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Prueba del Audi Q5 Sportback 55 TFSIe: lujo y exceso

La carrocería de tipo cupé aporta el Audi Q5 un extra de deportividad.

Pedro Urteaga

El Audi Q5 55 TFSIe es sobre el papel uno de esos coches que parecen reunir todas las cualidades que se pueden exigir a un vehículo premium actual. Se trata de un SUV grande -se acerca a los 4,7 metros de longitud-, con capacidad interior y de carga adecuados para una familia estándar de hoy, incorpora una muy potente motorización de 367 caballos y, para remate, una batería de alto voltaje le permite cubrir teóricamente la mayoría de los desplazamientos cotidianos y, por supuesto, lucir el distintivo 0 emisiones en la luna delantera.

Hemos probado en las recientes fechas navideñas la variante Sportback del modelo de Audi, que añade a todas las virtudes mencionadas la de un look más dinámico y atrevido, realzado en su caso por un vistoso color exterior que impide pasar inadvertido allá por donde se pase.

De mover este flamante vehículo se encarga un motor de gasolina de cuatro cilindros y 265 caballos, al que asiste otro eléctrico de 105 kW alimentado por una batería de 17,9 kWh brutos (14,4 netos) de capacidad. La potencia total asciende a los referidos 367 CV y la autonomía en modo eléctrico ronda los 60 kilómetros oficiales, unos cuantos menos en conducción real.

No es necesario subrayar que, con semejante fuerza disponible, el Q5 híbrido enchufable ofrece una respuesta brillante a poco que se pise el pedal del acelerador y aunque se utilice el modo de conducción más eficiente de los disponibles, llamado precisamente Efficiency.

En carretera, el coche, equipado con el sistema de tracción total quattro de Audi, dispensa un comportamiento seguro y predecible gracias al cual es fácil circular incluso por zonas sinuosas a buen ritmo y sin sufrir grandes inercias ni balanceos, ocupándose el conductor solo de apuntar con el volante hacia donde quiere ir. Y por supuesto, la comodidad es máxima en ciudad, sobre todo mientras se dispone de carga en la batería para moverse en modo eléctrico.

El reverso menos grato del cuadro descrito hasta ahora son unas cifras que dan que pensar y resumen a la perfección algunas de las contradicciones en las que incurren muchos modelos actuales, particularmente los más lujosos o distinguidos.

Nos referimos, por ejemplo, al peso que acumula un SUV como el de Audi, de 2.150 kilos en esta versión, fruto de sumar un motor de combustión, otro eléctrico y, sobre todo, una batería de alto voltaje a un conjunto ya de por sí pesado por su propia naturaleza y por el mucho equipamiento que se le reclama a un vehículo de este porte. Eso por no hablar de unas ruedas que, a fuerza de verlas en unos coches y otros, ya nos parecen normales con sus 19 pulgadas de llanta y 235 mm de sección de neumático y que, como opción, se ofrecen con 20“ y 255 mm…

Más gasto del deseable

Naturalmente, una de las primeras repercusiones de cargar con mucho peso en un tipo de vehículo que no puede ser especialmente aerodinámico, a pesar de contar aquí con una carrocería de aire cupé, es que el consumo de combustible escala a gran velocidad cuando se termina la energía de la batería. Normal, además, si hablamos de uno capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en tan solo 5,3 segundos.

Conocer el registro homologado, de 1,6 litros/100 km, resulta de nula utilidad en este caso como en el de todos los híbridos enchufables; la realidad es que el Q5 Sportback no baja en carretera de los 7,5 litros/100 km de promedio, ni siendo absolutamente cuidadoso, lo habitual es que ronde los 9 litros y supera los 10 en cuanto uno fuerza mínimamente el ritmo.

Seguramente este argumento del consumo no disuadirá a quien quiera un modelo como este al que se accede más bien por una mezcla de factores entre los que se cuentan el lujo, el refinamiento, la demostración de estatus y el afán de diferenciarse. Para el que busca este cóctel, quizá tampoco sean determinantes los casi 76.400 euros que cuesta esta versión y que dará por bien pagados como precio inevitable de eso tan etéreo que podemos llamar finura, clase o estilo.

Mucho menos le importará que las dos versiones híbridas enchufables disponibles en el Q5 Sportback (la otra es de 300 CV) dispongan de algo menos de volumen de maletero que las demás variantes del modelo: 455 litros, en lugar de 510, que en todo caso dan para mucho aunque haya que compartir el espacio con los cables de carga de la batería.

Además, el usuario dará posiblemente por bueno este pequeño inconveniente a cambio de poder contar con un distintivo ambiental que, al menos de momento, le garantiza saltarse todas las restricciones de circulación en ciudades como Madrid o Barcelona.

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