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Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

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Electroshock

Peces y crustáceos muertos recogidos en la costa del Mar Menor

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En las últimas semanas me ha costado mucho conciliar el sueño, especialmente durante los días más duros que ha vivido el Mar Menor con el asesinato de miles de animales marinos que lo habitaban inocentemente, naturalmente, ‘ecosistémicamente’. Mientras intentaba dormir, venían a mi mente muchas imágenes y muy rápido y el corazón se me aceleraba con la necesidad de expresar mi rabia y mi indignación. Mientras trataba de dormir, he fantaseado con volcar camiones de peces, caballitos de mar y cangrejos muertos a las puertas del Palacio de San Esteban, al tiempo que en mi cabeza sonaban a todo volumen los acordes del Seven Nation Army de los White Stripes (encontraréis el vídeo de esta canción al final de este artículo). Es imposible que lo que está sucediendo nos sea indiferente y que no nos impulse a la acción.

Por lo que he podido testar en mi entorno más cercano, no he sido una excepción. La cosa es que no veo a nadie liderando ni canalizando esta ola de indignación ciudadana ante el colapso del Mar Menor, ante el desenmascaramiento de la agroindustria más reaccionaria, ante la indecencia de las células nacional-católicas que habitan en la clase política y en las propias asociaciones agrarias y empresariales de la Región de Murcia, y ante la incapacidad sonrojante del Gobierno de tránsfugas que dirige los designios de esta tierra como si de un pollo sin cabeza se tratara. La sociedad murciana, que quiere expresarse y que necesita personas dispuestas a proponer soluciones y a llevarlas a cabo, está huérfana de partidos políticos que la lideren en estos momentos. Que cada uno convoque a la prensa por su lado y cuelgue vídeos en las redes sociales, no es suficiente. Tampoco lo es que cada partido eleve por su cuenta peticiones de comparecencias o lleve iniciativas al Congreso o a la Asamblea autonómica.

No quiero ser injusto, agradezco eso antes que nada, pero echo en falta que todos los partidos de la oposición se reúnan entre ellos primero, y con los colectivos ecologistas y ciudadanos que se han partido y se están partiendo la cara por el Mar Menor después, y que hagan un frente común: que se muestren como un bloque sólido y unido con el objetivo de plantar cara a la minoría que ha destrozado nuestra maravillosa albufera y nos ha robado el futuro. Que visibilicen ese bloque a favor del bien común y no del interés electoral propio. Echo en falta además que los políticos de la oposición lideren una convocatoria como la que los colectivos sociales han llevado a cabo el sábado 28 de agosto con el abrazo al Mar Menor, pero esta vez para llenar la ciudad de Murcia y para mostrar ante San Esteban que las cosas van a cambiar irremediablemente. Y además, para lanzar un mensaje a todo el país y al Gobierno central. Por mucha bandera de España que adorne nuestras plazas, rotondas y balcones, para España no somos nada. Somos un cero a la izquierda, y desde luego, yo me tomaría esa gran convocatoria como una protesta frente a todas las instituciones y niveles: el Gobierno autonómico títere de las fuerzas vivas de esta región, el Gobierno de España y la Unión Europea.

De mi rechazo al yugo omnipresente y omnipotente del caciquismo españolista que durante tantos años, aun siendo minoritario, ha hecho y deshecho a su antojo en nuestra tierra, renace en mí un sentimiento de reivindicación regionalista. Y no nos confundamos: no me refiero a un sentimiento nacionalista, que no tengo y que detesto. Antes bien, me refiero a la necesidad de, desde nuestros símbolos regionales, defender la idea de la Región de Murcia como una tierra de gente buena, luchadora, implicada, valiente, honrada, que alza la voz cuando ve amenazados su patrimonio natural y cultural, la igualdad de derechos, la educación y la sanidad públicas. El Mar Menor debe ser el electroshock que, lamentablemente, creo que necesitábamos y que ojalá no hubiéramos tenido que necesitar nunca. La Región de Murcia debe dejar de ser una caricatura nacional y una fuente inagotable de memes y desgracias; una tierra de apatía y abulia. La Región de Murcia necesita un golpe en la mesa de su gente, esa que, según lamentaba yo en mi artículo de hace dos semanas, se hundió con el barco. Hoy digo que es el momento de que la gente de la Región de Murcia luche por su futuro, por el futuro de las niñas y niños que merecen una tierra viva y no una cloaca. Es el momento de que la gente reflote su barco y fije un nuevo rumbo. Es ahora o nunca.

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