CRÓNICA

El PP necesita un juez como Peinado para ajustar cuentas con Zapatero

17 de diciembre de 2025 22:05 h

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Con la atención centrada en el juicio del fiscal general y los casos de Ábalos y Koldo, Juan Carlos Peinado se había quedado arrinconado en una esquina, como el abuelo loco que insiste en contar a sus nietos que hay una gran conspiración de reptilianos a punto de hacerse con el control de la Tierra. En noviembre, la Audiencia de Madrid le había cerrado en las narices la puerta de la investigación de las ayudas a Air Europa. Ya era la segunda vez que ocurría y se suponía que sería la última. Pero no conocen la capacidad del juez de no escuchar a sus instancias superiores.

Peinado continuaba con la investigación de la ayuda que una asesora de Moncloa había prestado a Begoña Gómez en sus actividades profesionales. Tuvo que aguantar que la Audiencia se adelantara y decidiera, previo recurso de las defensas, anular la imputación del actual delegado del Gobierno en Madrid, como ya lo había hecho el Tribunal Supremo con su intento de que se imputara un delito al ministro Félix Bolaños. Su último paso es tan arbitrario como los anteriores. Otra nueva estratagema con la que meter las manos en –no hay suspense, es lo de siempre– el rescate de Air Europa.

La excusa sí es un ejemplo extremo de peinadismo. Un abogado adicto a las conspiraciones presentó un papel en su juzgado. Eduardo Martín-Duarte, que ya intentó relacionar a Gómez con una fortuna en República Dominicana, plantea ahora que ese dinero podría estar depositado en bancos turcos, aunque su origen real sea un banco ruso que está sometido a sanciones por EEUU y la UE. El nivel de fabulación requiere siempre incluir países extranjeros en la trama para que todo parezca más delictivo. Las pruebas son opcionales.

La palanca que emplea Peinado consiste en pedir a la UCO que analice este nuevo engendro generado por un profesional de las denuncias cuyas iniciativas ya han sido desestimadas en el pasado por la Fiscalía Anticorrupción o el Tribunal Supremo. Es una variante de la frase que utilizó Jorge Fernández Díaz, en este caso, con la versión 'esto la UCO te lo afina'.

En muchas de las investigaciones judiciales contra el Gobierno, el premio gordo consiste en recibir de la UCO un papel que genere una larga ración de titulares. La propia existencia de un informe en preparación de la unidad policial ha servido en ocasiones para generar interés. El juez pidió en noviembre a la UCO otro informe sobre los siete años de correos electrónicos incluidos en una cuenta de correo corporativa de Moncloa a nombre de Begoña Gómez. Según su defensa, es una cuenta que ella casi nunca utilizaba. La Fiscalía recurrió la medida a la Audiencia por considerarla “absolutamente desmesurada”.

Todas estas iniciativas de Peinado han ido transcurriendo al albur de las cambiantes declaraciones de Víctor Aldama sobre el rescate de Air Europa. La conexión con la esposa de Pedro Sánchez se inició cuando El Confidencial informó de un encuentro entre ella y Aldama en el bar de un hotel de San Petersburgo durante los días en que se celebró una reunión de la Organización Mundial de Turismo (OMT). La intención era presentarlo como un hecho sospechoso. El mismo Aldama restó importancia a ese contacto en declaraciones posteriores a los medios.

En un audio que Aldama envió a Koldo García en diciembre de 2020, que figura en el sumario, pero curiosamente no en los informes de la UCO, el comisionista negaba que Gómez tuviera algo que ver con la compañía aérea: “Sobre lo que me cuentas tú de Air Europa, que quieren vincular la operación de Air Europa, que si ha habido presiones con Begoña y tal, nada, nada, nada”. Aldama aseguraba que Gómez estuvo varias veces en la sede de Globalia, pero siempre para hablar de Wakalua, un centro de innovación turística promovido por Globalia y la OMT.

Cuando apareció ese audio con su voz, Aldama lo llamó “una cortina de humo” y dijo que desde luego que Begoña Gómez había presionado en favor de Air Europa. No aportó ninguna prueba.

Peinado ya se ocupa por su cuenta de cumplir la misión que se espera de él. El Partido Popular ha decidido que ha llegado el momento de que algún otro juez haga lo mismo con José Luis Rodríguez Zapatero. ¿Dónde está el juez Peinado que pueda aplicar al expresidente el mismo tratamiento que a Begoña Gómez? De momento, el partido no ha tenido suerte, pero eso no quiere decir que no lo vaya seguir intentando. La detención de un empresario amigo de Zapatero, que quedó después en libertad provisional, en relación con la empresa Plus Ultra, ha servido para la última ofensiva en la que no hay ningún escrúpulo para acusarle de cometer delitos.

Todo parte de una noticia de El Debate, dirigido por un gran amigo de Mariano Rajoy, según la cual el detenido, Julio Martínez, se reunió con Zapatero tres días antes de ser detenido. El artículo ofrecía fotos de Martínez –no confundir con el presidente de Plus Ultra, también detenido y con el mismo nombre y primer apellido– y de su coche cuando salía de casa. Se vieron “en un monte sin cobertura”, decía el titular en tono conspiratorio. Eso sólo quiere decir que no podían hacer llamadas con el móvil, lo que no parece muy delictivo.

Es la zona del Monte de El Pardo, un paraje natural muy cercano a Madrid. Fueron a primera hora de la mañana para correr, como han hecho en otras ocasiones junto a otras personas, y luego desayunaron en un bar.

La cita fue definida como una “reunión clandestina”, aunque Zapatero no tiene la obligación de anunciar previamente los encuentros con sus amigos. No habría sido menos 'clandestina' si se hubiera celebrado en una cafetería del centro de Madrid. Nadie se habría enterado, excepto ellos.

Zapatero ha negado tener nada que ver ni con la detención de Martínez, por mucho que fuera amigo suyo y que se reuniera con él unos días antes, como lo había hecho en otras ocasiones. Su respuesta ha sido afirmar que “es calumnioso insinuar que le advirtió de su detención, que fue para él una gran sorpresa”. También niega haber hecho ninguna gestión sobre el rescate de Plus Ultra, aprobado varios años después de su salida de la política.

El artículo dio vía libre al PP para lanzarse contra Zapatero. No con insinuaciones en tuits, sino con declaraciones públicas. “Sabíamos de sus negocios turbios con Maduro, pero hemos visto publicado que daba chivatazos a los investigados para que borrasen pruebas”, dijo Alberto Núñez Feijóo en un acto del PP de Madrid. Eso sería un delito, pero afirmarlo basándose en algo “publicado” no le parece nada temerario al líder del PP. Más aún teniendo en cuenta que ningún medio se había atrevido a afirmarlo en esos términos para no provocar que le pusieran una querella.

La portavoz del partido en el Senado, Alicia García, hizo la misma acusación: “Parece que Zapatero le dio el chivatazo al de Plus Ultra”. Con el “parece” siempre llegas lejos en política a la hora de hacer méritos ante los jefes.

Lo que no tiene el PP es un juez como Peinado que se atreva a convertir esas insinuaciones sin pruebas en una investigación judicial que pueda ir tirando con recortes de prensa y alusiones a “reuniones clandestinas”. Ni siquiera para ajustar cuentas con una de sus viejas obsesiones, la de hundir a Zapatero, el hombre que les ganó las elecciones de 2004 contra todo pronóstico. Es algo que no le perdonan.