Los cazadores se adueñan de África
Las autoridades del Parque Nacional de los Virunga, en la República Democrática del Congo, el más antiguo y más importante de África, han informado del asesinato de otro de sus guardabosques. La víctima se llamaba Rachel Masika y tenía veinticinco años. Con ella, y solo en lo que llevamos de año, los furtivos han matado a 8 de los 26 “rangers” que trabajan en el parque.
Las noticias de agentes forestales asesinados a tiros en el interior de las reservas naturales de África no es nada nuevo. Los cazadores se han adueñado allí de la vida salvaje, ante el espanto de quienes amamos la naturaleza y la indiferencia de los que la desprecian.
El mes pasado dábamos crónica en este mismo apartado de eldiario.es de lo que está ocurriendo en los Virunga, donde quedan los últimos gorilas de montaña del planeta, con los que estamos directamente emparentados. Pero las noticias que nos llegan de África no han dejado de ir a peor.
Al asesinato de la joven Rachel, que dio su vida por salvar la de los gorilas, hay que unir la publicación de un informe que alerta sobre la reactivación de otro frente contra la naturaleza africana: el de los safaris de lujo, a los que se muestran asiduos tantos y tan ilustres personajes de nuestro país .
El informe ha sido elaborado por la organización estadounidense Oakland Institute que dedica buena parte de su labor a denunciar los abusos en las transacciones de tierras por parte de las grandes multinacionales y a defender los derechos de las comunidades indígenas que las habitan.
En esta ocasión acusa al gobierno de Tanzania de ceder a las presiones de las compañías internacionales de safaris para expulsar a los masai de las tierras que rodean el Parque Nacional del Serengeti. Unas tierras que estas tribus habitan desde siempre, pastoreando al ganado y cultivando la tierra, pero que ahora las autoridades tanzanas quieren convertir en cotos privados de caza.
El informe denuncia que las compañías de safaris están empezando a expulsar a las tribus masai, impidiéndoles el acceso al agua y obstaculizando el paso de los rebaños a los abrevaderos. Relata como agentes uniformados de la policía local y de los cuerpos de seguridad privada de las empresas asaltan los poblados indígenas para desalojar a las familias, quemar sus casas y espantar al ganado para establecer a continuación sus campamentos.
El informe de Oakland Institute nombra de manera directa a dos grandes compañías extranjeras como principales responsables de esta “okupación” del Serengeti: Thomson Safaris, con sede en los Estados Unidos y delegaciones en medio mundo, y Otterlo Business Corporation, especializada en organizar viajes de caza para la familia real de los Emiratos Árabes Unidos y sus invitados.
Hace dos años Otterlo construyó, con permiso del gobierno, una gran pista de aterrizaje en sobre las tierras de los masai sin ni tan siquiera darles aviso. También obtuvo una licencia especial para explotar cerca de 400.000 hectáreas de tierra y organizar safaris de lujo. El año pasado, ante las crecientes protestas, el gobierno tanzano le retiró la licencia, pero Otterlo sigue comprando voluntades y organizando safaris.
En declaraciones al diario británico The Guardian el director de Thomson Safaris desmentía el informe del Oakland Institute y denunciaba que quienes en verdad están sufriendo ataques son los miembros de su personal, a los que los masai agreden “con lanzas y flechas envenenadas” incitados por las ONG de defensa de la naturaleza.
La crónica de este tipo de conflictos se extiende al resto de países africanos y podría dar lugar a un reportaje de varias páginas, pero solo vendría a confirmar un hecho terrible: que mientras el mundo mira hacia otros lados, los cazadores se están adueñando de África.