Conseguir una cita para empadronarse en Madrid se ha convertido para muchos ciudadanos en misión imposible. El ritual es el mismo cada día para algunos: entrar una y otra vez en la web del Ayuntamiento y refrescar la página sin éxito en busca de un hueco libre. El resultado que suele arrojar la búsqueda siempre es el mismo: “No se ha encontrado hueco disponible para el trámite seleccionado”. Con suerte, la única opción que queda es aceptar, casi por desesperación, una cita en un distrito lejano y en un horario incompatible con la jornada laboral. Lo que debería ser un trámite sencillo se transforma, en la práctica, en un laberinto burocrático que afecta de lleno al acceso a derechos básicos como la sanidad, la escolarización o las ayudas sociales.
Blanca, una joven de 26 años, se mudó en mayo y tuvo que iniciar el proceso burocrático habitual. No era la primera vez que se empadronaba en Madrid: hace dos años ya lo hizo, y en aquel momento fue rápido y sin incidencias. Esta vez, sin embargo, la historia fue muy distinta. “Llevo desde mayo intentándolo y no hay hueco”, explica en conversación con este periódico. Cuando el sistema llega a ofrecer alguna, las opciones son casi inviables: “De repente te da una cita en Usera un miércoles a las once de la mañana. No puedes elegir nada y yo tengo que trabajar. Además, llegar hasta allí me supone perder toda la mañana”.
La falta de alternativas ha llevado a Blanca a probar otras vías. Acudió sin cita previa a una oficina municipal en Sanchinarro, donde su pareja sí pudo empadronarse el mismo día. A ella, en cambio, no le dieron esa opción. “Fui porque necesitaba actualizar la tarjeta sanitaria. Tengo asma y me quedé sin poder comprar el medicamento que tomo a diario”, relata. La respuesta fue tajante: sin cita previa no podían hacer nada. Ni siquiera llamando al 010 encontró solución. “Me dijeron que no había citas y que probara a llamar ciertos días a ciertas horas, pero tampoco funcionó”, señala.
La situación se agravó cuando recibió una notificación del Ayuntamiento informándole de que otra persona se había empadronado en su antigua vivienda y, por tanto, debía regularizar su situación cuanto antes para evitar problemas con el censo electoral. “Es una obligación, pero no te dan herramientas para cumplirla”, cuenta. Blanca tampoco ha podido recurrir a la opción de autorizar a un familiar para llevar a cabo el trámite: sus padres trabajan y no disponen de tiempo para acudir en horario de mañana. “Lo más frustrante es ir a los centros y verlos casi vacíos. No entiendo por qué no puedes coger número y esperar o hacer la gestión en el momento”, lamenta.
Alba, otra veinteañera, vivió una experiencia similar, aunque logró empadronarse finalmente hace unos meses. El proceso, cuenta, fue relativamente sencillo, pero lento. “La cita nos la dieron para el mes siguiente. Si tienes cualquier urgencia, es prácticamente imposible”, explica. Como en otros casos, la oficina asignada no era la más cercana a su domicilio.
El lío burocrático no terminó al empadronarse. Después de conseguirlo, tuvo que hacer frente a un importante enredo con el cambio de médico. Llamaba y no le respondían, de un centro de salud le remetían a otro y la sensación, explica, era como “estar dando vueltas constantemente sin recibir una solución”. “Al final me planté en el centro y lo hice así, pero por teléfono no me solucionaron absolutamente nada”, recuerda.
Otras personas han tenido más éxito, es el caso de Lidia, que se empadronó después de mudarse desde Alcorcón. Solo tuvo que esperar un mes. “Pedí la cita el 19 de febrero y me la dieron para el 18 de marzo. Era lo primero disponible”, señala. Aunque no necesitaba cambiar de médico, confirma que el plazo de espera fue largo incluso aceptando la primera opción que ofrecía el sistema. “Tengo claro que es cuestión de suerte”, indica.
El negocio de las citas
Estas experiencias personales coinciden con el debate político que se ha reavivado esta misma semana en el Ayuntamiento de Madrid. La portavoz socialista en materia de Hacienda, Enma López, comparó la situación con una película de acción al asegurar que empadronarse en la ciudad se ha convertido en una auténtica “misión imposible”. López denunció además la existencia de un “mercado ilegal” de citas, con anuncios en redes sociales y plataformas de compraventa que ofrecen gestionar el trámite por entre 50 y 300 euros. “Es un proceso que se aprovecha de los más vulnerables, de quienes no pueden esperar para escolarizar a sus hijos o acceder a ayudas”, criticó.
Según explicó la portavoz socialista, ha proliferado un mercado ilegal de personas que venden citas en redes sociales o páginas de anuncios para llevar a cabo este trámite. Para evitar esta y otras irregularidades, el Gobierno municipal se ha comprometido a intensificar el control a través de “una verificación documental más estricta, controles cruzados para detectar duplicidades, la integración con bases externas como el INE o el catastro, y la limitación de empadronamientos masivos en vivienda salvo pruebas en contrario”, según detalló el pasado martes la delegada de Economía, Innovación y Hacienda, Engracia Hidalgo.
Censarse en Madrid es una Misión Imposible.
— Enma López (@EnmaLopez) December 19, 2025
Mafias venden citas entre 50 y 300 euros y Almeida qué hace: baja el presupuesto dedicado a estadística.👇 pic.twitter.com/RoD0NqjETG
Muchos de los ciudadanos que recurren a este nuevo mercado fraudulento son extranjeros que necesitan demostrar que viven en la capital para poder obtener permisos de residencia y de trabajo. La desesperación les lleva a ofrecer, en muchos casos, más de 100 euros por conseguir un documento que certifique que están empadronados en la ciudad. Según señaló la portavoz socialista, algunas de las personas que se dedican a este negocio empadronan de forma masiva: “Hay inmuebles donde constan más de 70 personas”.
Desde el Gobierno municipal, la delegada de Hacienda, Engracia Hidalgo, defendió que el Ayuntamiento trabaja desde 2019 en un plan de modernización del padrón, centrado en la digitalización de los procedimientos, el refuerzo de medios personales y tecnológicos y el control antifraude. Según detalló, en 2025 se han emitido 2,3 millones de certificados, más de un millón con firma digital, y se han tramitado más de 18.000 solicitudes electrónicas. “Cada trámite online libera tiempo para mejorar la atención presencial”, aseguró.
Hidalgo también avanzó medidas para reforzar la verificación documental y evitar empadronamientos masivos irregulares, en coordinación con otras administraciones y cuerpos policiales. Un discurso que no convence a la oposición, que señala que el presupuesto destinado a la gestión técnica del padrón apenas aumenta y propone ampliar el personal en las oficinas de atención ciudadana para frenar la falta de citas y el negocio ilegal.