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Esperando a la ministra... desde la nave de la chatarra

Esperando a la ministra... desde la nave de la chatarra

EFE

Barcelona —

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Contrariados, indignados, enfadados. Con esa rabia que solo dan los plantones se marchaban el centenar de senegaleses que hoy esperaban, sin éxito, la visita de una ministra de su país a la nave que alberga el mayor asentamiento de africanos de Barcelona y el epicentro del comercio de chatarra en la ciudad.

Habían limpiado, adecentado y recogido el patio central del complejo de naves situadas en la calle Josep Pla de Barcelona, en el barrio barcelonés del Poblenou, para recibir a la ministra de Senegaleses en el Exterior, Seynabou Gaye Touré, evento que había movilizado a compatriotas de otras localidades catalanes, como Calella (Barcelona) o Salou (Tarragona).

Sin embargo, la ministra ha excusado su presencia en el mayor asentamiento de africanos de Barcelona, aduciendo que había sufrido una súbita indisposición, tras una reunión que esta mañana ha celebrado con responsables de Inmigración del Ayuntamiento de Barcelona.

Los senegaleses no han podido enseñar a su ministra la gran nave industrial -con servicios y hasta “restaurantes”- que en los últimos dos o tres años han convertido en epicentro de la compra-venta y reciclaje de chatarra que recogen por las calles de Barcelona, comercio que permite malvivir a un millar de africanos en la ciudad.

No han podido mostrarle los rincones que han convertido en sus dormitorios, los recintos que han habilitado como “restaurantes-comedores colectivos”, los espacios en los que, a modo de almacenes industriales, se acumulan toneladas de chatarra a la espera de ser vendidas en este complejo de naves industriales abandonadas que diariamente alberga, de promedio, a unas 700 personas, según los cálculos de portavoces de la comunidad.

Sobre la nave pesa una petición de desalojo presentada en el juzgado por su propietaria -una inmobiliaria- que, de ejecutarse, amenaza con dejar en la calle a centenares de personas que, abandonados a su suerte y sin techo, pueden convertirse en una auténtica bomba de relojería, han explicado a Efe portavoces de la comunidad.

Los africanos afincados en la nave de Josep Pla creen que el ayuntamiento ha “mirado hacia el otro lado”, por falta de recursos públicos, mientras en los últimos dos o tres años se iban instalando masivamente inmigrantes en el recinto industrial, y ahora ha aprobado un plan para erradicar los asentamientos del Poblenou que, en realidad, no garantiza soluciones para sus ocupantes.

Por ese motivo, algunos de los que malviven en las naves no pueden evitar ver la mano del ayuntamiento tras la súbita indisposición que ha impedido a la ministra senegalesa visitar las naves, un acto que ha movilizado a representantes de asociaciones vecinales y entidades del barrio, y al que ha acudido el concejal de ICV en el consistorio Ricard Gomà.

“Si la ministra no puede sacrificarse y venir a vernos no se merece el dinero que está cobrando. Es una vergüenza. Su gente está aquí, no en el ayuntamiento”, protestaba, megáfono en mano, Arouna Diatta, uno de los portavoces de la comunidad que esta mañana vestía con un traje chaqueta y una impecable corbata.

Aun más airados si cabe, el grupo de senegaleses venidos de Calella -una de las localidades catalanas con más inmigrantes de origen africano- han abandonado la nave industrial por uno de sus estrechos accesos rumbo al hotel en que se aloja la ministra, con la intención de concentrarse para protestar por el “plantón”.

Otros, ajenos a la frustrada visita institucional, han seguido su diario deambular por las basuras en pos de su única herramienta de trabajo: ese carrito de supermercado en el que recogen cables, electrodomésticos rotos, todo tipo de trastos reciclables que los ciudadanos de la Barcelona olímpica ya no quieren.

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