Por la boca muere el pez… y el Gobierno, por sus palabras
Hablar a destiempo, no medir las palabras, morder el anzuelo... En el refranero popular se dice también que por la boca muere el pez cuando alguien habla en exceso, el tiempo le devuelve sus palabras y le pone frente al espejo de sus contradicciones. Le pasa a todos los políticos y a todos los Gobiernos. También al de Pedro Sánchez, ahora en relación con la astronómica subida de las tarifas de la luz, un incremento inasumible para miles de familias que han visto cómo, en la primera quincena de julio, su factura se ha incrementado un 35% respecto a hace un año.
El presidente del Gobierno, en su viaje a EE.UU, se ha declarado especialmente preocupado por el asunto, pese a la decisión de su gabinete de rebajar el IVA del 21 al 10% y que los consumidores apenas han percibido. Sánchez no aporta, de momento, más solución que presionar a Bruselas, que no parece dispuesta a entrar en el asunto.
En diciembre de 2017, con una subida del 4,6%, Pedro Sánchez acusó al Ejecutivo de Mariano Rajoy de “empobrecer al país” y de “dar un golpe a las familias”. Mucho más contundentes fueron desde Unidas Podemos, su socio de gobierno, al anunciar en 2019 desde su cuenta oficial de twitter que su entrada en el Gobierno supondría una automática rebaja de la factura eléctrica y pondría “firmes a las grandes eléctricas”. Antes, el hoy ministro de Consumo, Alberto Garzón, denunciaba, con motivo de una subida del 10% de la tarifa en Navidad, que “las familias no podrán mantener sus casas a temperaturas adecuadas, lo que repercutirá gravemente en la salud de los que menos tienen”, y exhortaba que “ningún gobierno decente debería tolerarlo”. El suyo no sólo lo tolera, sino que se declara impotente ante las eléctricas mientras él mismo ya no habla de “la oligarquía que nos mete la mano en el bolsillo mientras el Ejecutivo no actúa” ni pide, como antaño, la nacionalización de las mismas.
Fue José María Aznar quien decidió privatizar el mercado eléctrico para que la luz fuese más barata y el resultado no fue tal, sino todo lo contrario y, después, los gobiernos de Zapatero no hicieron nada por remediarlo y tampoco, claro está, los de Rajoy. Unidas Podemos se ha tenido que tragar sus propias palabras sobre la codicia de las eléctricas y la complicidad con ellas de los gobiernos desde la liberalización del sector. Ya no habla de los extraordinarios beneficios de las empresas, ni de los expresidentes, exministros y ex secretarios de Estado que han estado y están en sus Consejos de Administración gracias a las puertas giratorias. Tan sólo se limita a trasladar que no se resigna a demorar las medidas necesarias para resolver el asunto y a instar a su socio a que cumpla con lo firmado en el pacto de gobierno, que no era otra cosa más que la reforma del mercado eléctrico y la rebaja de la factura de la luz. A la nacionalización ya renunció para sentarse en el Consejo de Ministros.
Lo firmado en aquel pacto también incluía un compromiso para modificar “los requisitos, reglas y convocatorias de las subastas para la asignación del régimen retributivo específico a nuevas instalaciones de producción de energía eléctrica a partir de fuentes de energía renovable, estableciendo como criterio fundamental el coste de generación de cada tecnología y posibilitando la participación de entidades locales, ciudadanas o cooperativas”. Y añadía: “realizaremos los cambios normativos necesarios en relación con el funcionamiento del mercado eléctrico para acabar con la sobrerretribución que reciben en el mercado mayorista determinadas tecnologías que fueron instaladas en un marco regulatorio diferente, anterior a la liberalización y que han recuperado sobradamente sus costes de inversión”.
Dos años después de lo dicho, nada. Ni Sánchez ni sus socios pueden aguantar su propia hemeroteca sobre las eléctricas y la subida de las tarifas, más allá de la retórica hueca ante los medios, que dura lo que dura en el mercado el último precio del kilovatio hora. Pues eso: que por la boca muere el pez… y el Gobierno, por sus palabras.
¡Claro, que también habría que escuchar a esa derecha que hoy se desgañita ante los micrófonos por los incrementos tarifarios lo que diría si a este Gobierno se le ocurriera intervenir el mercado! Es lo que tocaría para evitar más atracos y es lo que hay en Francia, Holanda, Suecia, Italia o Suiza, que son países con participación del estado en las compañías eléctricas. De hecho, 32 de las 50 mayores empresas del sector eléctrico a nivel mundial tienen participación pública, según datos de la OCDE.
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