El tiempo de los matices se acabó. La derecha no viene, ya está aquí; rabiosa, organizada, lanzando una ofensiva cultural y política que no se detiene ante nada y ganando elecciones, una tras otra. PP y VOX han convertido la crispación en método y el odio en programa. Y frente a eso, una izquierda que titubea, que mide cada palabra como si hablara al espejo del CIS, no al país real que sufre y espera algo más que gestión y contención. ¡No es solo la Economía, estúpido! O el PSOE y toda la izquierda resucitan el pulso político de las grandes causas, o perderemos la calle, la credibilidad y la historia. Perdimos un feudo histórico de manera abrumadora, Extremadura. En nada será Andalucía. Solo nos quedará la Castilla La Mancha de García-Page…¿nos preguntamos por qué? Ya no basta con el tono institucional o con las apelaciones al “sentido común”: eso lo usurpa hoy la derecha para legitimar su asalto. Hace falta pasión, verbo, presencia, épica. Hace falta que el Gobierno y la izquierda abandonen el corsé del cálculo y vuelvan a hablar desde el corazón y la rabia. Más Puentes y menos Bolaños, menos trámites, más política. El país necesita una izquierda que marque la agenda, no que la comente. Un ejecutivo que presente una ofensiva total del Estado democrático frente a los intereses de poder. La Ley de vivienda con intervención real del mercado y sanciones a la especulación. Fin del privilegio fiscal de la Iglesia. Reforma integral de la Justicia para vaciar los despachos de poder de las élites judiciales. Vaciar de facultades al CGPJ. Control público de los sectores estratégicos y precio máximo para la energía. Derogación de cada resquicio neoliberal que aún ahogue los derechos sociales. Porque no se combate a la ultraderecha desde el centro, sino desde el coraje. No con tibieza, sino con política, con alma, con palabras que toquen el nervio de la gente que dejó de creer. Todos y todas cabemos. Que Irene Montero y tantas voces incómodas sirvan de espejo de lo que falta: convicción, lenguaje de clase, y una emoción política que sepa arrastrar.O la izquierda vuelve a ser útil, y valiente, o será historia. O Pedro Sánchez recobra la mirada de tigre o está muerto políticamente. La Izquierda va a fenecer, sí, y no por la fuerza de la derecha, sino por su propia resignación.