“Miguel de Molina era un transgresor de la época”

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Miguel de Molina, artista del pasado siglo marcó su impronta artística innovadora especialmente en la década de los años treinta. Pero su arrolladora y provocadora -para la época- personalidad ocasionó que su arte tuviera que emigrar después de la Guerra Civil, como el de otros muchos artistas de la época.

Así, por su enorme trabajo desarrollado sobre los escenarios con la copla, se ha querido homenajear y recordar todo su trabajo con la obra de teatro Miguel de Molina. La copla quebrada de Borja Ortiz de Gondra. Bajo la dirección de Rosario Ruiz de Rodgers la representación será en el Teatro Bretón de los Herreros, este sábado 19 de abril, a partir de las 20.30 horas.

El hilo argumental de la obra está basado en los recuerdos que el propio Miguel de Molina, en sus últimos años de vida, tiene de su época de esplendor y de juventud, a raíz de una entrevista que concederá a un periodista en su exilio en Buenos Aires con motivo de la concesión de la medalla de Isabel La Católica en nombre del Rey de España. Todos los acontecimientos que narre el artista se introducirán en la estructura argumental, a modo de flashback, que romperán toda su linealidad y permitirán al espectador ser partícipe de los acontecimientos de su vida y de las noches de teatro al son de la copla.

El repertorio musical que se interpretará, bajo la batuta del director musical, Pablo Eisele, destacan: Ojos verdes, Las cosas del querer, La Sevillana del espartero, La Tarara, Los cuatro muleros, La bien pagá y Agüita del querer.

Este artista “no era un grandísimo cantante, ni bailarín técnicamente, pero era un transgresor de la época”, apunta el actor, Miguel Palenzuela que da vida a este artista en su época de madurez. En este sentido sobre el escenario del Teatro Bretón el público podrá encontrar a un personaje que “volvía locos a hombres y mujeres”, que sufrió la represión del Régimen franquista por su homosexualidad y se codeó con los grandes de la época como Lorca, Evita, Manolete, Cantinflas, Pastora Imperio o La Argentina. Además la representación se configura como “un alegato contra la intolerancia, la injusticia y la incomprensión”, concluye Palenzuela.

La década de los años treinta se configuró sin duda en su época dorada sobre los escenarios al participar en obras de resonada relevancia como en la presentación de El Amor Brujo de Manuel de Falla en el Teatro Liceo de Barcelona o trabajar junto con Luis Maravilla, Pilar Calvo, Carmen Amaya o su inseparable compañera artística, Amalia de Isausa, a quien da vida la actriz Rebeca Medina quien señala que su personaje sintió una gran admiración, pasión e incluso se enamoró de Miguel de Molina desde el aspecto artístico y personal.

Esta obra ha sido producida por la Fundación Miguel de Molina y Emilia Yagüe Producciones en un intento de recuperar la figura de este artista que estuvo a la sombra muchos años en el exilio. En un afán por mantener vivo el legado de este artista que trabajó muy duro toda su vida.

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