Jorge Vilda reconoce que abordó al hermano de Jenni Hermoso para “normalizar la situación” tras el beso de Rubiales

Elena Herrera

12 de febrero de 2025 11:47 h

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El exseleccionador femenino de fútbol Jorge Vilda, que se enfrenta a una pena de un año de cárcel por un delito de coacciones, ha reconocido que durante el vuelo de vuelta de Sidney tras la final del Mundial abordó al hermano de Jenni Hermoso con el objetivo de “normalizar la situación” generada tras el beso que Luis Rubiales había impuesto en la boca a la jugadora durante la entrega de medallas del Mundial femenino.

Vilda ha explicado que se acercó al familiar para pedirle buscar una “fórmula” —que ella saliera a hablar o hacer “algún tipo de comunicación”— porque estaba preocupado por lo que podía “producir” en la futbolista la “carga mediática” generada por el beso. Ha negado que le advirtiera de posibles “consecuencias profesionales y personales” si no accedía a sus pretensiones, tal y como Rafael Hermoso dijo al juez. “Es falso”, ha dicho Vilda, que fue destituido tras el escándalo.

El exseleccionador ha comparecido como acusado en juicio contra el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) y su círculo de confianza por presuntos delitos de agresión sexual y coacciones. Durante el interrogatorio, ha tratado de confrontar la versión del hermano de la jugadora, que aseguró que Vilda le presionó para que convenciera a la jugadora para que saliera públicamente a restar importancia al beso que le había propinado el entonces presidente federativo.

Vilda ha reconocido ante el juez que sí habló con el hermano, aunque ha negado las coacciones. Ha asegurado, además, que lo hizo por iniciativa propia y en ningún caso a las órdenes de Rubiales. “En ningún caso le hablé de Rubiales o pensé en Rubiales”, ha aseverado. Además, ha afirmado que en el avión sí vio a la jugadora mirando el móvil y con la cara “un poco cruzada”, pero no vio “oportuno” hablar con ella. “No lo vi oportuno”, ha dicho antes de reconocer que “igual tendría que haber preguntado cómo estaba”.

Respecto al beso, ha mantenido que no lo vio, aunque sí escuchó “algún comentario” durante la celebración en el estadio, si bien era algo a lo que “nadie le estaba dando la mayor importancia”. Además, ha reiterado que él estaba preocupado por el estado de salud de su hija, aquejada de una apendicitis.

Niegan las coacciones

En la sesión de este miércoles también han comparecido los otros dos acusados a quien las acusaciones sitúan en el último escenario de las coacciones, la isla de Ibiza, donde una decena de jugadoras —Hermoso entre ellas— disfrutaron de unos días de vacaciones financiados por el Consell de Ibiza y empresarios de la isla.

El exdirector deportivo de la selección masculina Albert Luque dejó por escrito que Jenni Hermoso era una “mala persona” por no ayudar a Rubiales ante el “marrón más grande de su vida”, así como sus deseos de que se encontrara “solita, solita” en la vida, algo de lo que se alegraría. Luque ha admitido que fue “una respuesta desafortunada por un cúmulo de cosas”. Y ha mantenido que trató de hablar con la futbolista por la “amistad” que ambos mantenían al tiempo que ha reconocido que le envió un mensaje “desafortunado” después de que ésta se negase a hacerlo tras el beso que le propinó Rubiales.

El exresponsable de Marketing Rubén Rivera, por su parte, también ha negado su participación en las coacciones, así como que hablase con Rubiales o que éste le diese ningún tipo de indicación. Rivera, que solo ha contestado a su defensa, ha defendido que en Ibiza sólo se encargó de tareas logísticas. “Yo estaba a lo mío y todos sabían que estaba a lo mío. Era la única persona acompañando a 30 personas en un viaje de este tipo con las dificultades que eso conlleva”, ha afirmado.