La cadena irlandesa de ropa Primark, que colabora desde hace años con Organizaciones No Gubernamentales, se declaró hoy “entristecida” y “conmocionada” por la muerte de al menos 170 personas en el derrumbe de un edificio que albergaba varias fábricas textiles en las afueras de Dacca, en Bangladesh.
A través de un comunicado, la compañía confirmó que “uno de sus proveedores” ocupaba “la segunda planta” del edificio de ocho pisos que se vino abajo a primera hora de la mañana de ayer en la población de Savar, a 24 kilómetros al noroeste de la capital de Bangladesh.
En la nota, Primark recordó su colaboración con ONG y “otros minoristas” de la industria textil de ese país para revisar las condiciones de trabajo en las fábricas, lo que, en su opinión, debe ahora extenderse a la “seguridad de los edificios”.
“Mientras tanto -añadió la compañía-, el equipo de comercio ético de Primark trabaja en estos momentos para recabar información, determinar de qué comunidades provienen los trabajadores y ayudar en todo lo posible”.
Tras el derrumbe, que provocó cerca de un millar de heridos, el director de la Policía Industrial Mostafizur Rahmán acusó a los propietarios de las fábricas de ignorar las grietas que aparecieron en el edificio el martes, un día antes de la catástrofe.
“La Policía Industrial pidió a los dueños de las fábricas que paralizasen las operaciones tras descubrirse grietas -dijo Rahmán- pero ignoraron nuestras directivas y decidieron abrir sus unidades (el miércoles)”.
Algunos de los heridos en el accidente acusaron a los responsables de las fábricas de obligarles a trabajar.