En Sudán del Sur le hacen cosquillas al conflicto

“Kilkilu Ana” significa cosquillas en el dialecto del árabe que se habla en Yuba, pero es también el nombre de un grupo humorístico que desde hace cinco años hace a los sursudaneses reírse del conflicto y de sus avatares diarios para sacarles de la frustración de los problemas diarios.

Cada semana, cinco humoristas se presentan en el centro cultural Nyakurun, en el corazón de Yuba, y durante 20 minutos se despachan a gusto hablando de la corrupción, el nepotismo, los policías de tráfico, las costumbres tribales y casi todo lo que hace sufrir a la gente por la ausencia de paz y estabilidad.

Acudir a la actuación semanal de cada jueves cuesta 200 libras sursudanesas (menos de un dólar) y a ella asisten alrededor de un millar de personas de diferentes partes de este país que con ocho años de independencia es el más joven del mundo.

La actuación sale también por las ondas de las radio Bahkita, de la iglesia católica, y de la misión de la ONU, Miraya FM Radio, y la televisión pública transmite los espectáculos del grupo, de forma que sus seguidores pueden verlos dentro y fuera del país.

Kilkilu Ana nació pocos meses después del estallido de la guerra en el sur del país en 2014, cuando un grupo de jóvenes humoristas y actores pensaron hacer un aporte a la reflexión sobre los problemas de la paz y la convivencia social a través de la comedia.

Con su lema “ama, aprende y vive”, buscaban hacer más llevadera la vida de una población que desde 2013 y hasta el año pasado ha estado sumida en una guerra que ha dejado decenas de miles de muertos y al país en crisis crónica.

El humorista Dhieu Lual Aken, uno de los fundadores del grupo, dijo a Efe que el objetivo de crear Kilkilu Ana era difundir un mensaje de amor entre los sureños y compartir valores como el de la educación y el respeto a la vida.

“El grupo ha podido contribuir a difundir a la cultura de paz y la convivencia, y el rechazo a la guerra y el discurso de odio”, dijo Aken.

“Kilkilu Ana” ha participado en campañas nacionales de solidaridad con las víctimas de la guerra, ha hecho donaciones a desplazados por la guerra y a discapacitados y es habitual en eventos organizados por la misión de la ONU en los campamentos de protección de civiles en la capital.

Otro de los pioneros del grupo, Isac Lumuri, destacó a Efe que “la comedia es un factor unificador de todos los colores”.

“Los mensajes que damos refuerzan la paz y la unidad y llega a una nueva generación de público interesada en lo que hacemos”, indicó Lumuri.

Y según los humoristas el mensaje tiene un efecto real en la vida de la gente.

Se han reído de los crímenes de pandillas de “niggers” que empezaron a proliferar hace unos meses en Yuba, y ahora aseguran que este tipo de sucesos han bajado.

También abordan asuntos como el matrimonio de menores, con una pieza en la que se ríen de una familia que obliga a su hija a casarse con un líder del ejército a cambio de dinero y vacas, y eso ha generado conciencia.

Martim Mayom, un espectador de 28 años, asegura que las obras le hicieron darse cuenta de “los peligros del matrimonio temprano y la privación de las chicas de la educación”.

“Convencí a mi padre que mi hermana siga sus estudios y me encargo yo de pagar el costo del colegio hasta que se gradúe de la universidad”, dice.

En el grupo son conscientes de que han provocado un cambio en las vidas de mucha gente que acude a sus espectáculos. Para Aken, la fama que ha logrado el grupo es evidencia de ello.

“Ha bajado el estado de frustración en que vivía la gente”, dijo.

Para Viola Darios, una seguidora del grupo de 25 años, el grupo “da mensajes positivos en un marco cómico e interesante”

Pero además, “es el único sitio de entretenimiento aquí en la ciudad”, afirmó.

Atem Simon Mabior