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El Audi Q3 Sportback llega con dosis extra de emoción y una versión microhíbrida en puertas

La caída de techo tipo cupé, característica del nuevo Audi Q3 Sportback.

Pedro Urteaga

En una rápida sucesión de acontecimientos, el Audi Q3 se ha transformado este año en un SUV más grande y atlético, a partir de la nueva generación lanzada en enero, ha escalado al liderazgo en ventas de su segmento y, en estos días, se desdobla en una versión más emocional que adopta el aire de un cupé bajo la denominación Sportback. Junto a ello, anuncia una variante microhíbrida que le otorgará la etiqueta ECO de la DGT cuando esté disponible a finales de 2019.

El Q3 Sportback viene a satisfacer la creciente demanda de vehículos SUV cupé, y la marca alemana se refiere a él como “un Q8 a escala”, dado el atractivo que muestra su bien trabajado diseño. Metro en mano, el Q3 Sportback es 15 milímetros más largo que el Q3 estándar y 29 mm más bajo, presenta una luna delantera más inclinada y, claro está, un tramo final de la carrocería con una caída más pronunciada y rematado por un spoiler.

Audi pretende que el carácter práctico de todo Q3 no se vea ensombrecido por esta concesión al diseño y a la pasión. Las plazas traseras pierden 5 centímetros en altura, que se sitúa en el nivel de un A7 Sportback –según el fabricante–, pero, eso sí, pueden reclinarse en hasta siete posiciones y se deslizan a lo largo 13 cm, con lo que cabe disfrutar de más espacio para las piernas o bien de más volumen de carga en el maletero. Este mantiene la capacidad de 530 litros, que pasan a 1.400 con los asientos traseros abatidos (en este caso pierde 125 litros respecto al modelo convencional).

El nuevo se pone a la venta con dos motores diésel de 150 y 190 caballos y otros tantos de gasolina de 150 y 230 caballos, a la espera de las variantes más deportivas de ambas carrocerías, que se llamarán, como es tradición en la firma, RS Q3 y RS Q3 Sportback. La opción de gasolina de 150 CV (35 TFSI en la nomenclatura de la marca) será la que, combinada necesariamente con un cambio automático S tronic, pueda solicitarse desde finales de 2019 con tecnología de hibridación ligera (MHEV) asociada a un sistema eléctrico de 48 voltios.

Esta versión acredita una reducción de consumo de 0,4 litros/100 km en uso real. Incorpora un dispositivo start & stop que desconecta el motor al circular por inercia ya desde una velocidad de 20 km/h, así como un alternador capaz de recuperar hasta 12 kWh de potencia al decelerar y de alimentar una pequeña batería de iones de litio alojada bajo el asiento del conductor.

Si este deja de pisar el acelerador entre 40 y 160 km/h, el Q3 Sportback con tecnología PHEV cambia a punto muerto o avanza por inercia con el motor apagado. Por el contrario, cuando requiere potencia, el motor eléctrico asiste al de combustión a velocidades de hasta 20 km/h y durante un periodo de 10 segundos. Esta función boost permite que el alternador proporcione hasta 9 kW adicionales de potencia.

El coche ofrece de serie seis modos de conducción, uno de ellos específico para circular por pistas, dirección progresiva y suspensión deportiva, aunque el cliente puede solicitar sin coste una de tipo estándar y, como opción, una de carácter adaptativo. Para el interior se suministra por defecto un cuadro de instrumentos digital de 10,25 pulgadas, y son opcionales dos versiones del Audi Virtual Cockpit que admiten varias posibilidades de configuración. El sistema multimedia puede tener una pantalla de 8,8 o 10,1 pulgadas.

Desde el acabado básico (39.220 euros), el equipamiento incluye faros de led, volante multifunción, climatizador de dos zonas, llantas de aleación de 17 pulgadas y ayudas a la conducción como el aviso de salida involuntaria del carril y el sistema de precolisión. Por 2.800 euros más, la versión Advanced añade llantas de 18 pulgadas, faros de led con intermitentes traseros dinámicos, portón del maletero eléctrico, ayuda al aparcamiento trasera e interfaz para smartphone.

A falta de versiones RS, buenos son los acabados S Line

El acabado S Line, 2.000 euros más costoso, añade llantas de 19 pulgadas, asientos delanteros deportivos, difusor trasero, taloneras en contraste con el color de la carrocería e inserciones cromadas en la parrilla, entre otros elementos de corte deportivo. Por último, el Black Line, que encarece otro tanto la factura, ofrece llantas de 20 pulgadas, cristales traseros oscurecidos y detalles en color negro en marcos, molduras y carcasas.

En la lista de opciones referidas a la seguridad encontramos dispositivos como el asistente de velocidad adaptativo, el de conducción (también adaptativo), el de tráfico cruzado trasero y las cámaras de visión 360 grados.

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