Primer aniversario de la tragedia de Sichuan

Hace justo un año los chinos veían como la tierra se abría bajo sus pies. Uno de los peores castigos de la naturaleza, un terremoto de 8 puntos en la escala Richter, dejó al Estado chino con el dolor que producen casi 90.000 muertes. Un duro golpe para la nueva China que logra competir en los mercados internacionales con las grandes potencias, pero que no pudo predecir el desastre de toda una provincia.

Las autoridades chinas no quieren que algo así vuelva a pasar por lo que han publicado, coincidiendo con el primer aniversario de la tragedia, el libro blanco que incluye todas las pautas que los ciudadanos chinos deben seguir en caso de terremotos y otros fenómenos naturales.

Por otro lado, el Departamento chino para la Prevención de Terremotos, encargado de publicar este documento, ha anunciado que va a emplear un sistema experimental para la alerta de terremotos, capaz de avisar con varios segundos de antelación (o minutos, de localizarse el epicentro bajo el mar) antes de que se produzca el temblor. Su instalación, informa la prensa oficial, tendrá lugar “en unos años”.

El primer ministro chino, Wen Jiabao, también ha querido conmemorar este primer año, lanzando un mensaje de ánimo a las víctimas de Sichuan. “Nuestro país es acosado con desgracias frecuentes, y sólo podemos superarlas con una actitud científica, un espíritu práctico y un intenso esfuerzo”.

El dinero desembolsado por el gobierno de Pekín ha permitido que la región haya comenzado a recuperarse. Y aunque la economía de la provincia creció hasta el 4,6% en el segundo trimestre del año pasado (tras un 14,1% de crecimiento en el primer trimestre), en el tercer trimestre de 2008 ya se situaba en el 10,1%).

La inversión en activos fijos, un indicativo del gasto gubernamental en infraestructuras, creció en el primer trimestre del año un 90% en la zona del terremoto y supera en algunas localidades el 100%, cuando tradicionalmente se suele considerar que un crecimiento del 20 o el 30% ya es de por sí alto.

Sin embargo, los habitantes de Sichuan no parecen recuperarse de tan duro golpe. El seísmo fue especialmente duro para los más pequeños. Según datos extraoficiales, entre 7.000 y 9.000 niños perdieron la vida ese 12 de mayo de 2008, 5.300 según los cálculos del gobierno chino. Muchas voces chinas e internacionales han apuntado que la cifra no sería tan alta si las escuelas donde murieron los niños estuvieran construidas en mejores condiciones.