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El voto de las mujeres el 23J frenó un Gobierno de PP y Vox, según un estudio de la Universidad de Murcia

Archivo | Una mujer votando por correo las elecciones del 23J un día antes de que se acabe el plazo.

Erena Calvo / Elisa Reche

Región de Murcia —

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La estrategia que mantuvo el PP en la campaña de las generales centrándose en la “derogación del sanchismo” fracasó porque favoreció a Vox y movilizó a los votantes progresistas. Esta es una de las conclusiones que se extraen de la III Encuesta Nacional de Polarización Política del Centro de Estudios Murciano para la Opinión Pública (CEMOP), formado por investigadores de los departamentos de Ciencia Política y Sociología de la Universidad de Murcia (UMU).

Los dos grandes marcos de campaña que promovieron los partidos de los diferentes bloques fueron “derogar el sanchismo”, por parte de las derechas, o frenar a Vox, por parte de la izquierda. En este sentido, según el informe del CEMOP, un 30% de entrevistados respaldó de manera muy o bastante decidida el mensaje de “parar la ola reaccionaria” y otro 30% apoyó la idea de “derogar el sanchismo”. Fueron marcos polarizantes. Sin embargo, la propuesta de “derogar el sanchismo” generó más apoyos entre los votantes de Vox que entre los del PP. Y, “de poco sirvió para atraer a electores socialistas dudosos, que constituían uno de los objetivos estratégicos del PP”.

Los resultados de la encuesta apuntan a que acabó funcionando como un elemento de “amenaza” que despertó reacciones adversas entre los ciudadanos progresistas, especialmente entre las mujeres. Los hombres (35%) se mostraron 9 puntos más favorables a “derogar el sanchismo” que las mujeres (26%). Por su parte, al escuchar esta frase, el 54% de los votantes socialistas y el 56% de los de Sumar sintieron principalmente “enfado y miedo”.

“Derogar el sanchismo significa dos cosas: echar a Sánchez del Gobierno, que era algo en lo que sí podía coincidir mucho electorado del centro, centro moderado o incluso del centro izquierda; pero la otra era acabar con las políticas de Sánchez y, ahí, ha habido un grupo, sobre todo de mujeres de 25 a 44 años, que no estaban tan de acuerdo”, explica al teléfono Ismael Crespo, codirector del CEMOP. El analista político considera que ese fue el voto que sufrió un corrimiento desde un “voto probable” del PP hacia uno “fijo” del PSOE.

Incluso el peso del voto de las mujeres en la modificación de la Ley del Sólo es Sí ha favorecido al PSOE, a pesar de que tuviera que recurrir al PP para dicho cambio, según Crespo. “Creo que ese voto no ha ido a Sumar que, de hecho, está más masculinzado”.

El CIS siempre ha reflejado un voto bastante homogéneo entre hombres y mujeres a los principales partidos a lo largo de la de la historia, en todo caso, “el voto al PP ha estado un poco más feminizado”, señala el codirector del CEMOP. Ya en las elecciones generales de 2019 el PSOE obtuvo un pequeño margen mayor de voto feminino, que en las elecciones del 23J “se ha mantenido y agudizado”. “Aunque habrá que ver la serie histórica”, matiza.

Un PSOE feminizado frente a un Vox masculinizado

Las mujeres –según la encuesta– tienen más simpatía por Pedro Sánchez (30,9%), seguido de Alberto Núñez Feijóo (25,1%), Yolanda Díaz (21,1%) y a mayor distancia se sitúa el líder Vox, Santiago Abascal (4%). Los hombres, sin embargo, muestran mayores apoyos hacia el líder conservador, Alberto Núñez Feijóo (27,9%), seguido de Pedro Sánchez (23,6%) y Yolanda Díaz (15,6%), y muestran mayor adhesión hacia Santiago Abascal (10,5%) que las mujeres.

Vox es el partido que más rechazo produce entre las encuestadas y en el que se observan más diferencias entre los sentimientos declarados por hombres y mujeres. El voto del PSOE está cada vez más feminizado, frente a un voto de Vox claramente masculinizado. Con todos estos datos, cabría plantear la posibilidad de que el género se esté constituyendo como un “clivaje político” más, al estilo de la clase social, la religión o la identidad territorial.

Preferencia por los “líderes fuertes cuando el país está en peligro”

 El informe del CEMOP señala, además, que en cuanto a la polarización en torno a políticas públicas, la ley Trans ha sido “la que más divide de entre las cuatro medidas por las que se preguntó a los entrevistados (relacionadas con el aborto, el cambio climático, la inmigración y transexualidad)”. Los cambios legislativos en las otras tres materias que podrían considerarse controvertidos, aparecen con niveles de apoyo superiores al 55% y con niveles de rechazo inferiores al 25%. En el caso de la ley Trans no hay, sin embargo, consenso social.  

Los entrevistados mostraron un apoyo considerable a la idea de que “cuando el país está en peligro, es preferible tener líderes fuertes que actúen con decisión, aunque ello suponga alterar los procedimientos democráticos habituales”. Una idea que entraña importantes riesgos, apuntan desde el CEMOP. También parece despertar bastantes apoyos la ilegalización de ciertos partidos y la posición contraria a que los jueces puedan contradecir la voluntad del Parlamento. Los entrevistados con mayor nivel de polarización afectiva “tienden a mostrarse más favorables a revertir ciertas normas democráticas que aquellos menos polarizados”.

El estudio es parte de un proyecto de investigación financiado por la Fundación Séneca de la Región de Murcia. Esta investigación se llevó a cabo durante la campaña de las elecciones generales del 23J, e incluye 1.223 entrevistas realizadas mediante el sistema CATI, (entrevistas telefónicas asistidas por ordenador), con una muestra representativa de la población española.

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