Dominga y Julia
Se acerca el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y esa semana es un no parar. La agenda está repleta de eventos y actividades varias. En esos días, no importa el año, me voy encontrando por la calle a mujeres con las que comparto inquietudes vitales. “Que no llegamos, Eva”, me dice una. “Nos veremos esta tarde”, me dice otra. Y es que hemos asumido casi de una manera natural, que esos primeros días de marzo queremos estar en todos los sitios, como si se nos escapara el tiempo y cumplido el día D nuestras reflexiones y reivindicaciones ya no valieran lo mismo. No obstante, igual que hacemos un balance a final de año para coger impulso, en estas semanas previas a mí me gusta pensar con calma, algunos asuntos que nos preocupan u ocupan.
En esta ocasión, ando yo dándole vueltas al tema de “hacerse mayor”. Será la edad que no perdona, o simplemente que ya es hora de imaginar este tiempo que nos va a tocar vivir, lleno de incógnitas, y también de retos. Así que me he acordado de Dominga.
Para quien no la conozca, Dominga se ha convertido en una referencia en Soria, y sobre todo en un altavoz de las reivindicaciones de las mujeres mayores. Esas mujeres que se sienten invisibles o poco escuchadas, y que intentan encontrar su camino partiendo de posiciones vitales e intelectuales muy diferentes a la de nuestras madres o abuelas. Dominga, en tono de humor y con mucho ingenio, representa parte de las demandas de estas mujeres: “El secreto de envejecer bien es llegar a ser la vieja que quieras ser”, “Regálate tiempo. Es lo único que de verdad importa”, “¿Sabías que la vida es muy corta como para gastar el tiempo en la operación bikini?”, son algunas de sus sabias frases que te interpelan, al mismo tiempo que te sacan una sonrisa.
Y es que no es lo mismo envejecer sola que acompañada. No es lo mismo envejecer teniendo recursos económicos que no teniéndolos. No es lo mismo envejecer disfrutando de una buena salud, que viéndose limitada por la enfermedad. No es lo mismo envejecer siendo hombre que mujer. Al hilo de esto último, me vienen a la cabeza un sinfín de temas: la violencia de género que las mujeres mayores, también, sufren; la menopausia, esa etapa vital que sigue siendo una desconocida, convertida en muchos casos en la explicación de todo lo que nos pasa; la brecha de género en las pensiones, o los signos de la edad que parecen ser “más visibles” en las mujeres que en los hombres. Precisamente recuerdo el caso de Lisa LaFlamme de 58 años, una famosa presentadora de los informativos de la cadena canadiense CTV que fue despedida por su aspecto canoso (la presentadora había dejado de teñirse el pelo durante la pandemia). ¿Imagináis que esto le pasara a un hombre?
Menos mal que todo no es malo, pues cada vez más mujeres no se dejan constreñir por su edad, dispuestas a aprovechar hasta la última gota de su tiempo. Así, el verbo CUIDARNOS cada vez toma más importancia, de una vez por todas. Y es que no estamos para perder el tiempo, ya lo decía Dominga, sino para gastarlo con aquellas personas que nos “vitaminan”.
He tenido la suerte de conocer a Dominga, y de sentarme a su lado en el Parque de la Dehesa de Soria, mientras la responsable municipal de Igualdad me contaba lo que había supuesto esta escultura para la ciudad. La verdad es que Logroño bien podría tener un altavoz como Dominga, que nos acompañe en esta transición. Y ya inmersas en estos días de intensa actividad en materia de igualdad, por qué no llamarla “Julia”…por aquello de seguir incidiendo…que no todo es marzo.
NOTA AL PIE: Según el Foro Económico Mundial se estima que la diferencia media en las pensiones de hombres y mujeres se sitúa entre el 30% y el 40%.
Un estudio realizado por el Consejo Audiovisual de Andalucía constata que el 46,4% de los espacios comerciales en los que aparecen personas mayores de 65 años, está protagonizado por hombres, frente a apenas un 9% de mujeres.
Un estudio de la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género sobre las mujeres mayores de 65 años víctimas de violencia de género, subraya el impacto que supone para la salud de estas mujeres el binomio de la violencia sufrida, más el deterioro asociado al envejecimiento.
0