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Una protesta de las duras

El capitán de la selección inglesa, Harry Kane, llevando el brazalete de OneLove el 26 de septiembre de 2022

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La hipocresía es el colmo de todas las maldades

Molière

Van a colocarse un brazalete y luego podrán un tuit muy duro. ¡Menudos malotes! Lo del Mundial de Qatar y los gestos es todo un repaso por los males del siglo. Errejón se une a la revolución: le ha pedido a la Federación Española de Fútbol “que reaccione” ante las vulneraciones de derechos humanos en el emirato. ¿Cómo? ¿No acudiendo? Quita, quita, poniéndose un brazalete con la bandera arcoíris. Es algo serio. Hay que ponérsela aunque no le guste a la FIFA. La apoteosis de la transgresión. 

¿Que han muerto 6.500 hombres-esclavos para construir los estadios como denunció The Guardian? Te pones una camiseta negra, como los daneses. ¿Que los derechos de los homosexuales se vulneran? Un brazalete. ¿Que a las mujeres se las discrimina? Un lazo violeta en la equipación. ¿Que no hay libertad de expresión? Una venda simbólica en la boca. ¿Que tienen pena de muerte?, aunque hayan suspendido la última ejecución decretada, pues ¿yo qué sé? ¿un gorro frigio? Como esta oleada de indignación de paripé siga adelante, los jugadores van a parecer comparsas de Cádiz cuando salten a esos terrenos de juego manchados de sangre. ¡Ah, y no olvidar poner un tuit pero muy, muy duro para que quede favorecida tu protesta!

Es la sociedad que tenemos: la de las revoluciones árabes desde el sofá -por ahí empezó todo-, la de los boicots en redes que no se cumplen, la del golpe en el pecho y la caña entre pecho y espalda; la que lo vende todo al mejor postor y luego se rasga las vestiduras de que éste sea un indeseable; la que perdona que se asesine a un periodista norteamericano de forma cruel y despiadada en una celada a cambio de combustible. La del grito y el lacito y la ausencia de compromiso y de sacrificio. 

Ante un hecho escandaloso, inaceptable desde un punto de vista moral, si quieres mostrar tu rechazo has de elegir una fórmula que exija de tu parte algo de sacrificio. En caso contrario, lo mejor es callar y seguir de largo. Si las selecciones van a jugar, si tú vas a ver los partidos con pizza y cerveza y los amigos, si no vas a dar o a arriesgar nada de ti oponiéndote a ello, mejor calla. El alcalde de Burdeos no va a poner pantallas gigantes para ver a su selección porque no puede tolerar ser considerado un colaborador con un país que esclaviza y maltrata trabajadores. Otros seis alcaldes de grandes ciudades francesas harán lo mismo. Plas, plas, plas. A lo mejor quieren que les demos una palmada en la espalda o consideran que sus votantes se verán así aliviados. Estarán en su casa o en los bares viendo jugar a Francia, como ellos mismos, por otra parte. 

Lo que nos conmueve y nos impresiona de los grandes gestos de solidaridad o de protesta de la historia de la humanidad es el valor personal que comportaban, ese vencimiento del propio miedo y la propia comodidad que investía al activista de una pátina heroica. Si Parks no hubiera arriesgado nada, si las sufragistas no hubieran aceptado el riesgo, no serían lo que son, ni quizá hubieran conseguido nada, si tanta gente no hubiera ido a prisión, si tantos no hubieran sufrido persecución o tortura o muerte por defender sus ideales y una causa justa para la humanidad, ni su recuerdo significaría nada para nosotros ni probablemente disfrutaríamos de los derechos y libertades que tenemos ahora. 

Las protestas de salón son un engaño masivo de destrucción social. Estoy segura que ni apaciguan las conciencias soliviantadas, si acaso quedara alguna. Luego tocará poner tuits muy fuertes también con la venta de armas a tal o cual dictador o la compra de energía a tal o tal césar autoritario. Lo cierto es que a Qatar se le ha entregado un arma de propaganda de alta precisión y era sabido desde el principio. Han sido los intereses de algunos y la pasión de muchos los que no han evitado que el amado Mundial viaje a países que ni siquiera tienen tradición futbolística sólo porque son ricos y porque buscan blanquearse ante los ojos del mundo. Fue mala idea desde el principio. Tiempo hubo pues de oponerse o protestar o tener gestos de presión cuando podían tenerse. “En decisiones tan importantes como la atribución de un Mundial es muy posible que el dinero circule y que alguien se lo meta en el bolsillo”, dijo Blatter el ex presidente de la FIIFA en relación con la adjudicación de la sede de este Mundial, que además le endiñó a presiones de Sarkozy sobre Platini. Todo muy edificante. ¿Ante eso de qué color me tengo que poner el brazalete? ¿Con un petrodólar de colores? Y de lo de jugarlo en noviembre por el clima ¿qué me dicen? ¿Salimos en bañador al campo para reivindicar el mundial en verano?

No tendría ningún valor que yo les dijera que no voy a verlo. No iba a hacerlo se jugara donde se jugara, pero son los aficionados los que podrían tomar esa decisión. Yo no soy hipócrita, al menos, les digo que desde el principio esto ha sido una cagada y que como tal se ha aceptado. No me voy a poner ningún brazalete. Tampoco voy a poner un tuit duro ni voy a colgar una foto-protesta sin filtros en Instagram. No cuelgo nada en Instagram. 

Y aunque no venga a cuento ¡qué pena Iñigo, para qué estás quedando!

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