Las 'sinsombrero' Matilde Ucelay y Concha Méndez pondrán nombre a dos jardines de Madrid
La primera arquitecta española y una de las principales poetas de la generación del 27 serán homenajeadas por la ciudad de Madrid en el distrito de Chamberí, donde dos de sus jardines llevarán el nombre de Matilde Ucelay y de Concha Méndez, gracias a una proposición aprobada por unanimidad en la Junta de distrito.
En concreto, Matilde Ucelay denominará los jardines ubicados en la calle Doménico Scarlatti, mientras que Concha Méndez hará lo propio con los que están situados en el cruce de las calles Bretón de los Herreros y Fernández de la Hoz.
Para recordar sus figuras, publicamos el discurso que la autora de la propuesta aprobada, la vocal vecina Carmen Ochoa (Ahora Madrid), leyó durante el pleno de la junta, ante familiares de las propias sinsombrero homenajeadas:
Dos jardines innombrados, dos mujeres tanto tiempo olvidadas. Recuperemos nombres para los espacios. Recuperemos nombres de mujer. Recuperemos una generación de mujeres emancipadas, rompedoras, independientes. Como ya dijimos a propósito de Mª Teresa León para el Centro de Alzheimer “ ya habrá más ocasiones de honrar a las mujeres de su generación que fueron borradas de la historia, olvidadas, relegadas”. Y hoy de nuevo nos acercamos a ellas. A devolver parte de la vida y el recuerdo que les fue arrebatado a ellas y también a nosotras, deudoras y herederas de su rebeldía.
Seguimos tirando del hilo perdido que nos une con el camino que abrieron y que la dictadura tapió después. Pensaba contar sus biografías. Pero por la brevedad de la intervención no quiero que su semblanza se quede en una serie de fechas y datos que cualquiera puede consultar. Quiero señalar aquello de sus vidas que las hace únicas y merecedoras de mi admiración. Las dos buscan un camino propio, independiente, personal. Concha, poeta, incluida desde muy joven en la generación del 27 por razones sentimentales –fue novia de Buñuel- y de amistad con Lorca, Guillén, J.R.J., confidente durante toda su vida de Cernuda) busca desesperadamente su lugar en el mundo y ,como mujer independiente que era, se va a trabajar a Londres y después a Argentina donde además tiene contactos con el cine y el teatro. Después, ya de vuelta, creará junto a Altolaguirre, con el que luego se casará, un imprenta donde tendrán cabida las nuevas corrientes literarias.
Por su parte, Matilde Ucelay decidirá, al terminar sus estudios en el Instituto Escuela de Martínez Campos , estudiar Arquitectura en una Escuela en la que ni siquiera existían aseos para mujeres. Será la primera mujer en terminar la carrera y por ello en Julio de 1936 le realizan un homenaje en el Colegio de Arquitectos al que acudieron destacadas figuras de la Segunda República. El acto quedaría reflejado en una foto colectiva.
Concha Méndez, ya madre de una niña, pasa la guerra entre Madrid, Londres y Barcelona. La partida al exilio supone un desgarro interior. Llega a la Habana, más tarde a México donde continúa su carrera literaria y de impresora. Altolaguirre muere joven en un accidente de tráfico y Cernuda, fiel acompañante de la pareja, unos años después. Ella morirá en
México. Deja una gran obra literaria Inquietudes y Surtidor. Canciones de mar y tierra (1931) Sigue Niño y Sombra y Vida a Vida. Lluvias enlazadas, Vida o río ( 1979) y , la última Memorias habladas, memorias armadas (1991).
Por su parte, Matilde Ucelay resiste durante la guerra en Madrid donde colabora en la reapertura y funcionamiento durante varios meses del Colegio de Arquitectos. Luego en Valencia contrae matrimonio con Ruiz- Castillo , editor de las generaciones del 98 y del 27, vinculado a la Revista de Occidente, a Biblioteca Nueva. Al final de la guerra civil asumen la derrota republicana y retoman su vida en Madrid con sus dos hijos, al igual que otros vencidos de la burguesía ilustrada.
Y aún no saben que lo peor está por llegar. Comienza la Causa General, la acusación contra maestros, funcionarios, arquitectos… y como consecuencia de su participación en la Junta del Colegio de Arquitectos de Madrid en 1936 y por la foto del homenaje, Matilde fue juzgada en consejo de guerra y depurada profesionalmente por la Dirección General de
Arquitectura, acusada de “auxilio a la rebelión”. Fue sentenciada el 9 de julio de 1942 a inhabilitación a perpetuidad para
cargos públicos, directivos y de confianza, con prohibición para el ejercicio privado de la profesión durante cinco años. El título obtenido en 1936 no le fue expedido oficialmente hasta el año 1946. Sobrevivió gracias a que otros compañeros firmaban sus proyectos para que pudiera trabajar.
Incluso en los años 50 su candidatura a la junta directiva de la Asociación de Mujeres Universitarias, fue vetada por las autoridades franquistas. A pesar de todas las prohibiciones y dificultades mantuvo una actividad profesional continuada durante más de cuarenta años. Desarrolló a lo largo de su vida más de 120 proyectos, pero jamás recibió un encargo público. Bien avanzada la democracia en 2004 le fue otorgado el Premio Nacional de Arquitectura como reconocimiento a su excepcional trayectoria profesional. En 2006, participó en la Bienal de Venecia de Arquitectura en el pabellón España. Muere en 2008.
Estas mujeres valientes, que pertenecen a la Edad de Plata de la Cultura española han estado relegadas y olvidadas. En este año 2018, después de la histórica manifestación del 8 de marzo, que ha significado una afirmación personal y política de millones de mujeres que han reivindicado su lugar en el mundo, su autonomía, su necesidad de participar, queremos que estos nombres sean conocidos y que la gente al verlos no se pregunte quiénes son sino que formen parte de nuestra historia. Como una forma de decirles “aquí estamos, hemos llegado, recogemos el testigo, nos sentimos herederas de vuestro esfuerzo”.
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