Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
El Gobierno da por imposible pactar la acogida de menores migrantes con el PP
Borrell: “Israel es dependiente de EEUU y otros, sin ellos no podría hacer lo que hace”
Opinión - Salvar el Mediterráneo y a sus gentes. Por Neus Tomàs

¿Cómo va la cosa?

El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, interviene durante un mitin electoral en Zaragoza

Antón Losada

16 de julio de 2023 22:14 h

45

La pregunta del millón a estas alturas de campaña electoral. Como soy gallego estoy obligado a contestar que depende, para no contradecir las expectativas que suele haber sobre nosotros al pasar Piedrafita y que tanto les han ayudado -antes a Mariano Rajoy, ahora a Núñez Feijóo- a pillar desprevenidos a sus rivales y liquidarlos mientras se preguntaban quién era ese señor y qué había pasado. La primera semana de campaña le ha ido mejor a la derecha que a la izquierda, lo que significa que ha ampliado su ventaja, no que haya ganado los comicios. La elección primaria continúa dónde estaba: o una coalición de derechas o una coalición de izquierdas más los nacionalistas, derogar o ratificar; escojan qué prefieren para la próxima legislatura.

Si buscan la respuesta del millón en el chaparrón diario de encuestas -no sé ustedes, pero servidor casi agradece que no se puedan publicar más-, el PP se ha situado a una distancia del PSOE claramente fuera de los márgenes de error de los sondeos y compite por superar los 150 escaños; los socialistas han pasado de pelear por mantener o superar su resultado de 2019, a tratar de alejarse lo más posible de los cien diputados; y la pugna por el tercer puesto entre Vox y Sumar se ha estrechado más en favor de los de Yolanda Díaz.

Si tratan de deducir la respuesta de los mensajes y estrategias de los partidos, verán que Feijóo va lanzado a por el voto de Vox, convencido de que puede acercarse a un resultado que le permita gobernar en solitario; que Abascal ha comprado totalmente el marco popular y dedica todo su esfuerzo a tratar de explicarle a los suyos cuál es la verdadera utilidad de su papeleta; que Sánchez trata de volver a donde estaba antes del debate, a la épica de la remontada pero con menos tiempo y menos epopeya; y que Yolanda Díaz ya tiene claro que su problema ni es Sánchez, ni el PSOE, que le va mejor en la confrontación directa con Abascal y Feijóo.

La última semana de campaña presenta la novedad del silencio demoscópico y tiene un puerto en mitad del recorrido -el debate a (de momento) 3 en TVE- con un impacto difícil de anticipar, especialmente tras el éxito de crítica y público del debate a siete frente al cara a cara. No se fíen de quienes les aseguran que no va a tener trascendencia. Son los mismos que aseguraban que el cara a cara no era para tanto… hasta que lo ganó Feijóo. Nunca se sabe dónde puede aparecer el famoso cisne negro.

La decisión del candidato popular de no acudir parecía lo prudente en un escenario donde el principal objetivo era contener el impacto tóxico de los pactos con la ultraderecha. Pero ahora el objetivo ha cambiado. Si Feijóo va a por el voto útil y a por el voto de Vox, no comparecer y cederle a Abascal en exclusiva el papel de portavoz del hipotético nuevo gobierno, se convierte en una decisión que lo deja todo en manos de los rivales, de lo bien o mal que lo hagan los otros esa noche.

De entrada, les regala hora y media de televisión. Sánchez y Díaz -si optan por la más inteligente y demuestran entendimiento- podrán dedicarse a movilizar el voto de izquierda y a poner cuanto diga Abascal en boca de Núñez Feijóo, mientras el líder de Vox podrá demostrar ante sus bases que votarle a él no es votar al sanchismo; todo ello sin que nadie les lleve la contraria o hable por Feijóo. La incomparecencia en política constituye un riesgo no controlable. Tu espacio siempre lo ocupa otro y sólo de él depende aprovecharlo. Ir o no ir, Alberto, esa es la cuestión. 

Etiquetas
stats