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El Orgullo LGTB, la manzana envenenada heredada por Carmena

Somos Chueca

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Cuando faltan poco menos de quince días para que comiencen las Fiestas del Orgullo LGTB 2015, aún quedan por decidir muchos aspectos importantes que el equipo de Ana Botella dejó en el aire. Asuntos que todos los años son fuente de problemas entre el Ayuntamiento, los organizadores del evento y los vecinos y que suelen terminar en los tribunales.

Una manzana envenenada que hereda Manuela Carmena, que no hace más que sumar fuegos que apagar desde que fuera investida alcaldesa el pasado sábado. Serán ella y el nuevo concejal de Distrito Centro, Jorge García Castaño (también en el ojo del huracán mediático por ciertos comentarios vertidos en Twitter), quienes tomen la salomónica decisión de qué hacer con tan candente tema, que el pasado año le valió un sonoro abucheo a la anterior alcaldesa.

Carmena le ha explicado a los periodistas en la rueda de prensa posterior a la reunión que mantuvo esta mañana con los trabajadores de los distritos del área de Equidad, Derechos Sociales y Empleo que ella quiere que la fiesta del Orgullo Gay sea como la celebración de San Isidro, patrón de la ciudad. En concreto, señaló que la celebración de esta fiesta es «muy importante» para la ciudad, ya que es «una identificación con el Madrid de la libertad, de la diversidad y del desarrollo», y que facilitará todo lo que esté en su mano para que se lleve a cabo en las mejores condiciones.

Asimismo, la alcaldesa explicó que se trata de una carta de presentación de Madrid que atrae a muchos turistas y que le da a la región «una imagen de libertad y de progreso» de la que se siente orgullosa y con la que ella se siente muy identificada. Además ha dejado claro que, a pesar de las peticiones de algunas asociaciones LGTB, no encabezará la Marcha del Orgullo Gay.

Vecinos contra MADO, una auténtica batalla campal

El problema es que, aunque en general todo el mundo está de acuerdo en que el Orgullo es una fiesta importante para la ciudad, no terminan de ponerse de acuerdo en cómo debe llevarse a cabo. Pese a la gran cantidad de dinero que proporciona, los ruidos y la suciedad que está asociada al Orgullo tienen a una parte de los residentes demandando un mayor equilibrio entre el ocio y el respeto por todos.

Mientras las asociaciones de vecinos del barrio piden que no se superen los niveles de ruido máximos permitidos en Chueca (declarada Zona de Protección Acústica Especial), que fijan un tope de 55 decibelios durante el día y 45 por la noche, los promotores reclaman un escenario en la Plaza de Chueca, con su correspondiente megafonía, y carta blanca para instalar barras en la calle.

Año tras año las denuncias por exceso de ruido se repiten y año tras año el Ayuntamiento impone cuantiosas multas a los organizadores de MADO, que han ido creciendo de manera geométrica: sanciones de 35.000 euros en 2010, 50.000 euros en 2011, 42.000 en 2012 y 160.000 en 2013. Unas sanciones que desde MADO consideran injustas porque no todo el ruido que se genera está relacionado con los festejos.

Una auténtica batalla campal entre MADO y residentes que en el año 2011 llevó a celebrar en la Plaza de Chueca conciertos mudos en los que la gente podía disfrutar de la música gracias a auriculares pero que no generaba ningún tipo de ruido ambiente. Una estrambótica propuesta que no caló entre los asistentes y que no se ha vuelto a usar nunca más.

El año pasado el enfrentamiento creció aún más, haciendo peligrar incluso la propia celebración del evento. Aunque el pregón inaugural de los festejos tuvo lugar en la Plaza de Chueca y finalmente con megafonía, el resto de actividades programadas para ese espacio se tuvieron que reubicar en las cercanas Plazas del Rey y Callao, dejando a los organizadores sin el lugar más emblemático de las fiestas. ¿Correrá la misma suerte este año?

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