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La crisis del Covid-19 no afectará al avance del vehículo eléctrico a largo plazo

Kia Niro PHEV.

Víctor Celaya

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Muchas voces han mostrado su preocupación por las consecuencias que la actual crisis sanitaria, y subsiguientemente económica, pueda tener sobre el desarrollo de la movilidad eléctrica a medio y largo plazo. En un contexto de precios del petróleo bajos y menos recursos disponibles en muchos hogares, es razonable suponer que muchos clientes potenciales de vehículos eléctricos opten por un coche convencional, de gasolina o diésel, o decidan simplemente continuar con el viejo modelo que poseen desde hace más de una década.

La prestigiosa firma estadounidense BloombergNEF (BNEF) dibuja, sin embargo, un horizonte más optimista, especialmente en lo que respecta al avance de la electrificación una vez superada o controlada la pesadilla del coronavirus. Según sus previsiones, las ventas de coches de baterías bajarán un 18% en 2020 a nivel global, para situarse en 1,7 millones de unidades en todo el mundo, lo que interrumpiría 10 años consecutivos de crecimiento. Pero las entregas de modelos de combustión caerán con más fuerza, hasta el 23%, y la movilidad eléctrica se acelerará en los años siguientes.

El último informe anual sobre la cuestión, Long-Term Electric Vehicle Outlook, recién publicado por BNEF, indica que los eléctricos representarán el 58% de las ventas mundiales de coches nuevos a la altura de 2040, así como el 31% de toda la flota automovilística. También supondrán el 67% de todos los autobuses municipales, más del 47% de los vehículos de dos ruedas -excluidas las bicicletas eléctricas- y el 24% de los comerciales ligeros.

Sin mirar tan lejos en el tiempo, el estudio pronostica que los modelos eléctricos solo alcanzarán el 3% de las ventas mundiales en este 2020, pero se situarán en el 7%, lo que equivale a 5,4 millones de unidades, para 2023. Bloomberg considera que los automóviles de combustión interna llegaron a su pico histórico en 2017 y que no harán sino declinar a largo plazo, aunque con una recuperación temporal después de la crisis del Covid-19.

El responsable de transporte avanzado de BNEF, Colin McKerracher, explica al respecto que la pandemia “causará una gran recesión en las ventas mundiales de coches en 2020. Está planteando dudas sobre las prioridades de los fabricantes y su capacidad para financiar la transición [al vehículo eléctrico]. La perspectiva a largo plazo no ha cambiado, pero el mercado sufrirá baches durante los próximos tres años”.

En general, la consultora augura que las ventas de todo tipo de vehículos de pasajeros dejarán de crecer a partir de 2036 como consecuencia de los cambios demográficos mundiales, la mayor concentración de la población en ciudades y el auge de la movilidad compartida, lo que haría posible la paradoja de que el parque global continúe aumentando.

2025, fecha clave para la generalización del vehículo eléctrico

Sobre la generalización del vehículo eléctrico, vivirá un momento clave hacia 2025, cuando el precio de las baterías haya menguado significativamente y los costes iniciales de un coche de este tipo se crucen con los de uno tradicional. Eso sí, la fecha variará mucho según el mercado: podría adelantarse a 2022 para modelos grandes en Europa y demorarse al menos hasta 2030 para los pequeños en países como India y Japón.

Las predicciones vertidas en el informe tienen implicaciones importantes para los mercados de petróleo y electricidad. Un transporte cada vez más electrificado, sobre todo entre los vehículos de dos ruedas en grandes países como China, ya está eliminando de la demanda de petróleo casi un millón de barriles al día, y para 2040 la cifra se situará en 17,6 millones de barriles. Por entonces, los vehículos eléctricos de toda clase sumarán un 5,2% a la demanda mundial de electricidad.

Acerca del uso de hidrógeno como sistema de propulsión, se espera que lo emplee un 3,9% de los vehículos pesados en ese mismo 2040, y que acapare el 6,5% de las ventas globales de autobuses municipales, con especial penetración en el este de Asia y partes de Europa. BNEF no cree que las pilas de combustible vayan a tener una representación destacable en los vehículos de pasajeros y comerciales ligeros.

El parque mundial de vehículos eléctricos actualmente en el mundo se compone de más de 7 millones de turismos, 500.000 autobuses, casi 400.000 camionetas de reparto y camiones y 184 millones de ciclomotores, scooters y motocicletas, la mayoría de estos -y de los autobuses eléctricos- circulando por China.

El informe analiza también el impacto de la crisis del coronavirus en el transporte público. Algunos de los efectos que ya se están registrando hoy se mantendrán en el tiempo aunque las restricciones a la libre circulación se alivien. Por ejemplo, BNEF ve probable que haya una reducción duradera del número de usuarios de los autobuses municipales y el metro, lo que se traducirá en mayor uso del coche particular y más congestión de tráfico. En cuanto a los operadores de movilidad compartida, muy castigados en los últimos meses, se recuperarán rápidamente gracias a los servicios de entrega de alimentos, logística y micromovilidad.

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