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El virus preocupa en Madrid: los nuevos casos semanales se multiplican por seis en 15 días entre dudas sobre el rastreo

Varias personas caminan con mascarilla por una calle del centro de Madrid.

Laura Galaup

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La Comunidad de Madrid ha registrado un incremento exponencial en el registro de casos semanales de COVID-19 en las dos últimas semanas. Si el día 15 de julio el Ministerio de Sanidad registraba 285 infecciones nuevas a la semana, este jueves el número de positivos constatados en los últimos siete días se disparaba hasta los 1.692. Ante el cambio de dinámica de la pandemia el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso anunciaba este martes una nueva estrategia, que implicaba la imposición obligatoria de la mascarilla “en todas las circunstancias”, limitar las reuniones privadas a diez  personas, reducir el horario de bares y restaurantes hasta la 01.30 de la madrugada, así como anotar los nombres y teléfonos de los clientes de las discotecas para facilitar futuros rastreos. Un primer paso ante un escenario que recuerda al de la provincia de Barcelona hace algunas semanas.


Así evoluciona la epidemia en la Comunidad de Madrid

Evolución de los casos, las muertes, los hospitalizados y los ingresados en UCI acumulados durante los últimos 7 días

Fuente: Ministerio de Sanidad


Con la vista puesta en el ocio nocturno y en los jóvenes, este miércoles el Ejecutivo regional anunciaba que habían detectado dos nuevos brotes. Uno, en un bar de copas de la capital, que se saldaba hasta ese momento con 13 casos y 42 contactos en seguimiento. Ocho de los infectados estaban “vinculados a los asistentes a la celebración de un cumpleaños y cinco son secundarios entre familiares y amigos”, explicaba la Comunidad en un comunidad. El segundo, en una “comunidad familiar/religiosa de Torrejón de Ardoz”, donde se han registrado 15 casos y 42 contactos en total. De esta forma, la Comunidad, que había conseguido contener estos repuntes durante la desescalada, suma ya 13 brotes con incidencia también en Fuenlabrada, Móstoles, San Agustín de Guadalix, Ciempozuelos y Torrelaguna, según recoge Efe

Fernando García, portavoz de la asociación madrileña de salud pública, explica que en la región “sigue existiendo cierta transmisión comunitaria”. “Yo no lo llamaría segunda ola porque la primera no ha desaparecido, el virus no dejó de circular en ningún momento”, cuenta, porque en Madrid “todos los días ha habido casos”. 

Por su parte, Juan José Jurado, presidente de la sociedad madrileña de enfermería familiar y comunitaria, explica que este incremento les “preocupa” pero también indica que el cribado que se realiza ahora no tiene nada que ver con el que se desarrolló al inicio de la pandemia. “En marzo y en abril solo se hacían PRC y se diagnosticaba con certeza a los pacientes que ingresaban en el hospital. Ahora estamos haciendo la prueba a cerca del 95% de personas que se acercan con sospechas y a todos sus contactos estrechos. Es normal que estemos identificando más casos”, reseña. 

El consejero de Sanidad autonómico, Enrique Ruiz Escudero, explicaba en una entrevista en Telemadrid este miércoles que “desde principios de la semana pasada y finales de la anterior” su departamento detectó “un cambio de tendencia” en “el incremento del número de casos”. El desglose de casos diarios que realiza su Ejecutivo también constata esta dinámica pasando de registrar 51 positivos el 13 de julio y 85 dos días después, a que la cifra se estabilice en las tres cifras con 363 infectados este martes y 219 este miércoles 29 de julio. 

Por ahora, el consejero considera que el aumento en el contador de casos positivos de coronavirus se ha producido “de manera no muy importante” y destaca que este impacto en la asistencia “es mucho menor”. “Es una buena noticia, pero siempre con prudencia, no crecen tanto [los datos] en camas de hospitalización ni en camas de UCI”, añadía. Esta puntualización es cierta, el número de ingresos no ha sufrido el mismo impacto que el de nuevos contagiados. La Comunidad informaba este jueves de 154 pacientes hospitalizados y 31 en camas de UCI y el 15 de julio anotaban un dato parecido: 151 personas ingresadas y 34 en cuidados intensivos.

Durante toda esta semana Ruiz Escudero también ha advertido que la edad media del perfil del contagiado se ha reducido en 20 años, pasando de 55 a 34 años. Él mismo detallaba en la rueda de prensa celebrada este martes que este cambio altera el trabajo de los rastreadores. “La media de contactos cuando trabajábamos [con infectados] de 55 años era de tres a cuatro casos por cada contagiado, ahora con la nueva edad media estamos en 20 casos”, reconoció.

García considera que la bajada de la edad se puede deber a que los contagios se están produciendo en “actividades de ocio” y “reuniones familiares”. “Si fueran trabajadores de fábricas probablemente no veríamos ese descenso tan acusado”, añade. El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, ha apuntado este jueves que el núcleo más importante (34%) de los 438 brotes que hay nuestro país se deben a los dos ámbitos apuntados por el portavoz de la asociación de salud pública. El experto consultado por elDiario.es también explica que han mejorado los contagios entre los mayores y pone el foco en los centros de mayores: “Hay más protección en las residencias. Aunque siempre es un equilibrio muy frágil porque puede entrar el virus inadvertidamente y tener consecuencias devastadoras”. 

El aumento de la plantilla de estos profesionales era otra de las novedades que planteaba la Comunidad en la nueva estrategia anunciada. Los rastreadores son pilares básicos en la contención de la pandemia, especialmente en la desescalada. Durante meses los especialistas en Salud Pública han advertido de la necesidad de reforzar sus estructuras porque estos técnicos son los encargados de reconstruir las cadenas de transmisión y detectar los síntomas de las personas con las que han estado en contacto un caso positivo de COVID-19. 

Críticas a la plantilla de rastreadores

La Consejería de Sanidad aportaba la semana pasada la cifra de rastreadores con los que contaban, la Comunidad tenía 182 rastreadores, muy lejos de los 400 anunciados en mayo. Este martes anunciaba que durante esta semana preveían duplicar a contra reloj esta cifra para alcanzar los 380. Para conseguirlo están recurriendo a personal voluntario de otras administraciones, como el Ayuntamiento de Madrid. En la orden publicada este miércoles en el boletín autonómico con la nueva estrategia para hacer frente a la COVID, ampliaban esta posibilidad otras corporaciones para que trabajen en el “seguimiento de contactos de casos positivos, probables o posibles de COVID-19 detectados en su ámbito territorial”.

El portavoz de la asociación madrileña de salud pública incide en la importancia de “poner en marcha la infraestructura para el control de los contactos porque de esa forma frenará la transmisión”. “No hacerlo es casi como rezar y esperar a que la providencia intervenga. Así no se hace nada”, explica. 

Más allá de las nuevas incorporaciones, sociedades de Salud Pública, medicina comunitaria criticaban las cifras y la urgencia que maneja ahora la Comunidad. Cuatro colectivos que agrupan a profesionales sanitarios explicaban en un comunicado emitido esta semana que “para una población como la de Madrid harían falta entre 800 y 1200 personas para esta tarea” y destacaban que “esperar a que haya un repunte importante de casos para contratar más personal no es una opción válida” porque “impide contener los brotes sin recurrir a otras medidas más duras”.

Los datos de Madrid también son más precarios que los anunciados por otras comunidades. Si en la Comunidad dirigida por Díaz Ayuso habría aproximadamente un rastreador por cada 18.500 madrileños, con el refuerzo asegurado. En Catalunya, la cifra se reduce a uno por cada 10.000 catalanes. Mientras en otras comunidades la ratio es menor aún, como en Navarra (148 profesionales), donde cada profesional tocaría a 4.391 habitantes o Castilla-La Mancha (427), que tiene un seguimiento epidemiológico por cada cada 4.700 habitantes.

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