Menos libros, menos pública
Casi 600.000 alumnos se quedaron el año pasado sin ayuda para libros y material escolar, 25.000 alumnos han perdido su beca y tenemos 20.000 profesores menos en la enseñanza pública no universitaria a la que se han incorporado 80.000 estudiantes más.
Son datos del propio ministerio, que a Wert aún no le parecen brutales, probablemente porque se guarda ese adjetivo para el hachazo con el que ha inaugurado este curso y cuyos resultados oficiales conoceremos el próximo setiembre.
Se han recortado 134 millones de euros para becas, se han destinado 61.302 millones de euros menos para la compra de libros, 30.000 universitarios tienen problemas severos para pagar la matrícula… se ensancha la certeza de que hemos estudiado por encima de nuestra posibilidades de parias. Los chavales montan tenderetes en la calle para vender libros usados.
Las consecuencias de esta degradación de la enseñanza pública en España las empezamos a conocer ahora y seguiremos evaluando sus secuelas cuando pasen los años y Wert haya salido por una puerta giratoria que le lleve a algún cargo tan rimbombante como bien remunerado, cuando Rajoy nos haya dejado de decir esa doble mentira de que pierde dinero a cambio de hacernos el favor gobernarnos.
Con unas migajas de lo destinado a Bankia, con unas migajas de los millones cobrados por la patulea de ejecutivos que han sido premiados por su incompetencia y latrocinio, con unas migajas de los créditos a amigos -el último a Cotino--, nada de esto estaría ocurriendo. Ahora es cuando viene el idiota moral de guardia y grita que decir esto es demagogia, que al sistema bancario no se le podía dejar caer y que es lógico que Rato cobrara 2,34 millones de euros al año en retribuciones por acabar de llevar a Bankia a la posición del Costa Concordia anterior al rescate.
La voladura de la enseñanza pública avanza a buen ritmo, quedan cada vez menos posiciones que dinamitar y estamos a un minuto de que la gente sin dinero deje masivamente de estudiar en la Universidad y se largue del país con los inmigrantes que nunca debieron venir. 300 españoles al mes se van a Perú. Excelso balance en menos de dos años. Menos mal que no se iban a tocar ni la enseñanza pública, ni la sanidad pública, ni, menos aún, las pensiones públicas.
Por si quedaba alguna duda, Wert ya ha dicho que toda huelga contra esta situación de degradación de la enseñanza será política, con lo que parece querer denostar cualquier posible convocatoria. Antes de que le recompensen por los servicios liberales prestados, alguien debería decirle que, por ahora, no es delito hacer una huelga política ante medidas políticas, tomadas por políticos que hacen política, política de derechas.