Al redefinir a Vox como un partido de “extrema derecha” o de “ultraderecha”, el presidente nacional del PP, Pablo Casado, ha metido en un serio lío a su formación en Andalucía, que gobierna esta comunidad junto a Ciudadanos y sostenido por los 12 diputados de Vox. La formación de Santiago Abascal ha respondido, airada, que ni siquiera se sentarán a negociar los próximos Presupuestos andaluces hasta que Casado retire sus palabras, que consideran “una ofensa gratuita”.