Las multas por botellón serán cambiadas por trabajos para la comunidad, deporte o teatro

Cada año se ponen en la ciudad de Madrid 25.000 multas por consumo de alcohol en la vía pública. Esto representa actualmente unos ingresos anuales de 5,5 millones de euros, cobrados a las personas -la mayoría de ellos jóvenes- que beben en las calles y plazas como las de Malasaña, donde el botellón sigue siendo una constante durante los fines de semana.

Para intentar cambiar la tendencia que las multas no han logrado parar, el Ayuntamiento ha anunciado un cambio en las sanciones, que podrán ser conmutadas por tres tipos de alternativas para el sancionado: podrá compensar el importe con trabajos a la comunidad, condonar parte de la multa con una charla sobre los riesgos del alcohol o gastar parte del dinero que iría a la multa en actividades culturales o deportivas demostrables.

El anuncio lo ha hecho hoy el delegado de Salud, Javier Barbero, quien también ha anunciado que las multas se notificarán en el domicilio del infractor, para que tenga diez días de recurso y pueda ejercer mejor su derecho a la defensa. Actualmente tenía que leer el atestado y pagar la multa en el mismo momento de la infracción. Dado que estaba haciendo botellón, era probable que la mayor parte de las veces sus capacidades físicas y mentales no fueran las mejores.

Malasaña es uno de los barrios más afectados por el botellón. Plazas como el Dos de Mayo, San Ildefonso, Comendadoras o Juan Pujol lo sufren de jueves a sábado. Ni los parques infantiles se salvan. También es habitual que se extienda a calles pobladas de bares como San Vicente Ferrer o La Palma, y en los alrededores de las discotecas que cierran a las seis de la madrugada.