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Manifestación frente a la Asamblea Regional en Cartagena en el aniversario de su incendio: “Está ocurriendo exactamente lo mismo que en el año 92”

Manifestación frente a la Asamblea Regional en Cartagena | A. G.

Álvaro García Sánchez

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Hace exactamente 31 años, el 3 de febrero de 1992, cientos de obreros y trabajadores que veían en peligro sus empleos y su futuro a causa de la reconversión industrial que el Gobierno de España planificó sobre Cartagena inundaron en manifestación el paseo Alfonso XIII, arteria principal de la ciudad portuaria, y protagonizaron un enfrentamiento violento contra la policía que acabó dejando una imagen icónica: el edificio de la Asamblea Regional ardiendo en llamas a consecuencia del lanzamiento anónimo de un cóctel molotov que impactó en el primer piso.

Aquel 3 de febrero, sobre las seis de la tarde, el fuego reventaba los ventanales del edificio y columnas de humo negro y tóxico ascendían mientras los camiones de bomberos se abrían paso entre la multitud. Hoy, en un paseo Alfonso XIII más calmado y con un aire más limpio, el tráfico circula con normalidad, y las personas caminan por sus aceras con una actitud tranquila. Algunas de ellas, al pasar junto a la Asamblea, echan un vistazo de reojo, e incluso se detienen y se suman a una concentración de unos treinta cartageneros que han querido acudir exactamente al mismo lugar de aquel incendio para rendir homenaje a la efeméride y para protestar, dicen la mayoría de ellos, “por el futuro” de una ciudad que actualmente se vislumbra “más negro que entonces”.

Para ‘Cartagena Futuro’, la asociación convocante del evento, “sigue siendo necesaria la lucha que en 1992 representaron los trabajadores contra la desindustrialización del municipio”. Su presidenta, Ana Cristina Martínez, portando junto con otros compañeros una pancarta en la que se puede leer en mayúsculas ‘3 de febrero, por la dignidad de Cartagena’, asegura en declaraciones a elDiario.es que esta reivindicación busca que el Gobierno regional “deje de perjudicar a la comarca de Cartagena”. “Está ocurriendo exactamente lo mismo que en el año 92. Si entonces eran los trabajadores de Bazán y Peñarroya los que se estaban quedando en la calle, hoy son los de SABIC, que va a cerrar varias plantas y a despedir a mucha gente”. “La Región”, añade, “o no lleva a cabo lo que promete, o lo que termina llevando a cabo resulta perjudicial para nosotros”.

De aquel suceso fatídico que hoy se conmemora, varios de los manifestantes no tienen recuerdos. Unos apenas acababan de nacer; otros se enteraron del altercado y del incendio por la televisión, en los telediarios de la noche. Sin embargo, Pepelu y Paco, ambos antiguos trabajadores de Bazán, lo vivieron todo en primera persona. “Estuvimos todo el día luchando contra los antidisturbios. Nos tiraban de todo, incluso gases lacrimógenos. A mí me detuvieron, me metieron en un furgón, me pegaron y me quitaron la tarjeta de identificación de la empresa”, cuenta Paco.

Con su cámara colgada al cuello, Pepelu está, mientras habla Paco, haciendo fotos de los manifestantes. Lo mismo hizo hace 31 años. Llegó por la mañana, para manifestarse con sus compañeros y para inmortalizarlo todo. “Con una cámara mucho más pequeña que esta”, dice señalándola, “tomé una foto de la Asamblea mientras ardía”. “Me acuerdo perfectamente. Sobre las seis menos cuarto, ya oscureciendo, un hombre bien vestido, con zapatos y camisa, lanzó un objeto contra el edificio. Yo creía que había tirado una piedra. Pero de repente empezamos a oler a quemado y a ver humo y fuego. Entonces me acerqué y fotografié el edificio como pude, porque la policía estaba despejando la acera”.

En medio de gritos y consignas como ‘Cartagena, provincia ya’, Antonio ha acudido a esta concentración con el convencimiento de que la Comunidad Autónoma de Murcia “es un fracaso”. Habiendo sostenido durante unos minutos una réplica de la bandera roja y blanca de la provincia marítima de Cartagena, se la da a un compañero, que se suma al resto de protestantes. Señalando un momento después una fotografía del incendio de la Asamblea que alguien ha pegado en una de sus columnas, Antonio asegura que en el año 92 “hubo gente que comprendió que, para defender sus intereses, su futuro y el futuro de Cartagena, había que luchar y que enfrentarse al poder”. “Ahora estamos aquí”, concluye, “para hacer saber a los cartageneros que, aunque hayan pasado 31 años, tenemos que seguir luchando”.

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