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El cierre de camas vuelve a complicar los ingresos desde las Urgencias navarras

El edificio de las Urgencias unificadas del Complejo Hospitalario de Navarra.

Garikoitz Montañés

El cierre de camas, habitual durante los últimos años en el Servicio Navarro de Salud, ha vuelto a aplicarse este verano, y fuentes de la plantilla de Urgencias critican las dificultades que este ajuste genera para facilitar los ingresos desde el servicio. El personal recibió la orden de una clausura “progresiva” de camas desde el 29 de junio, con el anterior Gobierno Foral todavía en funciones, y entonces afectó a 20 camas. Pero la semana pasada, por ejemplo, había 27 camas cerradas en el Hospital Virgen del Camino, 37 en el Hospital de Navarra y 22 en Maternal. Y a estas cifras se suma el cierre del H4, que se utiliza en casos puntuales si se necesita más espacio.

“El verano ha sido una tortura para encontrar camas”, apuntan fuentes de la plantilla, que ya habían denunciado que el cierre de camas, una medida de ajuste para momentos de menos plantilla, prolongaba los tiempos de espera en Urgencias, donde denunciaron, incluso ante los grupos parlamentarios al final de la pasada legislatura, que se funcionaba mediante el sistema de la cama caliente. Es decir, que hasta que no se deja una cama no puede ingresar otra persona. Y, a los problemas para la gestión de estas idas y venidas (pacientes que llegan y el anterior no se ha ido, por ejemplo), se suman en periodos de vacaciones estos cierres de camas para intentar ajustar los medios al personal disponible. Sin embargo, desde el propio personal se denunció que esta medida busca evitar las sustituciones y sindicatos como ELA ya han defendido que periodos como el actual podrían aprovecharse para reducir las listas de espera. Diario de Navarra publicó la semana pasada que, en julio, estas han sufrido una ligera mejoría; no obstante, hay 44 días hábiles de espera en consultas y 74 en operaciones.

El debate en torno a este ajuste de camas, en cualquier caso, no es nuevo. En julio de 2014, por ejemplo, se cerraron más de 100 camas en verano, aprovechando así que se trata de una época en principio con menos demanda, una maniobra que se ha vuelto habitual con la crisis económica. La cifra, eso sí, la contabilizaron fuentes sindicales, porque desde el Gobierno Foral, entonces con Marta Vera al frente de la consejería de Salud, se resistieron a poner sobre la mesa los datos oficiales (dio explicaciones después, en sede parlamentaria), como sí habían hecho entonces otras autonomías y la propia Comunidad Foral en anteriores ejercicios.

Lo “estrictamente necesario”

La orden a la plantilla de volver a cerrar camas este verano ha vuelto a llegar, aunque de entrada ya se advertía desde una de las Jefaturas del CHN de que la extensión de ese cierre dependía de “la presión en Urgencias” y de la programación quirúrgica. No obstante, la llegada del nuevo Ejecutivo ahora ha generado la incógnita de si esta medida puede replantearse en nuevos periodos vacacionales, como han solicitado fuentes del personal y sindicales para intentar avanzar en las listas de espera, y el consejero navarro de Salud, Fernando Domínguez, se muestra abierto a ello: “Es una opción que se puede plantear, porque hasta ahora se ha optado precisamente por lo contrario, por cerrar camas y no hacer sustituciones”.

El integrante del ejecutivo reconoce que “este año se han cerrado camas, pero intentaremos que el próximo no sea así, que se haga un estudio de las camas necesarias y se cierre los estrictamente necesario, si es necesario hacerlo”.

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