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Periodistas que vieron y contaron una época

Paola Fernández

San Sebastián —

Manuel Chaves Nogales (Sevilla, 1897 - Londres, 1944) y Agustí Calvet Pascual, más conocido como Gaziel, (Gerona, 1887 – Barcelona, 1964), están considerados dos de mejores periodistas del siglo XX. Ambos fueron testigos y plasmaron su testimonio de los acontecimientos que les tocó vivir, desde la Revolución Rusa, pasando por la Primera Guerra Mundial y la Guerra Civil, hasta el auge del fascismo. Seguramente de los periodistas más conocidos de su época, fueron directores de dos periódicos claves del momento, Chaves Nogales en el ‘Ahora’ y Gaziel en ‘La Vanguardia’, pero a pesar de su buena fama fueron condenados al ostracismo. El olvido, por suerte, no es eterno y ambos autores han sido reconocidos muchos años después, cuando la editorial Libros del Asteroide ha reeditado varias de sus obras más relevantes. Durante una tertulia en una librería de San Sebastián el crítico literario Iñigo Urrutia reconocía que eran periodistas “modernos” para su época, además de “muy lucidos al contar las vicisitudes del tiempo que vivieron”.

El editor de Libros del Asteroide, Luis Solano explica que Chaves Nogales fue “políticamente un visionario”, ya que en el año 37 cuando escribía el prólogo de ‘A sangre y fuego’ “está escrito como un español de bien lo escribiría hoy o ayer”. Este libro, en el que se recogen 11 historias sobre la Guerra Civil, su autor se pone en la piel de ambos bandos y cuenta las barbaridades que se cometieron desde los dos lados, desde un punto de vista distanciado de los hechos y con unas descripciones sorprendentemente lúcidas de lo que ocurrió.

Urrutia asegura que hoy en día, un ensayista que buscara una cierta objetividad para describir lo que pasó en España a partir del 36, seguramente escribiría lo que escribió hace 70 años Chaves Nogales. Lo que viene a decir es que hay dos Españas fanatizadas, en cierto modo minoritarias, que al final se están cargando una tercera España, la de la inmensa mayoría. Y así, por asegurar que la Guerra Civil española “es en realidad una guerra entre comunismo y fascismo”, le condenan al ostracismo. Por un lado, los perdedores de la guerra, y por otro, la dictadura franquista, cuando le condenan en el tribunal contra la masonería y el comunismo por rebeldía. Este compromiso con sus ideas lo mantiene cuando se exilia en Francia, al punto de que cuando entran los nazis, vuelve a exiliarse en Londres, donde pocos años después muere de un cáncer. La Gestapo le buscaba por defender los valores liberales y la democracia, además de por publicar una entrevista en la que el ministro de Propaganda de Hitler, Joseph Goebbels, no salía muy bien parado.

El creador del nuevo periodismo

Solano apunta que, de alguna manera, Chaves Nogales es “quien inventa el nuevo periodismo”. Fue él quien empezó a intentar las cosas de no ficción, por lo que en vez de escribir los hechos como un reportaje normal, los relataba como una novela. El primer ejemplo de ese intento es su libro ‘El maestro Juan Martínez que estaba allí’. Este libro es en realidad un reportaje novelado, que él hace sobre un bailaor flamenco de Burgos, al que le pilló en Rusia la revolución y la Guerra Civil posterior entre rojos y blancos. Chaves Nogales se inspiró para esta novela en un viaje que realizó por Europa, hasta la URSS, sobre la que escribió varios libros. Además, en 1935 publicó su obra más famosa, la biografía ‘Juan Belmonte, matador de toros, su vida y sus hazañas’. El editor de Asteroide reitera que una de las cosas más interesantes de Chaves es “la capacidad que tuvo de detectar el momento histórico en el que estaba viviendo y darse cuenta de las tres fuerzas políticas que había en aquel momento, el liberalismo democrático, el comunismo y el fascismo”.

Gaziel y Manuel Chaves vivieron la misma época, sin embargo tienen una manera muy distinta de entender el periodismo. Solano indica que Gaziel “es mucho más intelectual, más consciente de la atención que tiene con su obra y sus artículos”, ya que “por un lado reflexiona sobre la realidad y por otro hacer reflexionar a su lector”, mientras que Chaves es “un poco más humilde y simplemente quiere ver y contar”. Esto puede deberse a que Chaves se puso a trabajar de periodista con 17 años, mientras que Gaziel era un estudiante de Filosofía, que no tenía intención de dedicarse al periodismo. Gaziel estuvo estudiando en La Sorbona en París, donde le cogió el inicio de la Primera Guerra Mundial. En ese momento, empieza a escribir el ‘Diario de un estudiante en París’, donde cuenta sus reflexiones sobre cómo está viviendo en una pensión tan alegremente y de repente el país entra en Guerra. Unos meses después, cuando vuelve a España, consigue que le publiquen esta serie de artículos en Barcelona, en el diario La Vanguardia, del que termina siendo director a partir de 1920.

De Paris a Monastir

Mientras desarrolla su carrera como periodista en La Vanguardia, se convierte en el corresponsal oficial de la Primera Guerra Mundial. Durante la misma, escribe la “barbaridad” de unos 10.000 artículos, de los que el 40% se publican en cinco libros, uno de los cuales es ‘De Paris a Monastir’. Este libro se sitúa en el invierno del año 1915 hasta 1916, cuando parece que la Guerra se va a decidir en los Balcanes. Graziel cuenta en este libro su viaje desde Paris hasta Monastir (Serbia), pasando por Grecia. Solano destaca que “lo más estremecedor es que en este libro es una de las primeras veces en literatura que alguien se enfrenta al drama de los refugiados”, hablando de “gente que lo ha perdido todo y que están muertos de hambre, en vez de contar las grandes batallas”.

“No es un corresponsal de guerra que está en el cuartel general en el frente contando heridos”, relata Urrutia, “sino que va recorriendo Italia, Grecia y Serbia y está en campamentos de refugiados”. Para Gaziel lo importante era contar el impacto que representa la guerra y la expectativa de que va a haber una ocupación o un ataque del ejército búlgaro, en ese caso. EN resumidas cuentas, habla sobre la vida cotidiana de la gente y que repercusión tiene la guerra en ella.

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