Los aspersores impiden la celebración final del Inter

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El Inter de Milán ganó al Barça pero perdió la batalla del agua, ya que el líquido elemento se acabó convirtiendo en el principal enemigo de los de Mourinho tanto dentro como fuera del terreno de juego.

Apenas pasaron unos instantes desde que el colegiado belga De Bleeckere señaló el final del partido hasta que los 52 aspersores que cuidan el césped del Camp Nou empezaron a funcionar a pleno rendimiento.

El propio técnico portugués debió de sentir aquello de 'no he mandado mis tropas a luchar contra sus elementos', porque mientras los interistas se dirigían hacia la parte del campo donde estaban sus aficionados, miles de litros de agua les enguachinaban y apenas les permitían avanzar.

Estaba claro que los aspersores no estaban dispuestos a que el Inter hiciera más leña sobre el caído árbol azulgrana y contribuyeron decisivamente a reducir en tiempo y en intensidad las celebraciones nerazurri.

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