Gasolina, GNC y electricidad: el tres en uno del Skoda Vision X
Cuando pensamos en la movilidad del futuro, tendemos a imaginar un parque enteramente eléctrico, con los combustibles fósiles borrados del mapa para siempre. Es posible que el final del proceso sea ese, pero por el camino vamos a encontrarnos con todo tipo de soluciones mixtas como la que va a proponer Skoda en el muy próximo Salón de Ginebra: un concept car híbrido con propulsión en la que se combinan dos motores eléctricos, gasolina y gas natural comprimido (GNC).
Veamos con detalle de qué se compone este novedoso sistema de impulsión y cómo funcionan las diferentes partes que lo integran. En primer lugar, el prototipo, que en lo estético explora las nuevas posibilidades de diseño de la gama SUV de Skoda, dispone de un motor de combustión interna, un bloque de cuatro cilindros y 1.5 litros con turbo denominado TSI G-TEC y desarrollado para utilizar GNC. Entrega 130 caballos de potencia y un par motor máximo de 250 newton/metro. Uno de los depósitos de gas se encuentra debajo del asiento trasero y el otro, tras el eje posterior.
La unidad de GNC se encarga de mover el tren delantero del Vision X, en tanto que el trasero lo impulsa un motor eléctrico que funciona según sean las necesidades. Por ejemplo, tiene que activarse durante el arranque para proporcionar potencia adicional al coche o cuando se pasa por firme blando o desigual para mejorar la tracción. El sistema cuenta con una batería de iones de litio de 48 voltios que surte al motor eléctrico y permite recorrer alrededor de dos kilómetros en modo 100% eléctrico.
De este modo, Skoda puede presumir de haber creado un vehículo capaz de operar con tracción delantera, trasera y total según las circunstancias. Cuando circula en modo 4x4, se pone en marcha todo el grupo mecánico compuesto por el motor de combustión, el motor eléctrico asociado a él y el segundo motor eléctrico que mueve el tren trasero.
Seguramente te estés preguntando dónde entra a jugar la gasolina en esta ecuación. Para entenderlo, baste recordar que, como todos los vehículos fabricados de serie para usar GNC, el Vision X emplea el gas como combustible principal hasta que se termina, momento a partir del cual pasa a funcionar con gasolina de manera automática, sin intervención del conductor. Naturalmente, existe un depósito de gasolina que otorga al coche una autonomía adicional que el fabricante cifra en 650 kilómetros.
La conclusión de sumar tantos esquemas de propulsión sería un aumento excesivo del peso del coche. Para conjurar este peligro –y el consiguiente incremento del consumo–, la marca checa ha prescindido del árbol de transmisión, de manera que puede afirmar de forma legítima que ha construido su primer modelo con tracción total sin este elemento mecánico.
El rendimiento de este peculiar conjunto permite al Vision X acelerar de 0 a 100 km/h en 9,3 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 200 km/h. El objetivo de Skoda es conjugar esas prestaciones notables con un impacto ambiental bajo del que es buena muestra su cifra de emisiones de CO2, de tan solo 89 gramos por kilómetro recorrido.