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Sánchez advierte de que “España no se va a romper” y enarbola el “patriotismo social” frente a la derecha

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, este sábado en el Congreso de los Diputados durante su intervención en la primera jornada de su investidura como presidente del Gobierno. EFE/Emilio Naranjo

Irene Castro

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“No se va a romper España, no se va a romper la Constitución, aquí lo que se va a romper es el bloqueo a la mayoría progresista elegida democráticamente”. Así ha comenzado Pedro Sánchez su discurso de investidura para el Gobierno de coalición con Unidas Podemos que saldrá adelante con los votos de ambas formaciones, el apoyo de varias fuerzas minoritarias y la abstención de ERC, con quien los socialistas han llegado a un acuerdo para la creación de una mesa de gobiernos para poner fin al “conflicto político” en Catalunya. A la senda política y el fin de la judicialización ha dedicado Sánchez buena parte de su intervención, pero también ha enarbolado la bandera del concepto de “patriotismo social” frente a la derecha, a la que ha reclamado que “renuncie al sectarismo” y el “insulto”.

En el inicio de su discurso, Sánchez ha defendido la coalición progresista que ha alcanzando con Pablo Iglesias y que ha reconocido que no fue posible hace unos meses y ha reprochado a PP, Ciudadanos y Vox que se erijan como los únicos defensores de España: “Se equivocan quienes desde la bancada de la derecha ponen en duda el compromiso de la izquierda con España”. “Menos se entiende que agiten los peores presagios sobre el porvenir de España y se nieguen a evitarlos. No comparto sus temores; pero si no son fingidos no alcanzo a entender que no muevan un dedo para evitarlos”, ha continuado.

A partir de ahí, Sánchez ha desgranado lo que para él significa la defensa de España más allá de envolverse en la bandera en lo que ha definido como el “patriotismo social”. “España es la educación de nuestros hijos, las pensiones de nuestros mayores, el cuidado sanitario de nuestros familiares”, ha resumido Sánchez, que ha puesto también como ejemplo las pensiones o la seguridad. Frente a la irrupción de la extrema derecha de Vox, Sánchez ha asegurado que impulsará un marco normativo que ataque los discursos y delitos de odio. “Este será un Gobierno que enarbolará y hará honor a nuestra bandera, nuestras banderas, pero jamás se camuflará tras ellas para herir u oprimir a otros compatriotas”, ha expresado más adelante.

Recibido en pie por la bancada socialista y también por la que lidera Pablo Iglesias, Sánchez ha defendido la “libertad” como uno de los pilares en los que se sustentará la “coalición progresista”. Una libertad que entiende debe proteger algunos de los principios que la extrema derecha pone en cuestión. “Una libertad plena, incompatible con el machismo, con la homofobia, con la xenofobia o con el racismo; una libertad para realizarse sin sufrir discriminación y menos aún violencia por el hecho de ser mujer”, ha enumerado Sánchez, que ha aprovechado ese momento para manifestar su oposición a la “ley mordaza” y su intención de poner en marcha una normativa que avale la eutanasia.

Otro de los ejes de la coalición que liderará Sánchez ha sido el de la cohesión territorial. Es un capítulo que ha merecido especial relevancia en las semanas previas por la negociación con ERC, que prevé avalar la investidura con su abstención tras el acuerdo suscrito con el PSOE. Aunque Sánchez no ha profundizado en su negociación con los republicanos catalanes, ha asegurado que el “conflicto político” en Catalunya es una “crisis heredada” que el futuro Ejecutivo abordará desde el “diálogo” dejando atrás la “judicialización” y que “tanto dolor ha causado”. Lo que ha reiterado en varias ocasiones es que el diálogo estará siempre enmarcado dentro de la Constitución.

“Necesitamos recomenzar” en Catalunya

“Hay que retomar la única vía posible, que es la política; la del diálogo, la negociación y el pacto”, ha proseguido Sánchez, que ha matizado que todo ello estará “amparado por nuestra Constitución”. Ese ha sido uno de los momentos en los que la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, ha tenido que llamar al orden por el murmullo que se ha suscitado en el hemiciclo.

Sánchez ha reconocido que en Catalunya hay un “sector amplio” de la población que siente que existen “agravios” desde la Administración central al igual que en el resto de España al igual que hay sectores catalanes que se sienten “ignorados” por sus instituciones autonómicas. El aspirante socialista también ha asegurado que hay en parte de España un “rechazo a las acusaciones que vierten algunos líderes independentistas sobre la España constitucional”. “Yo me incluyo entre ellos”, ha aseverado. Para el PP esa aseveración del socialista supone la asunción de que “hay dos bandos”.

Frente a esa situación, Sánchez ha apostado por “recomenzar” y “retomar” el diálogo para abordar el conflicto que ha insistido en que tiene una “naturaleza política” por lo que debe abordarse desde la política y no por la vía judicial. En el fin de ese apartado, ha señalado que la resolución de la crisis puede prolongarse en el tiempo, pero se ha comprometido a que el futuro Ejecutivo trabajará con “paciencia, templanza y empatía”.

Sánchez ha continuado su exposición con unas referencias a la España vaciada tras haber prometido en campaña un ministerio específico para abordar el reto demográfico. “No podemos permitir que nadie sufra discriminación añadida porque proceda del mundo rural”, ha expresado el candidato socialista, que ha adquirido varios compromisos en materias de infraestructuras con los partidos minoritarios, como Teruel Existe o el BNG, a cambio de su 'sí' a la investidura.

El grueso del discurso, que se ha prolongado durante aproximadamente dos horas, ha proseguido con el minucioso repaso a las cincuenta páginas del pacto programático con Unidas Podemos. La acción del Gobierno de coalición se regirá en cuatro ejes fundamentales, según ha explicado: la justicia social, defensa de los servicios públicos, la libertad y la cohesión territorial.

Un discurso socialdemócrata con guiños a los de Iglesias

En lo económico, el de Sánchez ha sido un discurso socialdemócrata y crítico con algunos mantras neoliberales, con guiños a las posturas izquierdistas de sus socios de Unidas Podemos, informa Marina Estévez. Así, ha dejado claro que creen “en una economía social de mercado” pero no “en una sociedad de mercado”, porque “no se puede entregar al mercado la salud, la seguridad, el porvenir, la vida de las personas”, ha advertido. “El dinero no siempre está mejor en el bolsillo de los que poseen una fortuna, sino en los servicios públicos”.

Tras recordar su intención de elevar impuestos a las mayores rentas y reforzar el control de sociedades de inversión como las sicavs, ha afirmado que la clase media no sufrirá una mayor presión fiscal. También se ha referido a la intención de implementar un ingreso mínimo vital y de derogar la reforma laboral así como de prohibir por ley futuras amnistías fiscales (tras admitir nada más llegar a Moncloa que no podía cumplir con su promesa de dar a conocer los nombres de los amnistiados por Mariano Rajoy).

El carácter social del Gobierno de coalición es en lo que más énfasis ha puesto el aspirante a la presidencia, que ha defendido el “blindaje constitucional del sistema público de servicios sociales como cuarto pilar del estado del bienestar”. El aumento de las cuantías para las ayudas al sistema de dependencia, el fin de la Lomce, la lucha contra la emergencia climática, el rechazo rotundo a la gestación subrogada son algunas de las medidas que ha desgranado.

Uno de los momentos más aplaudidos desde la bancada socialista ha sido el recordatorio que ha hecho Sánchez de la exhumación de los restos de Francisco Franco del Valle de los Caídos, que ha sido uno de los símbolos de sus dieciocho meses de mandato desde la moción de censura. Ahora se compromete a devolver los bienes “expoliados” durante el franquismo a sus “legítimos propietarios” y a la inmediata recuperación para el patrimonio público en el caso del Pazo de Meirás, tal y como figura en el documento pactado con Unidas Podemos. También ha aludido a la intención de devolver los bienes inmatriculados ilegítimamente por la Iglesia a partir del listado que ha elaborado el Ministerio de Justicia.

Llamamiento a un tono conciliador en la política

Al finalizar la explicación del plan de gobierno de la coalición, Sánchez ha insistido en que será una “prioridad” el diálogo “dentro de la Constitución” para abordar el “conflicto político” en Catalunya a través de la mesa de gobiernos bilateral pactada con ERC y ha hecho una alusión a su acuerdo con el PNV: “Colaboraremos con el Gobierno vasco en el cumplimiento de las transferencias pendientes del actual Estatuto, y en la renovación que del mismo quiera hacer el Parlamento vasco”.

Sánchez finalizado su intervención con un llamamiento al tono conciliador en la política, pero al que las bancadas conservadoras han respondido con un conato de abucheo. “Lo único que les pido es que no contribuyamos con nuestras palabras a que la convivencia se resienta. No traslademos desde esta tribuna más división a la calle, más discordia a las empresas, más desencuentro a las familias. Eso también es patriotismo”, ha zanjado.

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