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Revolución solar y alegría colectiva

Parte del equipo humano de Ecooo en su espacio participativo Savia Solar, alimentado al 100% por fuentes renovables.

Ruth Toledano / Ruth Toledano

En un ambiente político intoxicado por nombres como Blesa, Bárcenas, Rato, Soria, Cañete, Mato o Rajoy; en un escenario social de indignación, rabia, desesperanza; en una realidad laboral de abuso, desempleo, precariedad; en situación de última llamada del ecosistema planetario: ¿qué podemos hacer?, ¿es posible actuar, crear, reconducir, reinventar?, ¿es posible buscar vías de regeneración, de cambio radical?, ¿es posible una economía del bien común?, ¿es posible crecer decreciendo?, ¿es posible una empresa de no lucro sino de transformación social?

Para encontrar respuesta a estas acuciantes preguntas, debemos empezar a poner el foco sobre otros nombres, otras personas, otros colectivos, que, más allá de los grandes teóricos, de los sesudos ideólogos, de los intelectuales especulativos (todos ellos imprescindibles para un también necesario proceso doctrinal), están dispuestos, con propuestas concretas, a desintoxicarnos, a limpiar el ambiente, a desarrollar la inteligencia colectiva y el asociacionismo, a ser otra clase de emprendedores. Debemos visibilizar proyectos que nos devuelvan un poco de fe en el futuro.

Es el caso, por ejemplo, de Ecooo, una iniciativa de desarrollo sostenible y compromiso con el medio ambiente puesta en marcha por profesionales de distintos ámbitos (ingeniería, economía, derecho, periodismo, investigación, ciencias políticas y educación): Cote Romero, Mario Sánchez Herrero, José Vicente Barcia, Juan José del Valle, Aurora Blanco y Rodrigo Irurzun. Otra clase de personas, otra clase de nombres.

Convencidos de la perversión implícita que supone delegar en otros, que tienen intereses corporativos, nuestras decisiones en una materia tan importante para nuestra vida particular y común como es la energía, están dispuestos a empoderar a la ciudadanía en este ámbito; dispuestos a hacer posible otra cultura de la energía: la de la cooperación; dispuestos a demostrar que existen tecnologías renovables competitivas pero que no se conocen porque no interesa que se conozcan; dispuestos a democratizar las fuentes; dispuestos a redactar un nuevo contrato social de nuestra especie con el medio que nos rodea. Dispuestos a ser, y que seamos, parte de la solución.

Frente al oligopolio, que quiere expulsar a las renovables del mercado eléctrico; frente a las grandes corporaciones, que tienen en sus manos el control de las políticas energéticas; frente a los gobiernos y los poderes económicos, que prefieren su sistema centralizado y contaminante; frente a un cambio climático que no puede esperar, Ecooo llama a la desobediencia. Desobediencia solar: enfrentarse al modelo energético vigente socializando la fuente de energía allí donde se produce para prescindir así del petróleo, el gas y el uranio.

¿Cómo podemos desobedecer?

A través del autoconsumo, ya sea aislado o conectado a la red, aprovechando el tejado de nuestra casa, nuestra comunidad de vecinos o nuestra empresa. Aunque el Gobierno de España, presionado por las compañías eléctricas, obstaculiza estas posibilidades tratando de gravar este modelo, en más de 60 estados en todo el mundo los ciudadanos ya producen de este modo energía limpia, ahorran en su factura y participan del proceso de cambio del sistema energético.

A través de proyectos alternativos (Desobediencia Solar, Camino Solar, Depósito SolarDepósito Solar), que pueden convertirnos en titulares y copropietarios, junto a cientos de personas, de una instalación solar fotovoltáica instalada en los tejados de comunidades de vecinos o de edificios industriales o municipales. Los tejados permiten que la energía se genere allí donde se necesita, se reducen pérdidas en la red de transporte y se da uso a una superficie que no puede estar destinada a otros fines, como sucede en las plantas sobre el suelo. Es posible la microparticipación en estos proyectos con una inversión desde 100 euros, de la que se obtendrá una rentabilidad, ¡ética!, del 6% anual, cuyos beneficios se reparten entre todos los participantes. Es decir, una forma de invertir nuestro dinero en valores e ideología, impidiendo el atraco del que somos víctimas por parte del oligopolio y del Gobierno (que ya ha impuesto un recorte de 1.750 millones a las renovables, lo que supone un 20% menos en los incentivos). Un Gobierno que pretende fiscalizar también nuestros tejados.

No obstante y ante todo, Ecooo insiste en que el kilovatio/hora más democrático y ecológico es aquel que no se consume, por lo que promueve el ahorro de energía para disminuir nuestra huella en el planeta y ser menos dependientes de los combustibles fósiles. Así que ofrece la posibilidad de realizar auditoría y asesoría energética para hacernos conscientes de nuestros usos y fuentes, reducir nuestro consumo y plantearnos alternativas de ahorro e incorporación de renovables.

Todas estas posibilidades suponen un empoderamiento que puede transformar a los ciudadanos en “prosumidores”, es decir, productores-consumidores, y pueden conllevar un ahorro energético de entre un 25 y un 50%. “Es mejor la peor de nuestras alternativas que la mejor de sus resignaciones”, advierte Ecooo, “porque nuestras alternativas no matan”. Inspirados por esta filosofía, llevan a cabo en la actualidad la asesoría energética de varias comunidades indígenas en Ecuador. Chunta Aragonesista (CHA), EQUO, ICV, SEO/BirdLife o Amigos de la Tierra ya han adquirido distintos compromisos fotovoltáicos con Ecooo.

Así que es posible emprender con otros presupuestos. “Cuando la tristeza es un mandato oficial, la alegría colectiva es una forma de desobediencia”, es la sorprendente y estimulante proclama que impulsa a José Vicente Barcia, responsable de Comunicación de Ecooo. Y, ahora, coordinador también de Savia Solar, un espacio en Lavapiés (Madrid) creado por Ecooo y abierto al encuentro, la participación, el debate, la búsqueda de argumentos y la creación, a través de proyectos conjuntos, de una red especializada (principalmente, en ecología, energía renovable y justicia social). Convencido de que el big bang del 15M ha servido para recuperar la capacidad creativa de las clases medias, que han vuelto sus ojos a lo alternativo, Barcia considera que la revolución actual consiste en potenciar acuerdos entre productores y consumidores evitando a los intermediarios, propios de una obsoleta cultura de la delegación: “No es una época de cambio, sino un cambio de época”.

Savia Solar es un espacio contruído con una “visión poética: continente es contenido”, bello, tranquilo, de arquitectura bioclimática, alimentado al 100% por fuentes renovables (electricidad verde de Som Energía, calor por suelo radiante, agua caliente con paneles) y puesto en marcha con la aportación de lo que denominan “comuneros”. Pero, ¿de dónde provendrán los beneficios económicos de Savia Solar? Es admirable que estos emprendedores expliquen su visión económica empezando por dividir las posibles propuestas, acciones y eventos en “no productores de dinero y productores de dinero”. El coworking, la librería especializada en Energía, Ecología y Economía, la formación y el alquiler para eventos culturales y gastronómicos (apostando, con Menudavida, por la alta cocina vegetariana) son las actividades previstas para generar flujo económico. Pero consideran “esenciales” las primeras, generadas por “entidades y movimientos sociales que quieren construir un mundo más justo, solidario y sostenible”. “Su rentabilidad”, señalan, “es de índole netamente social, que a nuestro juicio es como tiene que ser”.

Emociona tan luminosa declaración de principios económicos en una realidad tan black. Demuestra que otra economía es posible. Que otros nombres son posibles. Que otra empresa es posible.

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