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Vuelve, Soraya, vuelve

Sáenz de Santamaría a su entrada al Supremo

Lourdes Lancho

Jamás pensé que diría esta frase y menos que la desearía fervientemente. Aludo a unos versos de Antonio Machado para hacerlo, porque prefiero una cabeza que piense frente a las que embisten. Y en su comparecencia ante el Supremo como testigo en la causa contra el procés, Soraya Sáenz de Santamaría demostró firmeza, competencia y serenidad al contestar las preguntas. Me daban ganas de levantarme a aplaudir ante algunas respuestas. Y no precisamente porque esté de acuerdo ideológicamente con ella, o porque crea que el gobierno al que pertenecía lo hizo bien en esta crisis. Es más, creo que fueron gran parte del problema. Pero escuchándola hablar y corregir, sin siquiera mirarle a la cara, al abogado de Vox, en cuestiones constitucionales. Corregir al fiscal en el funcionamiento y estructura del estado, lo bien que se había preparado su comparecencia... Alguna sonrisa se le escapaba a Soraya en las “esmachadas” que se marcó ayer en temas legales y de estado. Con su habitual pose de niña aplicada, las manos cruzadas en el pupitre, iba contestando a las preguntas con precisión. Disfruté.

Y es que estamos viendo como todo se derrumba a nuestro alrededor. Los independentistas se están dando cuenta que lo que pasó o era un farol, o en el peor de los casos, una inconsciencia. Por no hablar de la fiscalía y la abogacía del estado que, hasta el momento, no consiguen ni de lejos demostrar que hubo la violencia necesaria para acusar de rebelión. Y mucho menos para tenerlos casi un año y medio en prisión. Están dando vergüenza ajena, por lo menos lo que hemos visto y escuchado hasta ahora.

El gobierno, ya en tiempo de descuento, ha tenido poco tiempo y algunas “pifias” sonadas que han hecho tambalear la confianza de que se sabía lo que se hacía en algunos aspectos. Pero en el equipo de Pedro Sánchez se han sentado personas que han demostrado brillantez y competencia y también han tenido intervenciones que me han dado ganas de aplaudir. María Jesús Montero me tiene entre sus más fervientes admiradoras.

Me gusta trabajar para personas que, de una manera u otra admiro. Igual que me gustaría que me gobernasen personas que no me provocasen bochorno. Estos días seguro que están recibiendo memes y videos con intervenciones de algunos líderes que se presentan a las próximas elecciones generales. Junto a la ignorancia se aprecia la soberbia y la vanidad de no creerse tonto. Y hablan de cualquier cosa, y opinan como si estuviese con un palillo en la boca tomándose unas cañas.

Necesitamos urgentemente que algo funcione, que las cosas empiecen a ir bien en las instituciones y que se recupere el respeto por la política y los políticos. Desearía que la Unión Europea, que el estado español, que el gobierno de la Generalitat, todos los gobierno autónomos, los ayuntamientos… empezasen a funcionar, a recuperar la política, gestionados por gente que sepa o por lo menos haya estudiado de verdad. Y que olviden el frentismo, y el populismo. Sé que es pedir mucho. Pero, viendo a Soraya Sáenz de Santamaría, me ha venido a la cabeza ese refrán que dice “otros vendrán que bueno te harán”. Soraya ya era y es muy buena política. Lo que no me imaginaba jamás es que yo la iba a echar de menos.

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