La nueva avenida General Perón contenta a los vecinos pero muchos se preguntan si la reforma era prioritaria

Durante este puente con veranillo por el Día del Padre, cientos –¿miles?– de vecinos se lanzaron a estrenar las recién reformadas zonas ajardinadas de General Perón. Aunque el parque contiguo a Infanta Mercedes llevaba semanas abiertas, hasta ahora el resto de la calle era zona de obras, vetada al paso. Algunas carretillas esquinadas, árboles tumbados con el cepellón visible (y el lunes, festivo, operarios trabajando) convivían con familias a las que se escuchaba opinar sobre cada detalle de la reforma. Para curar la resaca del puente, decenas de operarios de los servicios de limpieza municipales se empleaban a fondo este martes a primera hora, con escobones y máquinas de aire, asegurándose que el escenario luciera perfecto para la visita del alcalde a las 13 h.

 Las obras, que se han llevado a cabo por el área de Obras y Equipamientos durante 2022 y los primeros meses de este año, han traído una reordenación del tráfico de la calle, un carril bici bidireccional, la eliminación de barreras arquitectónicas y una reforma integral de los jardines y parques que articulan toda la calle en su parte izquierda.

Y han sido muy criticadas por la oposición de izquierdas por no ser consideradas prioritarias, punto que han compartido parte de los vecinos de la zona, que en distintas ocasiones han manifestado a este medio que, si bien había partes de la calle que precisaban renovación, otras habían sido objeto de intervenciones recientemente: aceras o algunas zonas infantiles y de gimnasia del parque, que eran prácticamente nuevas y han desaparecido. La reforma integral, que incluye la renovación de algunas calles aledañas, se ha llevado casi 6 millones de euros de los 16 disponibles en el distrito, dentro del presupuesto para 2022.

Capítulo aparte merece la querella irresoluble entre una parte de usuarios del coche, que han visto reducido el espacio para el vehículo privado –“no han dejado casi sitio para el giro del autobús”, nos decía ayer mismo una mujer– y los peatones. Guerras que trascienden los pormenores de esta obra.

La nueva General Perón tiene a lo largo de la mayoría de la calle dos carriles de bajada a la Castellana (llegando a esta calle se convierten en tres) que conviven con un carril bici segregado bidireccional, jalonado a un lado por unas aceras expandidas –“verás cómo se expanden también las terrazas”, profetizaba un vecino esta misma mañana– y al otro por una banda de aparcamiento que incluye una pequeña acera al mismo nivel de la calzada. De subida, han quedado dos carriles que se convierten en uno solo brevemente a la altura del giro hacia Aviador Zorita, e incluso desaparece en el ultimísimo tramo de la zona central, haciendo que los coches rodeen el parque ensanchado al principio de la calle para llegar a Infanta Mercedes. Hay que tener en cuenta que la calle llegaba a tener en la anterior configuración hasta ocho carriles en la zona de más tráfico.

Por el momento, poca gente ha empezado a usar un carril bici que se desvanece al principio de la calle y aún no conecta con el de la Castellana al final de la misma. Habrá que esperar a que se termine esta última obra para comprobar su aceptación, aunque diferentes asociaciones por la movilidad ciclista han advertido que sería conveniente hacerlo continuar por la calle de Ávila hasta Bravo Murillo (e, idealmente, construir allí otro carril bici).

Más allá de detalles concretos que abordaremos un poco más adelante en el texto, el veredicto del foro de familias era bastante coincidente: la zona de parques y jardines ha quedado estupenda. Un punto fuerte de la reforma es que se han eliminado barreras físicas y visuales. Las zonas ajardinadas con vallita y setos dan paso otras delimitadas por elegantes bordillos bajos y acantonados que dan mayor sensación de amplitud. Otra virtud es la visión de paisaje urbano singular con que se ha diseñado el nuevo bulevar, con calidades que se ponen de manifiesto en los senderos de pequeño adoquín, la coherencia de colores del conjunto o el rico mobiliario y los juegos infantiles. Hasta los parterres de los nuevos árboles plantados (en la mediana, en Reina Mercedes o en la propia General Perón) son amplios y cuentan con vegetación alrededor del tronco, de forma muy diferente a cómo se viene haciendo en otras reformas recientes.

Se nota que el Ayuntamiento ha puesto empeño y mimo en la obra de una calle que en un año desembocará en el remozado estadio Santiago Bernabéu y limita con AZCA, otra de las grandes apuestas para potenciar la zona durante una hipotética próxima legislatura.

Un bulevar ajardinado con parques renovados

El gran parque que se abre nuevo al principio de la calle es, seguramente, la zona que más contrasta con lo que había antes. Una amplia área infantil que alterna tartan con zona de arenero y se aparece a las familias bien nutrida de modernos juegos infantiles de metal y madera vista. En esta primera parte ya se aprecia el característico mosaico de colores del parque y su ajardinamiento periférico. Antes, este sector, que llega hasta el cruce con la pequeña calle Fortunata y Jacinto, era una zona ajardinada un tanto oscura, con un diseño delimitado por setos que lo hacía poco transitable. Se ha ampliado y se le ha dado protagonismo, aunque a costa de perder arbolado, con la tala de algunos ejemplares muy vetustos, hecho que ha enojado a parte de los vecinos.

En el siguiente tramo, hasta el cruce con la Avenida del Presidente Carmona, reinan dos coloridas estructuras que fueron el pasado fin de semana las que más comentarios se llevaron: un pequeño circuito para patinetes y otra amplia pista vallada que parece para patinar. Anteriormente, ya había una vieja pista de baloncesto, sin canastas desde tiempos inmemoriales, que se utilizaba sobre todo por los niños para jugar al fútbol. Aunque en las notas del Ayuntamiento se hablaba de sustituir la “pista polideportiva” por otra, todos los vecinos que preinauguraron el parque este puente identificaron sin ningún género de dudas el nuevo espacio con una pista para patinar, lo que no impidió que de nuevo fuera colonizada por niños jugando el fútbol. Estos, orillaron a los contornos vallados de la pista a un buen número de niñas con patines a base de balonazos (los géneros de futbolistas y patinadoras son fruto de la observación de lo que sucedió, no del estereotipo). Un conflicto de parque que trasciende sin duda el diseño, aunque no hubiera estado de más que alguien hubiera apuntado que hacía falta una cancha para jugar al balón sin que los niños colonizaran espacios a costa de otras usuarias del parque.

El siguiente tramo, hasta llegar a la calle Julián Besteiro, te topas con una zona de bancos y elementos de gimnasia para mayores (los típicos pedales y poco más, se antoja exigua) y la estatua reubicada de Perón, que antes se encontraba en la acera y ha viajado hasta el interior de la zona ajardinada.

Pero los protagonistas del segmento son dos parques infantiles seguidos, como ya sucedía antes, y numerosas zonas ajardinadas, con matorral y flor. Un bonito diseño donde alternan el terrizo, el tartán y las sendas adoquinadas. No es novedad que las dos grandes terrazas techadas (una actualmente cerrada) son un elemento inseparable de la concepción del espacio: los niños en el parque y los padres sentados con un refrigerio. Aunque los juegos y columpios, en madera vista, parecen ser del agrado de todos, algunos elementos de diseño hicieron fruncir el ceño de las familias en el estreno del parquecito. Concretamente, las sendas interiores de estos parques infantiles, en las que el paisajista se ha gustado, alternan diferentes materiales que incluyen unos cantos de gran porte que, según auguraba una madre, pronto serían culpables de lloros y brechas.

Se echa en falta la anterior zona canina, que ha sido trasladada realmente lejos del centro de la reforma, calle abajo junto al Palacio de Exposiciones y Congresos. Sobre este asunto, pudimos también tomar el pulso de dos familias con opiniones contrarias. Mientras que la primera celebraba que se lo hubieran llevado lejos de las zonas infantiles, la segunda, dueña de un perro, se quejaba visiblemente del exilio forzado.

Mientras escribimos estas líneas, los operarios del Ayuntamiento trabajan para que todo esté listo a la llegada del alcalde. Durante el último mes, los trabajos apretaron el paso y el número de trabajadores sobre el terreno también aumentó de forma considerable, con el fin último de que la reforma estuviera lista para cortar la cinta antes de las elecciones municipales. El resultado, impugnaciones parciales aparte, contenta. El problema de fondo que muchos plantearon antes de que comenzaran las obras –¿cómo era de prioritario transformar integralmente una vía que no estaba mal?, ¿por qué se siguen poniendo huevos en la cesta del lado rico del distrito?– siguen siendo, sin embargo, elementos para el debate.