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La falta de aliados lleva al PP a perder todas las votaciones relevantes del Congreso

Teodoro García Egea, Cuca Gamarra y Pablo Casado, en el Congreso.

Iñigo Aduriz

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“No hablan con nosotros”. “Parece que para ellos no existimos”. “Como en ocasiones hemos apoyado iniciativas del Gobierno, dan por hecho que no tienen nada que negociar con nuestro grupo”. Estas son algunas de las reflexiones que realizan diputados de distintas fuerzas de la oposición. Partidos de izquierdas, nacionalistas o independentistas que aseguran que el Partido Popular de Pablo Casado ni siquiera se pone en contacto con ellos cuando presenta iniciativas en el Parlamento para tratar de lograr su apoyo, como aseguran que sí ocurría cuando Mariano Rajoy estaba en el Gobierno.

Esta falta de comunicación transversal con otros grupos por parte del PP ha provocado que en la presente legislatura el partido de Casado haya perdido todas las votaciones relevantes de la Cámara Baja. No se refieren solo a proyectos claves, como los presupuestos o las votaciones claves, ni siquiera para la petición de comparecencias de ministros o para fiscalizar proyectos concretos acude el PP al resto de grupos parlamentarios, vigilado como está por Vox, que aún así insiste en que son más de lo mismo.

En las proposiciones de ley, mociones o solicitudes de comparecencia la formación conservadora tan solo ha recibido en ocasiones el apoyo de Vox y, a veces, de Ciudadanos. Una suma de las tres derechas –que en total alcanzan 150 de los 350 diputados del Congreso– insuficiente para poder poner en marcha esas iniciativas.

Todo ello a pesar del contexto en el que las fuerzas del Gobierno –PSOE y Unidas Podemos– están lejos de la mayoría absoluta. El PP podría conformar mayorías alternativas en el caso de negociar y, en algunas ocasiones, convencer a habituales socios del Ejecutivo con los que no ha tenido reparos en pactar en el pasado, como el PNV o PDeCat.

El imposible diálogo con los nacionalistas

Las relaciones con esas dos formaciones no están rotas del todo pero sí se han enfriado mucho en los últimos dos años, según distintas fuentes parlamentarias que ahora ven “inviables” los acuerdos con un PP que trata de mimetizarse con Vox desde la llegada de Casado a la presidencia del partido, situando a los nacionalistas como uno de sus grandes enemigos, a los que llama “filoetarras”, y planteando propuestas recentralizadoras.

Las cifras que arroja el registro del Congreso evidencian ese aislamiento parlamentario de los populares, que solo negocia abiertamente con Vox y Ciudadanos, sus socios en gobiernos autonómicos y municipales. De las 35 proposiciones de ley registradas por el Grupo Parlamentario Popular desde que comenzó la XIV legislatura, en diciembre de 2019, ni una sola ha sido aprobada. Todas han sido rechazadas en la admisión a trámite, han decaído o aún no se han sometido a votación del pleno.

De las más del millar de proposiciones no de ley registradas por el PP, tan solo ha conseguido sacar adelante 14 sin modificaciones y otras 76 tras incorporar enmiendas de otros grupos. Pero todas ellas salieron adelante en las distintas comisiones del Congreso, ninguna en el Pleno, el máximo órgano de decisión de la Cámara Baja.

La falta de aliados de los de Casado se reflejó en el último Pleno, el de esta semana, que se celebró el miércoles 13 y el jueves 14. La Cámara rechazó todas las enmiendas a la totalidad presentadas por el PP a los proyectos de ley sobre retribución del CO2 no emitido, de Memoria Democrática y de garantía integral de la libertad sexual, así como las distintas mociones e interpelaciones presentadas por los de Casado.

Algo similar sucedió en el Pleno que se celebró entre el martes 28 de septiembre y el jueves 30. Todas las votaciones que se realizaron fueron de enmiendas a la totalidad –que intentan evitar su tramitación– presentadas por el PP contra distintos textos legislativos, y todas ellas fueron rechazadas con una amplia mayoría.

Plenos aciagos para el PP

La formación conservadora no consiguió los apoyos suficientes para tumbar la proposición de reforma del artículo 49 de la Constitución para dejar de llamar “disminuidos” a las personas con discapacidad, tampoco logró desactivar la propuesta de Unidas Podemos para despenalizar los llamados delitos de opinión como las injurias al rey, ni frenó la reforma del Reglamento del Congreso de los Diputados para incorporar un nuevo Título XIV para la regulación de los grupos de interés o lobbies. El Pleno rechazó, asimismo, la pretensión del partido de Casado de echar abajo el Proyecto de Ley de garantía del poder adquisitivo de las pensiones.

El aislamiento del PP en el Parlamento también se reflejó gráficamente en las dos reuniones que celebró la Diputación Permanente, el órgano que sustituye al Pleno fuera de los periodos de sesiones, el pasado verano. En la del 21 de julio, la Cámara rechazó, después de más de cinco horas de debate, las 25 peticiones de comparecencias urgentes registradas todas ellas por los populares para que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, 13 de sus ministros actuales, exministros y otros altos cargos del Ejecutivo, como el exjefe de Gabinete de Sánchez, Iván Redondo, declararan ante la Cámara Baja en agosto.

El PP tan solo contó en algunas de las votaciones con el apoyo de PP, Ciudadanos y Vox, pero los partidos del Gobierno, el resto de la izquierda y las fuerzas nacionalistas e independentistas tumbaron todas las peticiones, entre ellas la referida al propio Sánchez, que los populares pretendían que acudiera al Congreso a explicar la remodelación de su Gabinete, que se había producido tan solo unos días antes. 

En la sesión de agosto, el PP sí logró sacar adelante tres solicitudes de comparecencia –las de la vicepresidenta tercera del Gobierno, Teresa Ribera, la del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, y la de la ministra de Sanidad, Carolina Darias– pero porque dichas intervenciones fueron aceptadas por el PSOE, el grupo mayoritario de la cámara, al ceñirse a tres crisis concretas: la de la subida de la luz, la salida de las tropas de Afganistán y la situación de la pandemia.

El aislamiento se profundizará, según fuentes parlamentarias

Pero los populares vieron de nuevo decaer el resto de sus propuestas. La Diputación Permanente de aquel 25 de agosto rechazó así las solicitudes de comparecencia en sesión extraordinaria del Pleno de Pedro Sánchez, y de la vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, en sesión extraordinaria de la comisión de su Departamento.

Asimismo, decayeron las peticiones de comparecencia en sesiones extraordinarias de comisión del ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños; la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto; la ministra de Hacienda y Función Pública, María Jesús Montero; la ministra de Política Territorial, Isabel Rodríguez; la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez; y la ministra de Justicia, Pilar Llop.

Portavoces de distintos grupos parlamentarios consultados por elDiario.es aventuran que el aislamiento del PP en el Congreso irá a más en los próximos meses por un lado por el permanente acercamiento de la dirección de Casado a los postulados de Vox –reflejado en su Convención Nacional de principios de mes– que aleja cualquier posibilidad de acuerdo con fuerzas de izquierda o nacionalistas. Y, por otro, porque se agudizará la batalla de las derechas a medida que se acerquen nuevas citas electorales, lo que provocará, según las fuentes consultadas, que el PP trate de marcar un perfil propio, distanciándose incluso de sus socios autonómicos, Vox y Ciudadanos.

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