Ilic permite sumar al BM Logroño en el estreno en León
Emociones fuertes en León. De lamentarse ante la oportunidad perdida, después de jugar buenos minutos y liderar en el marcador en momentos importantes, a tener que alegrarse con sumar un punto cuando parecía imposible. A 45 segundos del final, Mosic batía a Aginagalde para dejar el 27-25. Duelo hecho. Del Arco albergó una mínima esperanza. Llegó el pasivo de los leoneses. La carrera de Ilic, el pase de Cadarso y la acción del serbio -soberbio con 8 goles- provocaban las tablas a 27 ante el asombro de todo el pabellón municipal donde el Abanca Ademar León había tirado por la borda un punto. Sensación similar que debía tener el BM Logroño cuando varios ataques, pésimamente ejecutados, propiciaron que el triunfo logroñés fuera inviable pese a la buena situación del 24-25 a 5 minutos de la conclusión.
Hay que contentarse con el punto. Las sensaciones fueron buenas ante un León que no fue tan temible, quizá mérito de los franjivinos. Durante muchos minutos se intuía que el BM Logroño podía superar a su rival, pero requería que todas las piezas rindieran, que la defensa mantuviera el orden y la intensidad, mientras que el ataque debía ser fluido y continuado. Cuando se atravesaron fases de irregularidades en algunos de los dos lados de la pista, era el cuadro de Rafa Guijosa el que sacaba pecho.
El BM Logroño arrancó algo frío. Le costó asentarse. Pese al 2-0 casi de partida y el posterior 5-2, los de Miguel Ángel Velasco supieron virar el rumbo del duelo. Juanjo Fernández y Jaime Fernández asumían los mandos -8 goles de 13 al descanso- en un Ademar León que manejaba los tiempos gracias a su ventaja en el marcador. El ataque de los franjivinos era bueno, ágil, variado, dinámico y con alternativas. Pero Biosca mantenía a los suyos a flote con buenas acciones.
Pese a que el lanzamiento lejano de los visitantes era escaso, con Cadarso, de entrada, había alternativas. El central logroñés marcaba, pero también permitía que los extremos anotaran y que incluso los pivotes tuvieran su dosis de protagonismo. De hecho, en cuanto la defensa visitante encadenó varias acciones positivas, el BM Logroño se rehízo ante la incredulidad de Rafa Guijosa, que se vio obligado a pedir tiempo muerto tras encajar un 0-4 que permitía cierta alegría a los riojanos; 10-12, minuto 24.
Los locales recuperaron el camino del gol, mientras que la primera línea riojana, con los pesos pesados de Junior Scott, Kukic y Garciandia no superaba aun Biosca en buen estado. Por eso, las tablas a 13 después de media hora era un resultado que dejaba todo en el aire de cara a la segunda mitad. Un segundo período que comenzó con dos exclusiones casi seguidas de Kusan y Cadarso, pero un siete metros transformado por Muñoz y una gran contra de Ilic dejaban por delante a los franjvivinos, 15-17, minuto 35, y con superioridad dos minutos.
Pero Ademar León, pese a la inferioridad, neutralizó la renta (17-17). Gozaría el BM Logroño de una doble superioridad, con empate a 18, que tiró por la borda. Muñoz no acertó ante el debutante Slavic y después Gonzalo Pérez anotaba, mientras que Muñoz rompería la sequía de los franjivinos de más de seis minutos para dejar el 19-19 (minuto 44). Ilic, tras robo y Garciandia daban un paso adelante para el BM Logroño, 19-21.
Sin embargo, cuando mejor estaban las cosas se volvieron a torcer. Parcial de 4-1 en algo más de cinco minutos para el 23-22. Sucesión de exclusiones, incluida la tercera de Kusan, que daban emoción al choque con apenas 5 minutos por delante y triunfo parcial de los visitantes 24-25, aunque Mosic devolvía la igualada. Mal ataque franjivino y rápida contra de David Fernández (26-25). Nuevo error en ataque de los logroñeses y David Fernández que pudo sentenciar, pero Aginagalde lo evitaba contra pronóstico.
Del Arco se la jugó, en exceso. Así que Ademar León jugaba casi para ganar con dos minutos por delante. Rodrigo Pérez tiraba fuera, pero el pase picado de Cadarso para Moreira era punteado por los locales. Mosic prácticamente certificaba la victoria para los suyos, 27-25, a 45 segundos de la conclusión. Del Arco recortaba. Ademar se dormía y pedía tiempo muerto con 12 segundos para el final. Pasivo. Cadarso lanzaba para Ilic y el serbio hacía lo que parecía imposible: anotar pese a las protestas locales y sellar el empate a 27. Es lo que tiene el balonmano. En apenas unos instantes se pasa de tenerlo ganado, a totalmente perdido y cuando se asumía el debut en Asobal sin sumar, va y ocurre lo inesperado: un punto.
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