Nosotros, los moderados

Hugo Martínez Abarca

Diputado autonómico de Podemos en la Asamblea de Madrid —

Los moderados somos quienes echábamos de sus casas a la gente que no podía pagar una hipoteca, quienes les condenábamos a seguir endeudados pese a que el banco se quedara su casa. Somos quienes rechazamos que si te echan de tu casa al menos se den por canceladas las deudas con el banco y puedas empezar de cero. Los moderados hemos recurrido al Tribunal Constitucional cada ley autonómica que ha defendido a los desahuciados.

Los moderados nos reunimos en un verano porque un poder extranjero nos había mandado una orden. En dos semanas apañamos con otras fuerzas moderadas un cambio de la Constitución de vuestro país para que el Estado pagara antes la deuda a los bancos alemanes y franceses que vuestros hospitales, institutos y vuestras pensiones. Los moderados le dijimos a Bruselas que íbamos a hacer una reforma laboral “extremadamente agresiva” y esta vez no mentimos.

Los moderados tenemos a todos nuestros tesoreros en el foco por financiación ilegal. Nuestro mecanismo más habitual de moderación financiera era hacer obras públicas carísimas e innecesarias para el país pero que generaban tal alegría en los constructores que daban “donativos” al partido, y éste dedicaba una parte para financiar sus campañas, otra para cuentas en Suiza y otra la repartíamos en sobres para que apenas hubiera dirigentes moderados que no estuviéramos moderadamente untados.

Cuando nos pillan a los moderados, destrozamos los discos duros para que el juez no encuentre pruebas. A eso le llamamos colaborar con la justicia (moderadamente), porque entregar las pruebas y confesar sería propio de populistas financiados por dictaduras caribeñas. Los moderados cambiamos la ley para que no podamos decir que nuestro partido está imputado por destruir las pruebas de la financiación ilegal y los sobornos a nuestros dirigentes: ahora estamos sólo investigados y la fianza de 1.2 millones de euros por haber mantenido una contabilidad falsa para hacer política es muestra de nuestro moderado acatamiento del Estado de Derecho.

Los moderados defendemos a quienes disparan a hambrientos que nadan en el mar hasta que mueran ahogados, los moderados vamos de vacaciones a meditar entre la tumba de un dictador y la del fundador de un partido fascista, los moderados usamos las cloacas del Estado para fabricar informes falsos contra los opositores, a los que sorprendentemente acceden organizaciones controladas por otros moderados como Manos Limpias o periodistas de comprobada moderación aunque luego los tribunales populistas se rían de cada denuncia presentada.

Los moderados tenemos un acuerdo con el Partido Comunista Chino porque además de moderados somos gente dialogante. Vendemos armas a Bahréin, Colombia, Egipto, Ghana, Israel , Pakistán, Arabia Saudí… porque en política nada es perfecto y facilitamos allí los negocios de nuestros constructores, los mismos que donaban para la financiación ilegal de nuestra moderada campaña electoral, quienes rellenaban los sobres de cada moderado. Los moderados somos quienes apoyamos la guerra de Irak que tanta paz, democracia y moderación ha traído al mundo. No como los populistas, que dieron clases a políticos malos de verdad.

Los moderados dejamos a ciudadanos sin Sanidad en función de su situación administrativa, dejamos sin fondos la Ley de Dependencia (pero pagamos con dinero público el cuidado de nuestra familia para no parecer demasiado fanáticos en eso de desatender a los necesitados) y vacíamos la caja de las pensiones pero cambiamos la ley para que las Comunidades no puedan negarse a mantener con dinero público colegios ultrarreligiosos que segregan por sexos. Y de paso con cada colegio de esos los moderados nos levantamos un millón de euros y lo celebramos un día con unas putitas de confianza y otro día con un volquete de putas, según tengamos el día más o menos moderado y sensiblón.

Los moderados aprobamos leyes mordaza para que quien cuente que ve algún delito se convierta en delincuente y para castigar a quien ose protestar en la calle contra las políticas moderadas.

Los moderados queríamos privatizar el agua mientras usábamos la empresa pública de agua para robar por medio mundo, a los moderados nos regalan áticos a cambio de pelotazos urbanísticos. Los moderados queríamos cambiar las leyes para que pusiera decenas de casinos en Madrid un señor que financia las campañas electorales de líderes mundiales de la moderación, desde Netanyahu en Israel a Donald Trump en Estados Unidos pero aquí lo seducíamos por amor al arte ludópata, puesto que nunca nos financiaríamos así. O casi nunca, que un moderado no puede ser tan tajante.

Pero lo más importante de todo es que los moderados estamos asustadísimos porque en estas elecciones pueden ganar los extremistas y acabar con tanta moderación.