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El clérigo chií sigue sumando apoyos para formar gobierno en Irak

El clérigo chií sigue sumando apoyos para formar gobierno en Irak

EFE

Bagdad —

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El clérigo chií Muqtada al Sadr, ganador de las elecciones parlamentarias del pasado mayo, ha llegado a un acuerdo con el primer ministro en funciones, Haider al Abadi, para crear una coalición y formar gobierno, después de conseguir el apoyo de otras fuerzas políticas.

En una rueda de prensa conjunta celebrada en la ciudad de Nayaf, a 170 kilómetros al sur de Bagdad, Al Abadi y Al Sadr anunciaron una alianza entre la lista apadrinada por el clérigo, que fue la más votada y obtuvo 54 escaños, y la del jefe del Gobierno saliente, que consiguió 42 diputados y es la tercera fuerza del Parlamento.

Al Abadi, que es también chií pero integró a suníes en su lista, afirmó que la alianza es transversal entre las diversas sectas religiosas del país y está “abierta” al resto de fuerzas políticas, algunas de las cuales ya han llegado a acuerdos con Al Sadr en las pasadas semanas.

El popular líder religioso, que no optó a un escaño en el Parlamento pero apadrina la lista Sairún (Marchamos, en árabe), señaló que Irak se dirige hacia la formación de un gobierno “tecnócrata”.

Además de conseguir el apoyo del primer ministro y su lista Al Nasr (La Victoria), Al Sadr ya había logrado una alianza con el grupo proiraní Al Fath (La Conquista), la segunda fuerza más votada con 47 escaños y que está liderada por Hadi al Ameri, cabecilla de una milicia apoyada por Teherán.

En las pasadas semanas, Al Sadr también había llegado a pactos independientes con La Alianza Nacional del vicepresidente Iyad Alaui, que se hizo con 21 escaños, y con Amar al Hakim de la corriente Al Hikma (La sabiduría), con 19 escaños.

Todos esos partidos sumarían 183 diputados, por encima de los 165 que representan la mayoría absoluta en la Cámara de 329 escaños.

El analista político Abdelaziz al Yaburi dijo a Efe que Al Sadr necesita del apoyo de Al Abadi “para hacer frente a las críticas contra él después de su alianza con Al Ameri, que no es aceptada a nivel nacional ni internacionalmente, lo cual podría privar al futuro gobierno del apoyo árabe y de otros países”.

Según el experto, la alianza con Al Abadi puede facilitar a Al Sadr un acercamiento a los bloques suníes y kurdos, ya que el clérigo chií “tiene como lema la formación de un gobierno que incluya a todos los iraquíes sin excluir a nadie”.

El pacto con Al Ameri, que tiene fuertes vínculos con Irán, no fue bien visto por otras facciones que rechazan la influencia del país vecino en la política iraquí, algo que Al Sadr también ha rechazado en el pasado.

Está previsto que en los próximos días el clérigo mantenga una reunión con todos los partidos y alianzas con las que ha alcanzado pactos por separado para tratar de formar un amplio bloque, que sería el más numeroso del Parlamento.

De ese bloque integrado por fuerzas chiíes quedaría excluido el exprimer ministro Nuri al Maliki (2007-2014), cuya lista Daulat al Qanun (Estado de Derecho) fue la cuarta más votada con 25 escaños, pero su imagen se ha visto ensuciada por los escándalos de corrupción y por su fracaso ante el grupo terrorista Estado Islámico (EI).

Al Maliki fue acusado de haber permitido a los extremistas ocupar amplias partes del país, ante el colapso del ejército y la policía, en junio de 2014.

Sin embargo, la formación de un nuevo gobierno podría verse obstaculizada por el recuento de votos de forma manual, proceso ordenado por el Parlamento y respaldado por la justicia iraquí después de las quejas por manipulación en el cómputo electrónico, que se realizó por primera vez en los comicios de mayo.

Para Al Yaburi, el recuento manual y los todos los procedimientos legales requerirán un tiempo, pero el analista considera que no cambiarán mucho los resultados que ya se conocen.

Las elecciones iraquíes, las primeras celebradas después de la derrota militar del EI en diciembre de 2017, se vieron empañadas por una baja participación y por las denuncias de fraude, lo cual ha llevado a algunas fuerzas políticas a pedir la repetición de las mismas.

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