Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

Condiciones de trabajo de enfermería: causa y solución de la escasez de enfermeras

Enfermera. Doctora en Salud Pública e Investigadora del Grupo de Investigación GREDS-EMCONET | Enfermera, mediadora cultural y matrona residente del Trinity College of Dublin (Irlanda) | Enfermera y matrona especializada en parto respetado en Bristol (UK)
Dos enfermeras atienden a un paciente de COVID-19 en la UCI del Hospital Reina Sofía de Murcia. EFE/ Marcial Guillén

2

La pandemia del COVID-19 ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de 15.000 enfermeras en las unidades sanitarias, pero también se debe elevar al debate público cuáles son las necesidades de la enfermería. El Colegio General de Enfermería estima que unas 20.000 enfermeras formadas en España se encuentran actualmente trabajando en otros países, proceso que se acentuó entre 2010 y 2013 cuando el paro entre las enfermeras creció un 173%, superando las 18.000 profesionales sin trabajo. 

La evidencia científica concluye que las profesionales de enfermería están insatisfechas con los salarios que reciben, los contratos en ocasiones por días o a golpe de teléfono “si se precisa”, la falta de perspectivas de mejorar dentro de la profesión y las oportunidades educativas que se les ofrece. 

Cuando se les pregunta a las enfermeras si pudieron completar su trabajo durante su último turno, la gran mayoría responde que no debido a la carga de trabajo y la falta de tiempo. Tareas que se considerarían marcadores de buenas prácticas como hablar, consolar y educar a los y las pacientes y a sus familias quedaron pendientes en su último turno para más de la mitad de las enfermeras. Además, es común que un número considerable empiece la jornada sin saber la unidad en la que pasar el turno, o asuma responsabilidades de trabajos para los que no están preparado. 

La mayoría de las enfermeras denuncian que no son suficientes, lo que se ve reflejado en las ratios de pacientes por enfermera en España, que doblan las de países como Noruega o Suecia. No solamente carecen de oportunidades para participar en las decisiones políticas, sino que muchos cargos intermedios y de supervisión fracasan también en dar respuestas a sus preocupaciones y necesidades.

Muchas enfermeras españolas intentan paliar esta situación migrando al extranjero. 

Son numerosas las agencias de reclutamiento internacionales que han surgido en los últimos años, financiadas por hospitales y gobiernos de otros países para captar al personal de enfermería. Sus ofertas por lo general parecen la solución a todos los problemas de la precariedad española: contratos indefinidos, salarios razonables, hasta 6 semanas de vacaciones, numerosos bonos económicos, y en algunos casos incluso ofrecen alojamiento o vales de comida. La realidad al llegar al país de bienvenida normalmente es más compleja. 

Antes de trabajar en el puesto deseado se empieza trabajando en un rango profesional inferior que no requiere de ninguna titulación académica y con unos salarios mínimos, hasta alcanzar el nivel de inglés necesario para solicitar el número de colegiación. Por lo general, son largos procedimientos burocráticos que en el mejor de los casos llevan de 6 meses a un año. Durante todo este tiempo, las profesionales altamente cualificadas ocupan unos puestos de trabajo que han sido abandonados por la mayoría de los nativos del país debido a unos salarios precarizados y unos derechos laborales que se ven cada vez más deteriorados mientras las cargas de trabajo aumentan.

Adaptarse a una nueva cultura y otro idioma, navegar un sistema sanitario diferente, crear una nueva red social con otras reglas de socialización, es complicado. El abandono del círculo familiar y social en el país de origen, así como los desafíos de adaptarse a una nueva ciudad con un coste de vida por lo general superior pueden generar estrés y malestar. Por ello, es imposible evitar el aislamiento y discriminación. 

Llegado a este punto, muchas enfermeras pueden plantearse su vuelta al país de origen, pero en la mayoría de los casos se ha firmado un contrato de permanencia con penalizaciones económicas. Las enfermeras también se quedan porque se les ofrece un espacio profesional respetado, con contratos indefinidos o incluso con formación continuada de especialización pagada por el empleador. Existe una voluntad para que las enfermeras puedan conciliar la vida personal y profesional, que se ve reflejada por ejemplo en la planificación de los turnos a varias semanas vista, o la capacidad de las enfermeras de elegir el turno que más les convenga.

Tradicionalmente, las respuestas políticas a la escasez de enfermeras se han centrado en la mejora de la contratación y retención, tal como pretende la ministra Yolanda Díaz con la presente reforma de las políticas activas de empleo. Sin embargo, consideramos que estos esfuerzos son en vano si no se mejoran las condiciones de empleo y trabajo de las enfermeras en España, que pasa por ratificar el convenio internacional de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre el personal de enfermería, 1977 (núm. 149) y seguir las recomendaciones de la OIT sobre el personal de enfermería, 1977 (núm. 157).

Etiquetas
stats