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El día que las víctimas del franquismo nadaron de España hasta Argentina buscando justicia

Ascensión Mendieta, cuando logró enterrar a su padre, Timoteo, represaliado del franquismo

Emilio Silva

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8 de julio de 2002. Mientras se está exhumando una fosa con los restos de siete republicanos en la localidad leonesa de Piedrafita de Babia, un representante de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) entra casi temblando al juzgado de Villablino, para poner una denuncia por desaparición forzada. Lleva en la mano impresa una resolución de la ONU, la 47/133, del 18 de diciembre de 1992, como argumento para solicitar por primera vez una investigación penal en torno a una fosa de asesinados por los franquistas. La jueza abre diligencias, hace tomar muestras de ADN y se ofrece a interrogar a algún posible participante en la ejecución. Así comienza un camino de empoderamiento de las víctimas del franquismo, que empezaron rompiendo el silencio y atreviéndose a enunciar, para después denunciar.

Agosto de 2005. La ARMH exhuma los restos de Severiano Rivas, alcalde republicano de Castro de Rei, Lugo, asesinado por los golpistas de 1936. Su hijo, Darío, entonces con 85 años, viaje de Buenos Aires a Galicia y entierra a su padre en un nicho en el que ha puesto una placa: “Papá: descansa en paz. Te lo pide tu niño mimado. Darío”. Setenta y nueve años después de que fuera asesinado, el octogenario niño mimado pudo darle a su progenitor una sepultura digna.

Marzo del año 2008. Rubén Efrón, psicoanalista argentino y activista por los Derechos Humanos celebra su cumpleaños en Madrid, rodeado de su familia y de amigos exiliados en España. Le regalan un libro y mientras desenvolvía el regalo le explican que se trata de las memorias de un poeta español, comunista, que había pasado 21 años en las cárceles franquistas, que igual no lo conocía pero que se llamaba Marcos Ana.

Entonces Efrón contesta: ¿Qué si conozco a Marcos Ana? E inmediatamente se dirige a dos de sus amigos: “Jorge, Ricardo, vení. ¿Me pregunta este pelotudo que si conozco a Marcos Ana ¿lo conozco?”

Esos tres amigos, compañeros de la facultad de Medicina de Buenos Aires, habían organizado en septiembre de 1963 un acto en la universidad para recibir a Marcos Ana, como se contaba en el libro que acababa de desenvolver. A la hora de la tarta, Efrón hizo una referencia a la historia de España y terminó diciendo que mucho de lo que él sabía de la dignidad lo había aprendido de los republicanos exiliados en la Argentina. Y entonces sus invitados comenzaron a recitar nombres que fueron dibujando una constelación republicana exiliada en la Argentina.

Julio de 2008. El penalista Raúl Zaffaroni, que desde la Corte Suprema de Argentina dictó el fin de las leyes de punto y final y obediencia debida, y el jurista Matías Bailone, se sientan en una terraza en el centro de Madrid. La conversación gira en torno a la impunidad del franquismo en España y la posibilidad de presentar una querella en Argentina buscando la aplicación del principio de justicia universal. Entre café y café volvieron a sonar los nombres de juristas republicanos exiliados en Argentina: Jiménez de Asúa y Manuel de Rivacoba y Francisco Blasco y Fernández de Moreda, como sembradores de alguna de las semillas de lo que hoy se ha convertido en la punta de lanza internacional a la hora de juzgar a los responsables de una dictadura.

Junio de 2009. Matías Bailone termina su postgrado y regresa a Buenos Aires, con el proyecto de que pongamos en marcha una querella contra el franquismo. Un representante de la ARMH lo lleva al aeropuerto de Barajas y le entrega un disco duro repleto de documentos, informes de exhumaciones, listados de víctimas... En octubre se reúnen en Buenos Aires por primera vez los abogados, capitaneados por David Baigún (directo de Jiménez de Asúa) y Beinusz Szmuckler. Y allí deciden que el primer caso que se presentará será el de Darío Rivas, porque vive en Argentina y la desaparición de su padre, alcalde republicano de un pequeño pueblo les parece representativo del modelo de represión de la dictadura.

Marzo de 2010. Matías Bailone lee en el diario Página 12 una entrevista con el abogado Carlos Slepoy, residente en España y pieza fundamental en los juicios que aplicaron el principio de justicia universal en los juicios de la Audiencia Nacional de España contra la dictadura argentina. Matías busca su contacto porque en la entrevista Slepoy habla de la posibilidad de articular una querella con el principio de jurisdicción universal contra el franquismo. De eso modo se incorpora al equipo de abogados que ya tenía redactada la querella y acuerdan presentarla el día 14 de abril de 2010, eligiendo la fecha como un homenaje a las víctimas de la represión franquista. Además se suma otra persona, Inés García Holgado, que denunciará la desaparición de dos familiares.

14 de abril de 2010. En la Asociación de Abogados de Buenos Aires se presenta públicamente la querella. Además del equipo jurídico y los dos primeros querellantes se encuentran en la presentación: Estela de Carlotto, presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo; Nora Cortiñas, una de las fundadoras de las Madres de Plaza de Mayo; Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz y la ARMH, que como promotora de la querella envía a un representante. El acto termina con cánticos como 'Ay, Carmela', en ese cruce de emigraciones y exilios que ha unido y reunido en distintos momentos al pueblo argentino y al español.

14 de abril de 2020. Se cumplen diez años de aquella presentación. Todos los gobiernos españoles desde entonces han tratado de obstaculizarla, por acción o por omisión. En esta década se ha hecho más compleja porque se han incorporado numerosos colectivos: militantes torturados por la policía franquista, familiares de desaparecidos; y el último grupo en incorporarse de forma colectiva ha sido el de familiares de republicanos deportados a los campos nazis. Poco antes del confinamiento, acudieron a la representación diplomática de Argentina en España, acompañados por la abogada Ana Messuti.

La querella argentina ha supuesto un hito que ha permitido visibilizar a las víctimas, señalar a algunos de los verdugos y dar un tratamiento penal en sede judicial a las violaciones de Derechos Humanos de la dictadura franquista. Uno de sus mayores logros ha sido la exhumación e identificación de los restos de Timoteo Mendieta, que permitieron a su hija Ascensión darle una sepultura digna antes de fallecer el pasado mes de septiembre, además de permitir la identificación genética de otras 40 personas exhumadas por orden de la justicia en el cementerio español de Guadalajara.

En la película La lengua de las mariposas, don Gregorio, el maestro republicano cuenta en su discurso de jubilación una fábula. “En la primavera, el ánade salvaje vuelve a su tierra para las nupcias. Nada ni nadie lo podrá detener. Si le cortan las alas, irá a nado. Si le cortan las patas, se impulsará con su pico, como un remo en la corriente. Ese viaje es su razón de ser...” Así explica el viaje hacia la dignidad de los seres humanos y de las víctimas del franquismo en ese viaje que han hecho y siguen haciendo quienes, desde Villablino a Buenos Aires, se niegan a aceptar el imperio de la impunidad.

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