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Aprovechando que el mundial de fútbol se está celebrando estos días en Rusia, Amnistía Internacional está llevando a cabo una campaña para apoyar a los defensores de los Derechos Humanos en el país. Y es que la situación de la sociedad civil en Rusia se ha deteriorado en últimos años tras la adopción de una batería de nuevas leyes o la reforma de otras que restringen la libertad de expresión, reunión y asociación.

Actividades de Amnistía Internacional La Rioja

En La Rioja, el próximo viernes, 29 de junio se llevará a cabo un acto de calle en la Plaza Amós Salvador de Logroño, con mesas informativas, recogida de firmas y mensajes de solidaridad. Así, explican desde la ONG, “las personas que lo deseen podrán fotografiarse con una simbólica camiseta del equipo ”Valiente“, un equipo para apoyar a los defensores y defensoras de derechos humanos en Rusia”.

Hasta la fecha, Amnistía Internacional ha recabado la solidaridad de equipos de fútbol y aficionados de este deporte “y se han colocado pancartas y leído textos alusivos en los campos de fútbol del C.F. Yagüe o del C.F. de Pradejón”. Pero además, se han organizado partidos en la Red de Escuelas por los derechos humanos. “Concretamente entre el IES Sagasta y el IES Comercio, en el Parque de la Ribera; en el IES Cosme García, en las instalaciones del propio instituto, y en el Colegio San Francisco, también en el centro”.

Y es que, explican, “la situación de la sociedad civil en Rusia se ha deteriorado en los últimos años tras la adopción de una batería de nuevas leyes o la reforma de otras que restringen la libertad de expresión, reunión y asociación”. Entre ellas la llamada “ley de agentes extranjeros”, promulgada en noviembre de 2012, que obliga a las ONG rusas a registrarse como “organizaciones que llevan a cabo las funciones de agentes extranjeros” si reciben financiación extranjera y tienen “actividades políticas” imprecisamente definidas. La etiqueta de “agente extranjero” lleva asociada en Rusia una connotación negativa similar a las de espía y traidor.

Esta y otras leyes, “se han usado para desacreditar y debilitar a las ONG y han contribuido a crear un ambiente de suspicacia e intolerancia en contra de las mismas, teniendo como consecuencia que muchas organizaciones que trabajan para la promoción de los derechos humanos, la sociedad civil, el bienestar de la ciudadanía o la protección del medioambiente hayan visto limitada su capacidad de actuación e incluso se hayan visto forzadas a cesar su actividad”.