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“Me muevo en conciencia: ni el Ibex, ni ningún poderoso, ni ningún director de periódico”

El expresidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, en el Congreso.

Irene Castro

José María Barreda (Ciudad Real, 1953) dice que está fuera de las batallas internas que reconoce que existen dentro del PSOE. Defiende la abstención de todo el grupo parlamentario para evitar terceras elecciones. “No es entregarle el Gobierno a Rajoy”, asegura, pero admite que los socialistas tendrán que hacer “pedagogía” por una decisión que han tomado “tarde y mal”. 

El expresidente de Castilla-La Mancha fue uno de los primeros diputados que, tras la investidura fallida de Rajoy, admitió que el 'no' de los socialistas no podría perpetuarse para siempre. Ahora reconoce que es una decisión que han de acatar los 84 diputados del PSOE, no solo once como reclama parte del grupo parlamentario, pero afirma que expulsar a los díscolos no es la solución.

¿Por qué es mejor dejar gobernar a Mariano Rajoy que jugársela en unas nuevas elecciones?

Hay varios tipos de razones. Unas de carácter general que pueden parecer demasiados amplias y por eso poco importantes. Creo que tal vez por esa circunstancia hay que tenerlas en cuenta. La inmensa mayoría de los españoles no quiere terceras elecciones. Hay que reconocer que el electorado se ha manifestado ya dos veces en elecciones generales más las gallegas y las de País Vasco en muy poco tiempo. En cada ocasión esas elecciones han dado el resultado que conocemos. 

Desde diciembre a junio, el PP ha conseguido aumentar su ventaja y la derecha ha ampliado su apoyo en este Congreso mientras que la izquierda en general ha disminuido. Hemos conocido los resultados de País Vasco y Galicia, donde el PP ha conseguido mayoría absoluta y conocemos también las encuestas. Eso hace pensar que es posible e incluso probable que el PP aumente esa ventaja y se acerque o incluso aumente la mayoría absoluta. Eso sería muy malo. Ahora el PP está en minoría y se puede condicionar mucho o poco pero en todo caso algo. Se puede hacer un uso inteligente de la correlación de fuerzas que hay en el Parlamento.

El planteamiento podría hacerse de otra manera y entonces se entiende mejor: no se trata de entregar el Gobierno a Mariano Rajoy, se trata de evitar unas terceras elecciones que serían un llamamiento a la desmovilización y, por tanto lesivas para la democracia. 

¿Va a quedar manchado el PSOE?manchado

No, creo que no. Habrá que hacer pedagogía política porque es evidente que mucha gente no está comprendiendo nuestra posición. Es razonable que mucha gente no la comprenda y tenemos que hacer autocrítica: lo hemos hecho muy mal y tarde. Las posiciones que no se defienden no se ganan y creo que la noche electoral de junio, por no remontarme a diciembre, ya tendríamos que prever lo que iba a pasar.

A mí me hubiera encantado y hubiera sido partidario de un Gobierno transversal. Los intelectuales que firmaron un manifiesto pidiendo un Gobierno de PSOE, Podemos y Ciudadanos eran mi opción. Pero no fue posible porque tanto Ciudadanos como Podemos se rechazaban. Era una opción inviable. Hemos llegado a esta situación probablemente tarde y mal.

¿Qué les dice a los compañeros de bancada que creen que tras el Comité Federal tan convulso del 1 de octubre lo que había era un intento de desbancar a Pedro Sánchez?

Tendrían que explicarse ellos. A mí no me ha movido ningún tipo de cuestión orgánica ni de disputa interna, entre otras cosas porque no estoy en esa guerra. A estas alturas me muevo en conciencia: ni me mueve el Ibex 35, ni ningún poderoso, ni ningún expolítico por muy importante que haya sido, ni ningún director de periódico también por muy importante que fuera. No me mueve nada de eso. Me mueve mi conciencia.

A lo mejor hay quien no cree que estamos muchos compañeros que nos comportamos así, pero es la realidad. Que hay luchas, porque no soy ningún monaguillo ni me he caído del guindo, de poder y problemas orgánicos, evidentemente; pero estoy diciendo lo que me mueve a mí: me mueve, honradamente, haber comprendido que lo mejor para los intereses generales y los del PSOE es abstenernos. 

¿Comparte la cerrazón de rechazar que se abstengan solo 11 diputados? 

¿Por qué la califica de cerrazón si fue una decisión del Comité Federal del partido? Lo que no se puede hacer en ningún caso, pero mucho menos cuando hay crisis y disputa es saltarse a la torera tus propias normas. Podríamos haber planteado, o quien defiende esa posición, la podría haber planteado en el Comité Federal y que se hubiera votado.

Pero el Comité Federal adoptó una postura inequívocamente clara: el grupo parlamentario, no una parte, se abstendrá en la segunda votación. Tiene toda la legitimidad y hay que respetar las reglas del juego. Lo que no es serio ni aceptable democráticamente es participar en la elaboración de la voluntad colectiva, tener voz, tener voto, utilizar el voto y luego no aceptar el resultado si no te gusta. Eso no es de recibo. 

Pero ese es el caso del PSC.

Hay algunos que están diciendo que no van a hacer caso al Comité Federal. Espero que sean pocos. Pero es que ese fue el acuerdo. El otro día yo le recordaba a una persona que se pone muy digna y que discute la legitimidad del Comité Federal que la lista electoral por la que él o ella fue elegido o elegida la aprobó el Comité Federal. ¿Esa legitimidad vale entonces y no vale ahora? Un poco de rigor y seriedad. 

¿Entiende a quienes plantean que solo se mojen 11?

No. Podría haber sido así si se hubiera acordado así. Lo que no puede ser es que ni ocho secretarios generales, ni 17 ni aunque se hubiera reunido el Consejo Territorial, después del acuerdo del Comité Federal no tienen capacidad para cambiar la decisión. Esto no puede ser el ejército de Pancho Villa en el que cada cual hace lo que le da la gana o interpreta a su gusto las normas. 

¿Pero el grupo parlamentario no tiene una cierta autonomía?

No, no, no. El grupo parlamentario está obligado a hacer lo que le indica el Comité Federal. 

Pero indica dejar gobernar, no cómo...

No, no. Dice que se abstendrá el grupo parlamentario, no una parte, en la segunda votación. Lo que no puede ser es que después alguien tenga una ocurrencia y lo diga. No estoy negando la lógica y el interés que podría haber tenido la llamada abstención técnica: se hubiera diluido la posición del PSC, hubiese sido más fácil para los que quieren votar que no... Pero, primero, no se adoptó esa decisión en el Comité Federal y, segundo, hay que atenerse a las reglas del juego. 

¿Qué habrá que hacer con los diputados que van a votar que no?

Desde mi punto de vista, paciencia y pedagogía. 

¿No expulsarles?

No, desde mi punto de vista no. Si usamos un símil futbolístico, antes de la tarjeta roja hay tarjeta amarilla, otra, les puedes apercibir; pero sacar la tarjeta roja está fuera de lugar. 

¿Qué debe hacer Pedro Sánchez?

No sé. Eso pregúnteselo a Pedro Sánchez. 

¿Votará que no?

No lo sé.

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