Unidas ha anunciado que ya se han prometido cerca de 360 millones de dólares, aunque ha aclarado que no todas esas donaciones son para asistencia humanitaria inmediata.
Ayuda comprometida
Por su parte, la Unión Europea destinará a Haití al menos 429 millones de euros tanto en ayuda humanitaria de emergencia como para contribuir a medio y largo plazo en las labores de reconstrucción del país, según los datos globales aportados por la Comisión Europea.
Pero la ayuda europea no sólo será económica, los Estados miembros de la UE están estudiandoel envío a Haití de unos 150 efectivos de la denominada Gendarmería europea para facilitar que la ayuda humanitaria llegue a la población afectada por el seísmo.
La contribución financiera de la UE en su conjunto se eleva de momento a un total de 429 millones de euros, de los cuales 92 proceden de las aportaciones realizadas por los Estados miembros, 30 millones de la Comisión Europea; 107 de fondos ya existentes que se han redirigido a Haití y otros 200 millones se barajan para el medio y largo plazo destinados a la rehabilitación.
Mientras, Estados Unidos enfoca su ayuda en el plano militar, con el envío de 10.000 militares al país caribeño.
Algo que ha sido muy criticado tanto por países latinoamericanos, como Venezuela y Nicaragua, como por el propio gobierno francés, quien en palabras de su secretario de Estado de Cooperación, Alain Joyandet, ha señalado que Naciones Unidas debe precisar el papel de Estados Unidos en la ayuda humanitaria a Haití, porque “no se trata de ocupar el país, sino de ayudarle a que recobre la vida”.
Tan sólo una semana después del seísmo, no es descabellado pensar que va a ser muy complicado que Haití recobre la vida. Haití tiene que empezar de cero, pero es más que seguro que no podrá hacerlo sin la ayuda internacional, una ayuda que tiene que ser desinteresada y que no hipoteque ni asfixie al país en un futuro.
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