La protección del lobo: una asignatura pendiente de la conservación de la naturaleza en España
En los últimos treinta años se han producido evidentes e importantes avances en la conservación del medio ambiente en España, como podremos apreciar a continuación con algunos ejemplos.
En la década de los ochenta se empezaron a construir las primeras depuradoras de aguas residuales; actualmente la mayor parte de las aguas residuales que se generan se depuran de forma más o menos adecuada.
A finales de los ochenta, las energías renovables eran prácticamente un sueño; hoy, una parte importante de la electricidad que se consume en España se obtiene de plantas de energías renovables (eólica, solar…).
A principios de los años noventa estaba prevista la construcción de varios centenares de nuevos grandes embalses que iban a inundar otros tantos valles. Afortunadamente la mayoría de esos embalses no se han construido, y en la actualidad tan solo están en construcción tres. Todo apunta a que pudieran ser de los últimos.
En 1985 había declarados en España tan solo 46 espacios naturales protegidos. En nuestros días hay declarados un total de 1.773 en todo el país.
A esta lista podríamos incorporar muchos otros hitos, lo que confirma que se han producido avances evidentes en lo que a la conservación del medio ambiente se refiere, con independencia de que algunos de los problemas ambientales que soportamos se hayan agravado en los últimos años, como ocurre, por ejemplo, con el cambio climático.
Sin embargo, el lobo ibérico ha permanecido al margen de estos avances en la conservación. Se quedó fuera por poco de la lista de especies protegidas de 1973, así como de la de 1981. También quedó excluida de los listados que vinieron después (Catalogo Español de Especies Amenazadas, Listado de Especies Silvestres…). Inexplicablemente, al lobo se le sigue cazando y persiguiendo en España. En Castilla y León, sin ir más lejos, cualquier persona, después de pagar seis mil euros, puede disparar y matar un lobo sentado tranquilamente en un puesto de caza, después de haber atraído al animal con comida.
El que todavía se puedan cazar lobos en España en 2016 resulta cuanto menos anacrónico, constituyendo la más clara asignatura pendiente de la conservación de la naturaleza en España, asignatura que aprobaron hace bastantes años otros países de nuestro entorno, como Portugal (con una legislación ambiental en general más laxa) o Italia, países donde se encuentra estrictamente protegido. Esta situación puede tener su origen en las presiones continuas ejercidas por un sector del mundo cinegético, y desde algunos sectores ganaderos. No todos, por supuesto: cada vez son más los ganaderos que públicamente se muestran contrarios a la caza del lobo.
Lo cierto es que los daños económicos generados por el lobo sobre el ganado a nivel nacional, daños que además pagan las administraciones, son muy reducidos. En 2014, entre todas las comunidades autónomas presupuestaron para el pago de daños un total de 1.156.035 euros, cifra de la que solo se gastó una parte. No obstante, si se hubiese gastado en su totalidad, tocaríamos aproximadamente a dos céntimos de euro anuales por cada ciudadano. Por el contrario, los ingresos derivados del turismo de observación del lobo en libertad, una práctica creciente en Europa y también en España, ya supera en nuestro país con creces esa cifra.
Por todo ello, resulta evidente que hay que aprobar de una vez por todas esta asignatura pendiente que nos ha quedado “colgada” y conseguir que se prohíba definitivamente la caza del lobo en toda España. Recientemente Equo, a través del grupo parlamentario de Podemos, ha presentado, a instancias de organizaciones como Ecologistas en Acción, Lobo Marley y WWF, una proposición no de ley en el Congreso de los Diputados para que se proteja el lobo en todo el territorio nacional. Esperamos que el resto de grupos parlamentarios sean receptivos a esta propuesta y consigamos acabar de una vez con una de las mayores incoherencias que existen actualmente en España en relación a la protección de la naturaleza y el medio ambiente.