In vigilando e in eligendo

En marzo de 2023, en una carta abierta a Pedro Sánchez, adjunto enlace al principio, recogía una opinión de Rufián en la que manifestaba que se estaba produciendo un alejamiento del gobierno socialista con la realidad social de nuestro país, discrepé de esta opinión y apostillaba que “quien está alejado de la realidad social, puede parecer paradójico, es el partido compañero secretario general y ahí sí eres responsable, porque entre tus obligaciones como Presidente de gobierno y las de la secretaria general del PSOE has hecho una dejación de responsabilidad con respecto a esta última” En la carta se matiza esta opinión, que fuera de contexto puede parecer poco acertada.

Hay dos expresiones latinas, “in vigilando” e “in eligendo” que vienen al caso de lo que ahora estamos relatando. En primer lugar, “in vigilando” que puede traducirse en “la responsabilidad civil que recae sobre alguien por no haber vigilado adecuadamente a otra persona (menor, empleado, etc.) e” in eligendo“ que se traduce en ”la responsabilidad que tiene una persona por un hecho ajeno, por no llevar a cabo la diligencia exigida al elegir a ese tercero para llevar a cabo una conducta“

Recuerdo los tiempos en que era necesario para afiliarse al PSOE contar al menos con dos avales de militantes socialistas, después el comité debatía sobre la idoneidad de las solicitudes y posteriormente se colgaban en el tablón de la casa del pueblo durante unos días para posteriormente enviar las solicitudes al comité federal y una vez resuelto se daba cuenta a la asamblea local Aunque no era un filtro infalible contra afiliaciones no deseadas, ofrecía garantías sobre la trayectoria y condición del solicitante.

¿Estas normas estatutarias habrían impedido que personas como Leire, Salazar, Ábalos, Cerdán, Koldo y otros acusados recientemente de acoso ingresaran al PSOE? Probablemente no en todos los casos. Sin embargo, creo que algunos no habrían solicitado su ingreso debido a los filtros establecidos.

La excesiva institucionalización de los partidos lleva a que estos comportamientos ilícitos se estén generalizando y estas situaciones solo podrán resolverse cuando el partido pueda ejercer una labor “in vigilando” de la acción de gobierno. Esto es difícil si el candidato a presidente del ejecutivo coincide con el del secretario general del partido y todavía más difícil si el número dos el partido, secretario de organización, es a su vez el ministro cuya cartera gestiona el mayor presupuesto del ejecutivo, en este caso concreto Ábalos.

No hay duda de que ha habido una dejación de responsabilidad tanto a la hora de vigilar como a la de elegir. Han fallado los controles que deben activar señales de alarma para evitar comportamientos inadecuados y han fallado los resortes para cerciorarse sobre la idoneidad de determinados nombramientos que a la postre han resultado fallidos. La responsabilidad principal in vigilando debe exigírsele al secretario de organización, aunque paradójicamente, en el caso de Ábalos y Cerdán, esto implica poner al zorro a cuidar el gallinero. La elección de personas para cargos específicos es más compleja ya que puede ser colegiada o propuesta por el “jefe de grupo”, pero para cubrir los puestos de mayor responsabilidad, el secretario general o el presidente del ejecutivo deben estar formalmente informados.

En cualquier caso, la condición humana, en ocasiones, marca y define actitudes que quebrantan normativas y principios y contamina la estructura moral de la sociedad en cualquiera de sus ámbitos. Por este motivo, los mecanismos de control deben ser estrictos sin caer en el autoritarismo, pero lo suficientemente rigurosos para garantizar que el interés individual no prevalezca sobre el bienestar colectivo.