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Otra ‘semana horribilis’ para Felipe VI

El rey Felipe VI asiste este martes en Madrid al preestreno de la serie “Sin Límites”. EFE/Juanjo Martín

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Empieza a no haber semana buena para Felipe VI. Su padre, que considera que no tiene que dar explicaciones, suma otro buen motivo para hacerlo. La Agencia Tributaria le reclama ahora que justifique quién pagó los gastos de las cacerías a las que asistió después de abdicar. Para salir de esta ya no puede alegar las regularizaciones a las que recurrió para resolver sus deudas con Hacienda, porque se trata de operaciones nuevas y no incluidas en las que se investigaron en ese momento. 

Que el emérito haya decidido que no regresa a Sanxenxo para asistir al campeonato del mundo de vela, tal y como dio por hecho su círculo de amistades gallegas, parece más fruto de la causalidad vinculada a esta nueva investigación del fisco que a la casualidad, aunque la información oficial se limita a atribuir esta ausencia a “razones de índole estrictamente privada”. Mariángel Alcázar, que lleva años informando sobre la Casa Real, ha explicado que la euforia con la que Juan Carlos I se despidió el 23 de mayo de sus anfitriones, a los que prometió regresar para las regatas de este fin de semana y del campeonato que empieza el próximo día 14, ya no era la misma cuando salió de la Zarzuela después de la larga conversación que mantuvo con su hijo. En ella, según ese entorno palaciego que nunca se acaba de identificar, el rey le habría dicho a Juan Carlos que no se pueden repetir espectáculos como el de su anterior visita. 

Hasta qué punto se complica el horizonte judicial del emérito está aún por ver y no hay que descartar que al final se considere que ha prescrito. De momento, el consuelo para Felipe VI es que se ahorrará durante un tiempo ver por la televisión a su padre vacilando a los periodistas cuando le preguntan si piensa dar explicaciones. Los españoles las merecen y cada día que pasa aumenta su deuda y no solo la fiscal. Haría bien el actual rey en no limitarse a esconder a su padre y asumir que la transparencia pasa también por dar a conocer los obsequios que recibe el emérito puesto que sigue siendo miembro de la Familia Real. Aún no sabemos quién pagó el lujoso jet que le trasladó de Abu Dabi a España. 

El segundo problema que tiene Felipe VI procede del fuego amigo. No será porque no estuviese avisado, pero el PP lo ha vuelto a hacer. La Junta Electoral ya le regañó en el 2019 por haber utilizado una imagen del rey en un vídeo de campaña. Pablo Casado aparecía saludando a Felipe VI y con expresiones como “lo que nos une”. La JEC consideró que el partido había hecho  “una apropiación indebida del prestigio de la Corona en beneficio propio” de la formación. Retiraron la campaña a tiempo de evitarse la sanción y ahí se quedó la cosa. 

Ahora ha sido Juanma Moreno quien ha decidido que, como el rey tiene pocos problemas, qué más da uno más, porque solo así se entiende que haya puesto en circulación un vídeo en el que el candidato del PP a la Junta aparece saludando al monarca mientras se pueden leer los mensajes ‘Llevabas mucho tiempo esperando un presidente como éste…’ y ‘Todos con Juanma! Andalucía Avanza’. En esta ocasión, a diferencia de otros materiales de campaña, no se ha olvidado de incluir el logo del partido. 

“Le roi n’administre pas, ne gouverne pas, il règne’ (el rey no administra, no gobierna, él reina) es el mejor eslogan para resumir lo que debería ser una monarquía parlamentaria desde que lo popularizase Adolphe Thiers para cargarse a Carlos X de Francia. Los historiadores puntualizan que antes de que este historiador, que acabó metido en política, escribiese la famosa frase a principios de 1830, ya había dicho algo parecido el canciller polaco Jan Zamoyski para pedir al rey Segismundo III que se dedicase a lo suyo, a preservar la Corona, y no se metiese en política. Más allá de copyrights históricos, la idea de Thiers o del canciller polaco son el mejor consejo para un monarca que aspire a sobrevivir y si no, que le pregunten a Isabel II, que acumula jubileos y no solo porque cumpla años. 

Además de los problemas que le ha dado y le da su padre, el rey Felipe VI debería afrontar otro y no procede precisamente de los que prefieren la tricolor republicana o la estelada. El principal problema lo tiene con los que desde la derecha y extrema derecha se han apropiado y con evidente éxito de la rojigualda, del mismo modo que quieren apropiarse políticamente de la Corona. Incluso para los que tenemos por bandera “la ropa tendía”, en magnífica definición de Extremoduro, el rey debe ejercer el papel que la Constitución le otorga. Sus funciones están claras: Simboliza y firma. Poco más. 

Para simbolizar debe ser reconocido por la mayoría de ciudadanos, o al menos no provocar rechazo en una parte importante, y eso solo es posible si se mantiene alejado de la bronca partidista. Si el PP, como ha ocurrido de nuevo, o alguno de sus satélites mediáticos lo utiliza y responde con un silencio se equivoca. En el mundo de los plebeyos a menudo callar es otorgar.

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