“Si la vida te da limones, nada de limonadas, vas a notar el sabor ácido porque esa es su naturaleza”

"Si la vida te da limones, nada de limonadas, vas a notar el sabor ácido porque esa es su naturaleza"

Rioja2

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En la era de 'Mr. Wonderful', en la que nos bombardean con mensajes 'buenrollistas' sobre conseguir todo lo que te propones y ser feliz a toda costa, la psicóloga Sònia Cervantes, que ha trabajado en los programas El Campamento y Hermano Mayor, nos da un baño de realidad en su último libro: Intensa-mente, en el que alerta de que vivimos en un empacho de positividad y merchandising de la felicidad.

Cervantes ha presentado hoy en Logroño este libro, que nos acerca a los inconvenientes del día a día y de la mente sin disfrazar la realidad. “Si no eres feliz, si no estás contento y optimista todo el tiempo, si no sabes ponerle buena cara al mal tiempo o si no eres capaz de ver una oportunidad en toda crisis, no lo estás haciendo bien. Pues nada más lejos de la realidad”, explica la autora a Rioja2.

Y es que “tienes todo el derecho a estar mal, a sentirte triste y a enojarte cuando las cosas no salen bien. Si la vida te da limones, nada de limonadas, vas a notar el sabor ácido porque esa es su naturaleza. Eso sí, siempre con una orientación al cambio para mejorar tu estado emocional. Eso requiere de un esfuerzo. Solo con una actitud positiva no se consigue lo que uno quiere. Si le pides al universo creyendo que solo así lo conseguirás, ya puedes ir esperando”.

La avalancha de frases como 'Deja de darle vueltas a todo y sonríe', 'Nunca se hecho nada grande sin entusiasmo' o 'Al final toda saldrá bien y no sale bien es que no es el final' pueden hacernos sentir culpables por estar mal cuando parece obligatorio estar bien. ¿Sentirse mal es sinónimo de ser débil?

“Ese es el problema de vivir en una sociedad altamente insensible por falta de empatía, así como ignorante emocionalmente hablando. Desde la primera infancia ya escuchamos mensajes del tipo 'no estés triste', 'no llores' o 'sé fuerte, no decaigas'. Todos estos mensajes se graban en nuestra mente y nos impiden la libre expresión emocional. No hay emociones negativas. Cada una de ellas cumple su función”.

Falta, por tanto, inteligencia emocional, pero también empatía, “fruto de una educación y de unos mensajes basados en la individualidad y lo maravillosos que somos (que lo somos), pero olvidando el compromiso social hacia los demás. Impera la ley del más fuerte y el principio psicopático de el fin justifica los medios. Soltamos lo de 'no estés triste', 'no te pongas nervioso' y otras lindeces porque la educación siempre ha ido en esa dirección. Hay ocasiones en las que lo mejor es estar, no hace falta decir nada. El apoyo silencioso con el mensaje de 'estoy aquí' es mucho más efectivo que cualquier otra frase de manual”.

Esta psicóloga considera que “sin una educación emocional adecuada, ya con ausencia de normas y límites y con un exceso de sobreprotección, tendremos adultos inmaduros, dependientes, con falta de empatía, narcisistas y sin tolerancia a la frustración. Un buen cóctel molotov”.

El problema es que no sabemos gestionar las dificultades que surgen en el día a día, porque “del mismo modo que desde la primera infancia los mensajes van dirigidos hacia la no expresión de las emociones, también se educa en la evitación del sufrimiento. Se tiende a la sobreprotección y a educar a los niños en una burbuja o en los mundos de Yupi. En cambio, si aprendemos a sufrir, sufriremos menos”.

Para Cervantes, ser feliz no es sólo una cuestión de actitud. De hecho, a ella le gusta más hablar de “estar feliz”. “El verbo ser implica un estado permanente imposible de alcanzar en el caso de la felicidad. Uno no puede ser feliz 24 horas al día pero sí puede propiciar y vivir momentos felices”.

¿Cómo conseguimos eso? “Se trata de utilizar las estrategias psicológicas más adecuadas, no dar vueltas y vueltas a los problemas sin centrarse en la solución, tolerar bien la incertidumbre, aceptar las cosas tal como vienen; eso sí, sin resignarse a que no puedan cambiarse, preguntarse más el ”para qué“ que no el ”por qué“ de las cosas y entender que en la vida no vamos a conseguir siempre todo lo que nos propongamos. Al fin y al cabo el bienestar emocional tiene mucho que ver con la aceptación y el compromiso hacia el cambio más que en mantras repetidos por parte de algunos magufos como 'querer es poder' o 'si lo sueñas, puedes hacerlo' porque no siempre son ciertos. Sería el principio de lo que yo llamo el realismo positivo: únicamente con la actitud positiva no es suficiente, no todo lo que sueñes se hará realidad. Como decía Picasso 'la inspiración siempre me pilla trabajando' y yo añadiría, y no siempre vas a estar inspirado”.

Recordando la película 'Del Revés' que tan bien refleja la necesidad de todos los sentimientos, Cervantes concluye que la tristeza es necesaria: “como precisamente no nos gusta estar tristes, haremos todo lo posible para salir de ese estado. Además, eso nos empuja a buscar apoyo en los demás, nos hace aceptar las pérdidas, nos lleva a valorar los buenos momentos que no supimos valorar. Es una buena aliada para ponernos en marcha. ¿Cuál hubiera sido el final de la peli sin Tristeza? Creo que no hubiera habido película sin ella”.

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