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Las negociaciones de PP y Ciudadanos con Vox en Andalucía escuecen en Europa en pleno año electoral

Santiago Abascal, Pablo Casado y Albert Rivera.

Andrés Gil

¿Qué hacer con la extrema derecha? Su discurso, su agenda, su narrativa, parece que no deja de calar en los partidos europeos, ya sea por la política migratoria, la de seguridad; el soberanismo patriótico o la impugnación del feminismo. Y, ante eso, hay dos opciones: dejarse seducir por ese discurso o hacerle frente; pactar con quienes lo plantean para alcanzar gobiernos o renunciar a esos votos.

En España, el PP y Ciudadanos lo tienen claro: agitan la bandera, hablan de efecto llamada en relación con la migración y aceptan que se revisen las políticas de género con el fin de alcanzar el Gobierno de Andalucía con los votos de Vox. 

De momento, Vox ha lanzado un órdago a PP y Ciudadanos, y ha pedido renunciar a la autonomía andaluza a cambio de apoyar la investidura del candidato popular, Juan Manuel Moreno Bonilla. La formación ultraderechista ha enviado un documento de máximos a los populares que incluye la devolución de competencias en Sanidad, Educación y Justicia al Estado; deportar 52.000 inmigrantes, derogar leyes de igualdad y de memoria y trasladar el Día de Andalucía del 28 de febrero al 2 de enero, “conmemoración de la Reconquista” por la toma de Granada en 1492.

Ahora es Andalucía, pero está por ver qué pasará a partir de mayo de 2019, tras las elecciones europeas, municipales y autonómicas. De momento, PP y Ciudadanos abonan el terreno para el entendimiento con Vox con vistas a ese 27 de mayo en el que puedan estar en disposición de gobernar autonomías y ayuntamiento reproduciendo ese pacto de tres.

El modelo no es nuevo en Europa, aunque tanto Angela Merkel en Alemania como Emmanuel Macron en Francia han renegado de él tradicionalmente.

Ya lo ensayó el liberal Charles Michel en Bélgica con el apoyo de los soberanistas flamencos del N-VA, que finalmente estalló en diciembre por el Pacto Mundial de las Migraciones. También lo había ensayado previamente Silvio Berlusconi, miembro del Partido Popular europeo, con la Liga Norte o Alianza Nacional. Del mismo modo que lo ensaya en la actualidad otra joven realidad del PPE, el austriaco Sebastian Kurz, que gobierna con la extrema derecha. Una extrema derecha que, así mismo, mantiene al borde de la repetición electoral a Suecia.

Pero en apenas cinco meses, populares, S&D, liberales, verdes y la izquierda se medirán entre sí y con la extrema derecha para definir quién gobernará la Comisión Europea; quién el Consejo Europeo; quién el Parlamento Europeo; y con quién habrá que pactar cargos como el del presidente del BCE. Y no sólo sus puestos principales, sino los secundarios.

Y, ante ese panorama, en Europa recelan de fotos con la extrema derecha; prefieren aparecer como antagonistas que como colaboradores o aliados.

La Comisión Europea, por su parte, reafirmó este lunes su compromiso con “la igualdad entre hombres y mujeres” ante el discurso de Vox impugnando las leyes sobre violencia machista en España. Un discurso que está calando en el PP, y que también preocupa al Gobierno francés de Emmanuel Macron, aliado de Albert Rivera y Ciudadanos, partidos que concurrirán de la mano a las europeas del 26 de mayo.

“Las declaraciones de Vox sobre los derechos de las mujeres son preocupantes”, ha declarado a su llegada al Consejo de Asuntos Generales la ministra de Asuntos Europeos francesa, Nathalie Loiseau.

“Cada país tiene sus especifidades”, ha dicho Loiseau, “y cada partido toma sus propias decisiones”. Y en el caso español, el futuro gobierno andaluz, de PP y Ciudadanos, va a depender de Vox: “Entenderán que como miembro de un gobierno y un partido como La République En Marche [aliado de Ciudadanos], que ha luchado contra la extrema derecha en las últimas elecciones presidenciales, para mí no puede haber ningún compromiso con un partido de extrema derecha con valores opuestos a los nuestros”, ha insistido Loiseau a preguntas de la corresponsal de la Cadena SER en Bruselas, Griselda Pastor.

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“He escuchado las primeras declaraciones de los representantes de Vox”, ha proseguido Loiseau, “que quieren dar marcha atrás sobre los derechos de las mujeres. Lo encuentro muy preocupante, y creo que se debe hacer todo lo posible para combatir ese tipo de extremismo”.

Desde Vox, su número tres, Rocío Monasterio, responde “al francés” recordando la guerra de independencia al son de Rocío Jurado.

No hace tanto, a finales de septiembre, Albert Rivera, Matteo Renzi, Guy Verhofstadt y el jefe del partido de Macron publicaron un manifiesto para “rescatar la UE de los Salvini y los Orbán”. Levantaban la bandera del europeísmo de una arquitectura institucional de la UE refundada como antagonista al repliegue nacionalista que reclama la extrema derecha europea creciente.

“No queremos dejar ninguna piedra sin remover”, decían: “Estamos listos para reformar los tratados si la refundación de Europa lo requiere. Estamos listos para seguir adelante a pesar de los bloqueos: todos deben poder avanzar a su propio ritmo. Juntos, queremos una Europa más fuerte, por lo que nos comunicamos con quienes desean comunicarse con nosotros en este camino. Estamos listos para superar las estructuras políticas existentes si resultan ser obstáculos. Estamos comprometidos con esta refundación de Europa se lleva a cabo por las mujeres y los hombres que representan a su país, de oeste a este, de norte a sur: los aficionados europeos, decididos a participar en este proyecto histórico, a diferencia de los otros que están contenidos ser un miembro”.

Y sostenían: “No se trata solo de superar de una vez por todas las divisiones que han caracterizado a la política europea en los últimos años y que han llevado al callejón sin salida actual; se trata de reafirmar con firmeza que todos los Orban, Le Pen, los Salvini de Europa no pueden hacer otra cosa que incriminar a la Unión, acusarla de todos los males sin proponer nada constructivo, sin siquiera acordar una respuesta única. Si quieren destruir, nuestro trabajo es proponer”.

El propio Rivera dijo a mediados de diciembre en Bruselas: “El acuerdo pasa por partidos que creen y apoyan la Constitución y partidos que tienen un proyecto común para Europa, la solución no es destruir Europa, no es ir con Wilders (líder de la extrema derecha holandesa) o Le Pen (dirigente del Agrupación Nacional francesa), es ir con Macron”. De momento, quien se sienta a negociar con Vox es el PP; pero Ciudadanos también se beneficiará de sus votos para gobernar Andalucía.

Bruselas, por su parte, ha reafirmado la “absoluta prioridad de la igualdad entre hombres y mujeres” ante el discurso de Vox asumido por el PP. “Nunca comentamos los acontecimientos a escala local o las elecciones regionales”, aseguró el portavoz de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, al ser preguntado sobre si el Ejecutivo comunitario teme que la exigencia de partidos de extrema derecha como Vox de modificar las leyes contra la violencia machista en España suponga una regresión de derechos a escala europea.

La Comisión reconoce que son asuntos “que se están discutiendo”, si bien puntualiza “que aún no se han producido”; y, en todo caso, se remite a “los valores europeos. A escala europea, reiteramos que para nosotros los derechos fundamentales como la paridad, la igualdad entre hombres y mujeres, sigue siendo una prioridad política absoluta”, ha subrayado el portavoz comunitario: “Esta Comisión ha hecho un trabajo excepcional para promover la igualdad entre hombres y mujeres a todos los niveles”.

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